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―Maldita sea

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―Maldita sea.

JunHan llevaba más de dos horas mirando su iPad, en ella tenia la lista de invitados al cumpleaños de JiSeok. Una lista que contaba con más de 500 invitados, excluyendo periodistas y fotógrafos. ¿De dónde sacaba tantas personas para invitar? Era un listado demasiado grande y, si bien entendía que se trataba del cumpleaños número 24 del famoso pintor "Gaon", el hecho de que más de 400 personas ya hubieran confirmado su asistencia lo abrumaba.

Esto no era algo simple. Se trataba de un desafío el cual no estaba dispuesto a aceptar porque lo consideraba muy pronto. Demasiadas personas serían las que probarían sus postres la noche de la celebración y aún no tenía ni idea de como lo lograría solo. Sin embargo, si todo salía bien, muchas personas hablarían de su trabajo y podría conseguir clientes potenciales para un futuro no muy lejano, como había dicho JiSeok.

Pero, ¿realmente quería esto para su futuro? No es que no amara la pastelería, lo disfrutaba tanto como la natación, pero la idea de poder manejar un negocio de esa índole sólo lo hacía sentirse confundido. Aún tenía que tomar la responsabilidad de la empresa de su madre, la cual parece que piensa ceder pronto y por eso apresura sus estudios universitarios.

¿Él manejando una empresa de diseño? Si lo veía desde ese punto, sonaba algo ridículo. Tenía buen instinto en la moda gracias a que su madre era una famosa diseñadora y durante los pocos momentos que pasaba a su lado se dedicaba a informarle sobre las nuevas tendencias. Pero más allá de eso y de algún que otro curso, no tenía mucho por aportar. Y de por sí consideraba una completa decepción el estar estudiando contabilidad cuando solo había pasado el primer semestre y ya sentía que le estaba yendo absolutamente mal y que aquello definitivamente no era para él.

Por otra parte, gracias a sus amigos, se había permitido fantasear con una pastelería profesional y conocida que fuera de su total pertenencia.  Hasta había pensado cuál sería el nombre perfecto para esta, que clase de trabajadores quería en ella, como la administraría y en qué parte de la ciudad estaría ubicada de forma estratégica. Sin embargo, y aunque en el fondo doliera aceptarlo, esto solamente se quedaría en eso: una fantasía.

Su destino estaba marcado, sería el sucesor de la famosa diseñadora Choi Areum y del imperio Han, el cual su padre había creado.

Además estaba la opción de que todo saliera absolutamente mal. Tal vez sus pasteles y postres no serían bien aceptados y terminaría con críticas destructivas que arruinarían su carrera aún sin iniciar. Entonces su vida estaría acabada y ya no podría volver a hornear algo, sus amigos estarían decepcionado y...

―No.

Agitó su cabeza con algo de fuerza para quitar aquellos pensamientos que lo habían invadido tan repentinamente. Se estaba adelantando demasiado a los hechos y estaba catastrofizando las cosas.

Suspirando con pesar buscó concentrarse nuevamente en su iPad y esta vez en las especificaciones de lo que su mejor amigo quería para esa noche. La lista iba desde dos pasteles de tres pisos decorados con crema de color verde agua y flores hechas con fondant que fueran con el concepto de la decoracion, hasta brownies, tartas, macarons y cupcakes de diferentes sabores, además de galletas personalizadas que serían entregadas al acabar la fiesta.

𝗔𝘀 𝗕𝗲𝗮𝘂𝘁𝗶𝗳𝘂𝗹 𝗔𝘀 𝗔 𝗙𝗹𝗼𝘄𝗲𝗿 - [ᴊᴏᴏʏᴇᴏɴ x ᴊᴜɴʜᴀɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora