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JungSu cerró la puerta detrás de sí, dejando encerrado a JooYeon con el hijo mayor de la familia Han. Una fría brisa recorrió su espalda que logró erizarle los bellos de la piel, arrepintiéndose de haber salido. Pero por nada en el mundo estaría en una conversación que no era de su incumbencia y que, al mismo tiempo, lo podía perjudicar.
Giró en su lugar, siendo golpeado por los primeros rayos de luz. El frío del amanecer era el peor, el sol no era lo suficientemente caliente para hacerlo entrar en calor y la noche parecía negarse a desaparecer por completo. Mirando el cielo, con sus primeros colores, lograba recordar que eran esos los momentos que lo ponían melancólico, aunque no entendía por qué. Solo sentía que era una nostalgia compartida entre muchas personas, como si se extrañara algo, aunque no fuese real.
Ignorando esos pensamientos que llegaban de la nada, soltó un suspiro para volver al lugar inicial de la fiesta. Como esperaba, ya casi no quedaban invitados y parte del personal de servicio se encontraba recogiendo los restos que fueron dejados. JungSu sabía lo que era cargar con tantas cosas y hacerse cargo de la limpieza luego de algún evento, en la cafetería donde trabajaba eran comunes las reuniones y siempre era él a quien le tocaba hacerse cargo. Por eso no se sintió incómodo de tomar una de las bandejas que habían sido abandonadas y comenzar a cargar en ella parte de la vajilla, siendo cuidadoso al saber lo costoso que podía ser.
Entrando en la cocina de la mansión, escuchó como esos trabajadores le agradecían por la ayuda desinteresada, sacándole una sincera sonrisa. Cuidadosamente quiso dejar las cosas en la bacha metálica, pero había cargado tantas cosas que tenía miedo de que fuesen a caerse. Por eso se sintió agradecido cuando alguien sujetó lo que comenzaban a resbalarse, sin poder ver de quien se trataba porque los trastes se lo impedían.
―En serio gracias, yo-
La suave risa de JiSeok se escuchó mientras le quitaba aquello para dejarlo donde correspondía. JungSu sintió sus orejas calentarse sin motivo aparente, por eso miró en otra dirección cuando el contrario volvió hacia él.
―Creí que ya te habías marchado.
―Yo, esto... ―Aclaró su garganta―. Quise venir a ayudar.
―Eso veo... ―JiSeok se acercó más a él, pero JungSu retrocedió―. Estuviste bailando toda la noche conmigo, ¿lo olvidaste? ¿O por qué te pones tímido?
Eso hizo enrojecer aún más el rostro del rubio, que seguía sin encontrar la valentía de mirarlo directamente. Por supuesto que lo recordaba. Y tenía que admitir que, si durante la noche tuvo las agallas de estar con él y coquetear con el descaro que lo había hecho, fue gracias al alcohol en su sangre.
Pero ahora simplemente no podía ni estar frente él.
El efecto había desaparecido en su totalidad porque no fue demasiado lo que bebió. Sin embargo, era increíble lo que este podía provocar en él, aún cuando las cantidades eran mínimas.