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Una alarma suena a las 07:00 a.m., haciendo que un perezoso y cansado HyeongJun girara en la cama para alcanzar el celular sobre la mesita de luz. No necesitó mirar la pantalla, simplemente la desactivó con facilidad mientras se prometía a sí mismo que solo serían cinco minutos más y se levantaría. Su cuerpo estaba demasiado adormecido y aunque se esforzase en abrir los ojos lo único que conseguía era fruncir su ceño. Se sentía más pesado de lo normal y con suerte podía movilizar un músculo sin que este le doliese.

¿Por qué de repente se sentía así? Quizá estaba por enfermarse. Ahora que lo pensaba, el calor de los hornos en la academia pudo haberle hecho mal, realmente estuvo cerca de ellos y eso fue una actitud descuidada. O también podía ser que al regresar a casa ayer en la tarde la brisa era demasiado fresca y el auto iba con las ventanillas abiertas. Igual seguía siendo extraño, considerando que él era un nadador experto y ese tipo de cosas no afectaban su inmunología.

Soltó un quejido débil cuando sintió un pequeño bulto a su lado moverse, frunciendo su ceño y maldiciendo que no lo dejaran dormir tranquilo.

"Un momento", pensó.

Un pequeño dolor de cabeza se instaló en él al recordar que la noche anterior había estado llorando como no lo hacía hace mucho. Ahora entendía a que se debía su adolorido cuerpo y sus ojos que pesaban más de costumbre esa mañana. Con un poco de esfuerzo -más de lo correspondido- fue abriendo sus ojos lentamente, los cuales cerró al instante al ser golpeado por un rayo que ingresaba a través la ventana de su habitación.

―Agh, jodido sol ―maldijo en voz baja mientras cubría su rostro con su antebrazo.

Un nuevo movimiento se sintió a su lado y esta vez se asustó por un segundo, imágenes de lo sucedido la noche anterior apareciendo en sus recuerdos y dejándole en claro que no estaba solo. Pero más allá de quien estuviera acompañándolo, eso no fue lo que le importó. Bruscamente se sentó en la cama y con una enorme sonrisa miró a su escritorio. Ahí estaba, la Amapola de California, brillando intensamente con sus pétalos naranjas abiertos. La felicidad invadió por completo su cuerpo, sintiendo como todo cansancio de la mala noche se disipaba en cuestión de segundos. Era cierto, JooYeon no le había mentido.

JooYeon no le mintió.

Su mano derecha se estiró hacia atrás sin apartar la mirada de la flor, como si tuviese miedo de que desapareciera si la dejaba de observar. Buscaba a la persona que tenía que estar durmiendo a su lado; buscaba a JooYeon con la mano. Entonces lo encontró cuando sintió que tocó su pierna, la cual sin dudarlo movió un poco ansioso.

―Joo, despierta ―la sonrisa no desaparecía―, la flor, mira. ―Sintió que el bulto a su lado se movió nuevamente como las primeras dos veces y HyeongJun esperó una respuesta, pero no la obtuvo. Con su ceño fruncido decidió girar―. JooYeon, te estoy- ¡AH! ―La sorpresa fue tal que el brinco que dio hizo que cayera de la cama, totalmente sorprendido.

Su corazón estaba latiendo a mil mientras se aferraba a las mantas que habían caído con él al piso. Inconscientemente llevó una mano a su pecho intentando controlar su respiración. Definitivamente aquella no era la persona con la cual esperaba encontrarse.

―Como... mierda...

―¿JooYeon? ―interrumpió antes de que pudiese completar la frase, una sonrisa instalándose en sus labios.

Lo que menos esperaba Kwak JiSeok esa mañana cuando decidió despertar a su mejor amigo y darle la sorpresa de que había pasado por él para ir a la universidad juntos como todos los días, era escuchar el nombre del jardinero de la casa y ver como HyeongJun intentaba despertarlo a su lado como si fuese algo común o que no sorprendería a cualquiera. Y más aún, lo que intrigaba a JiSeok era saber por qué motivo el jardinero pasaría la noche en la habitación de su jefe, en la misma cama, como si esto estuviese permitido para todo el personal de la casa.

𝗔𝘀 𝗕𝗲𝗮𝘂𝘁𝗶𝗳𝘂𝗹 𝗔𝘀 𝗔 𝗙𝗹𝗼𝘄𝗲𝗿 - [ᴊᴏᴏʏᴇᴏɴ x ᴊᴜɴʜᴀɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora