𝗔𝘀 𝗕𝗲𝗮𝘂𝘁𝗶𝗳𝘂𝗹 𝗔𝘀 𝗔 𝗙𝗹𝗼𝘄𝗲𝗿 - [ᴊᴏᴏʏᴇᴏɴ x ᴊᴜɴʜᴀɴ]

16

―¿Estas son las flores que mencionaste? ―pregunta con un pestañeo continúo esperando una respuesta, en sus manos llevando un jarrón con tulipanes blancos.

―Te dije margaritas blancas, JungSu ―JooYeon suspiró con pesadez, negando con la cabeza. La risa de SeungMin que estaba con ellos fue contagiosa para el pelilargo.

―¿Tú que te ríes? ―Le mostró la lengua al menor, quien le respondió de igual forma―. ¿Por qué no le pides a Ode que las busque? Él si entiende de estas cosas, no yo. ―Formó una mueca mientras dejaba el objeto con las flores sobre el mostrador, entonces se percató de que ya era el tercer jarro con flores distintas que llevaba al mismo lugar y, para su mala suerte, ninguno era de las malditas margaritas que JooYeon le había pedido―. Vayanse al carajo, me rindo.

―Eres muy caprichoso, Kim. ―SeungMin se cruzó de brazos, inclinándose un poco hacia el frente para acortar la distancia con el rubio, siendo el mostrador lo único que impedía que se tocasen―. ¿Acaso crees que la buscaré por ti?

―¿Tan genial te crees por reconocer una jodida flor? ―Se cruzó de brazos pero no fue capaz de enfrentarlo con la mirada. Esas situaciones con cualquier persona lo hacia poner nervioso y su constante parpadeo lo delataba. SeungMin lo sabía perfectamente y por eso buscaba molestarlo con esa debilidad―. Joo, lo golpearé.

―SeungMin.

―Estas muy lindo hoy, Su.

Lo logró. Aunque JungSu quiso evitarlo, sus orejas tomaron un intenso color rojizo en sus parte superior y la carcajada por parte del otro solo terminó por empeorar la situación. El rubio no tuvo piedad cuando su mano impactó sin cuidado alguno sobre el brazo de SeungMin, entonces el eco del golpe en la florería fue suficiente para que los tres guardaran silencio totalmente sorprendidos.

―Y-yo... ―Se había excedido, lo sabía y la mirada seria del otro se lo recordó. Retrocedió un poco al ver como Ode avanzaba hacia él haciendo tronar sus dedos para intimidarlo. Una risa nerviosa se le escapó y salió corriendo en dirección al vivero, escuchando detrás los gritos de quien lo seguía para cobrar sus venganza.

―¡Oigan! ―JooYeon solo cerró sus ojos con algo de fuerza al ver que azotaron la puerta sin cuidado alguno―. ¡Traigan las flores amarillas! ―Esperó una respuesta, pero al cabo de algunos segundos lo único que pudo escuchar eran las quejas y gritos de JungSu que parecía estar sufriendo. Una leve risa se le escapó.

Girando hacia el resto de la florería, pronto su sonrisa se volvió en una melancólica. El lugar parecía abandonado desde que cerraron hace unas semanas, aún cuando él lo frecuentaba cada domingo que era su día libre. También sabía que su tía daba recorridos para cuidar las pocas cultivaciones del vivero o las flores que quedaban ahí y no se habían logrado vender. El local se encontraba bajo el piso en donde vivían ella y SeungMin, por eso era tan normal que pudieran visitarlo frecuentemente.

JooYeon se arrodilló frente a unas macetas que estaban en la esquina. Con unas tijeras de poda buscó cortar las partes cercas y quitarles pequeños racimos que podían afectar a la flor. El lugar se veía gris, apagado, y eso hacía que él tambíen se sintiese de esa forma. Era inevitable no pensar en que estuvo cuatro años en esa florería, todos los días en compañía de su tía y de SeungMin cuando llegaba de la escuela. Extrañaba pasar sus horas viendo a las personas entrar con las manos vacias y salir llevando consigo una promesa de vida, extrañaba el sonido del llamador de ángeles que colgaba en la puerta de entrada y no se calmaba nunca, extrañaba ver a los pequeños niños que visitaban el vivero y que le hicieran muchas preguntas, y hasta extrañaba que dejaran de prestarle atención y le pidieran peinar su cabello que sin dudar él siempre aceptaba.

Amaba su actual trabajo, no lo negaría. Cuidar un jardín como el de la mansión era un sueño para cualquier persona que amara las plantas, incluido él, que no era jardinero profesional. Pero había que eternamente elegiría la florería de su tía.