Gracias por todo el amor a esta historia y por estar hace un año aquí. 🥹💚
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SeungMin dejó escapar un pesado suspiro mientras miraba el techo de su habitación en completo silencio. La casa estaba vacía, su madre estaba en el trabajo y su primo...
Seguro estaba con JunHan.
Pensar en eso solo hacía que su cuerpo se sintiera más pesado, como si tuviese sobre su pecho diez ladrillos de construcción que le impedían moverse y hasta le sacaban el apetito. Pero tampoco era capaz de hacer algo para quitar esa sensación de encima, porque no había nada por hacer. Sentía que nada podría librarlo de esa carga.
Decidió que no iría a clases. A pesar de que quería mantener una asistencia perfecta gracias a que era un becado y nunca dejaba de tener compromisos con otros estudiantes o profesores en diferentes proyectos, por primera vez, se permitiría tomar uno de los días libres que eran dados para casos de emergencia.
Y eso lo era. Su corazón era una emergencia.
Había pasado la noche en vela. Por más que se sentía cansado no lograba dormir, y cuando finalmente lo hizo, varios sueños lo atormentaron, donde las escenas de lo sucedido hace unas noches lo atormentaron. Ahora, con el sol en lo alto, eran las 10:00a.m. y definitivamente se había despabilado.
Luego de la fiesta no volvió a ver a nadie. JooYeon había quedado con JunHan en la habitación de este último, JungSu no se había apartado del chico artista que era el cumpleañero y Gunil lo había dejado en la puerta de su casa para después de marcharse a la suya. Por un momento pensó en llamar a Christopher y a Felix, invitarlos al cine, o a cualquier cosa para distraerse, pero habían dos problemas: estaban en clases y no sabía si aún estaban enojados entre ellos. Ni siquiera los había cruzado en la fiesta, y lo más probable es que si hubieran estado invitados, ya que toda la universidad lo estuvo.
Realmente no tenia animos para lidiar con problemas ajenos cuando estaba a punto de colapsar por los propios.
Pero necesitaba hacer una descarga. Liberar esa incomodidad en su cuerpo antes de que lo superara y ya no hubiera marcha atrás. Tal vez gritar, romper algo viejo.
Soltó un suspiro mirando la hora en su celular, había pasado casi cuarenta minutos desde que despertó. A pesar de las pocas energías que tenía, necesitaba por un momento tomar aire.
Por eso se levantó con pereza y salió de su habitación. Realmente no le interesó demasiado cuando, al salir de la casa, se encontró con varios vecinos mirándolo extrañados. ¿Y cómo no? Si aún llevaba su pijama puesto. Aún así, prefirió ignorar aquello y caminó algunos metros. No fueron demasiados, porque tenía un destino fijo. Por eso, cuando se paró frente a la verde puerta y golpeó está, esperó pacientemente a que lo recibieran.