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Caí de rodillas al suelo, cansada por la situación. Las lágrimas empezaban a brotar de mis ojos, deslizándose por mis mejillas, los sentimientos a flor de piel, el permitirme llorar esto porque no aguantaba más.

El hecho de haber revivido en mi mente lo que sucedió con Alan, la incertidumbre de mi hermana, todo estaba saliendo ahí mismo. Porque yo era una persona fuerte pero las personas fuertes también nos cansamos, también necesitamos llorar e incluso nos derrumbamos.

Y ahí en medio, entre el salón y la cocina, entre los brazos de Dylan, que reconocería en cualquier sitio porque apenas había un hueco entre tatuaje y tatuaje, de un momento a otro, mis ojos se cerraron.

Me desperté en mi cama, tapada con las sábanas y Ethan sentado ahí en el escritorio mirando el móvil.

―Buenas tardes, bella durmiente.

Intenté incorporarme lentamente, pero me sentía mareada.

―¿Qué ha pasado, Ethan? ―Pregunté confusa―. Recuerdo, hablar con Frankie, ella se fue y... todo en negro.

―A ver, estudié enfermería no psicología, pero bueno, algo puedo decirte, podrían llegar pacientes tal y como te pusiste tú ―dijo Ethan―. Pero podría decirse que ha sido un ataque de ansiedad bastante fuerte, te has desmayado, porque apenas te llegaba el aire a los pulmones. Finn es asmático y tenemos inhaladores, así que todo bien ―decía mirándome―. En otro caso habría que llevarte a urgencias, ¿te pasó esto alguna vez más?

Me lo quedé pensando, me pasó alguna vez después de lo sucedido con Alan, pero nunca llegué a desmayarme.

―Alguna vez, pero fue hace mucho, cuando iba al instituto tras el asunto con Alan. Fueron varias veces, pero no sabía que era, simplemente lo dejaba estar o me intentaba distraer para que se fuera ese sentimiento ―dije ensimismada en mis pensamientos.

―¿Pensaste en ir a algún profesional? ―Preguntó con cautela Ethan―. No soy quien, para meterme en tu vida, todos tenemos problemas y mierdas, pero, igual deberías ir.

Ethan hablaba serio, me costaba visualizarlo así.

―Suponía un gasto que no podía permitirme, ya de por sí no pude permitirme contarles a mis padres la situación. Estudiaba por la mañana, luego trabajaba y cuando podía me ponía con las tareas de clase no tenía tiempo libre... ―Negué con la cabeza.

―No es nada malo ir, Dylan estuvo yendo bastantes años ―dijo negando con la cabeza―. El Dylan de ahora no es solo en base al esfuerzo y compromiso, sino a abrirse y hablar de lo que le dolía o le duele.

―¿Sigue yendo?

―De vez en cuando, sí... antes era más seguido, ahora igual va cada dos meses o cuando realmente lo necesita ―Ethan me miró―. Pero esto no se lo digas a él, le cuesta hablar del tema.

―He dormido como dos horas... ―Dije desviando la mirada.

―Si y tienes a don Dylan preocupadísimo, me he reído un rato de él. No te lo voy a negar ―se encogió de hombros.

―Dylan mira por su ombligo, Ethan.

―Lleváis días sin hablar, ¿qué pretendes Lilith?

Eso, ¿qué pretendía?... seguramente me molestó el hecho de que cuando hubiera un problema él huyera, porque eso es lo que habían hecho conmigo siempre y para una vez que empezaba confiar poco a poco en la gente sucedía eso.

―Es una buena respuesta el silencio.... ―Dijo riendo―. Dylan entrará, te aviso.

Dicho esto, Ethan salió por la puerta y en su lugar entró Dylan. Si es cierto que tenía cara de preocupado, pero no lo veía para tanto. Desde mi punto de vista.

―Lilith.

―Dylan...

―¿Estás mejor? ―Inquirió mirándome a los ojos―. De un momento a otro te desmayaste.

―No siempre una puede mantenerse fuerte frente a las adversidades.

―La cosa está en buscarles solución para que no te mueras por ansiedad.

―Es un gran consejo Dylan ―dije irónicamente.

―Hablo en serio, he llamado psicólogo al que tenía yo hace años, el Sr. Colleen es bueno en lo suyo ―dijo seriamente―. No te he preguntado si quiera si querías, pero hay dinero para cubrir esto y sin salud la banda no prosigue.

―¿Esto es solo por la banda? ―Inquirí.

―No, sabes que no, Lilith.

―No, ya no sé nada.

―Siento lo de la otra noche, lo que hice y lo que dije ―suspiró―. No es excusa no saber controlar las emociones que llevo dentro. Me sentí molestó sin razón aparente.

―No iba a hablarte hasta que pidieras disculpas ―me crucé de hombros―. Así que te lo agradezco.

―Antes lo hacía mucho... ―Dijo desviando la mirada―. Cada dos por tres había una diferente, Will intentaba cubrirme para no salir en las portadas como el mujeriego del año, como el rey de las fiestas, aunque haya cosas que siga haciendo, no las hago de esta forma, sino discretamente.

―Lo hiciste para joder Dylan, lo sabemos todos y lo sabes tú.

―Y a ti te molestó y lo que no sabemos es por qué.

Cierto era, yo tampoco lo sabía. Sentía como una rabia dentro y ni si quiera sabía el motivo.

―Es una falta de respeto.

―Sí, debe ser eso Lilith ―dijo con una sonrisa burlona―. La visita con el psicólogo es hoy, dentro de una hora y media.

Desvié la mirada aferrándome a las sábanas, siempre hablaba de mis problemas con Trixy u Oliver, pero hablarlo con un profesional hacía real el problema que había. Se hacían reales las situaciones que pasé de largo creyendo que estaban medianamente superadas.

―No es nada fácil, te acompañaré hasta la consulta.

Dicho esto, salió del cuarto, dejándome sola para que pudiera cambiarme. Me puse unos leggins grises oscuros por encima del tobillo y una sudadera talla XL negra y las Converse negras. Solo hizo falta peinarme para no parecer un león y estaba lista.

Estuve ese rato sentada en el salón dibujando, con los cascos puestos, ignorando al resto. Me sentía como cuando me ponía enferma y debían llevarme al médico.

La salud mental no debía ser un tema tabú, pero es algo a lo que le damos menos importancia porque la herida no se ve a simple vista.

Y yo había muerto varias veces, me habían hecho daño otras tantas, pero como nadie vio sangre nadie vio que había un dolor ahí.

Estuve tan ocupada durante tantos años de mi vida, que no me permití pensar en mis problemas. En que había cosas que debían ser habladas porque se atascaban en el interior, se hacían un nudo y convivías con él sin saberlo.

Y si realmente, Ethan tenía razón y se trataba de un tema relacionado con la ansiedad, debía ponerle solución a ello. Porque deseaba estar bien, deseaba poder pensar en ciertas cosas sin que se me agotase el aire de los pulmones, sin esos tics nerviosos que hacía sin darme cuenta, porque sí, Google es muy explícito a veces. Aunque no recomiendo que nadie busque nada en internet.

ARTE EN EL ADNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora