Entramos en diciembre, la primera semana fue un completo caos de comprar cosas necesarias para llevarnos a Liverpool, preparar la maleta para casi todo el mes de diciembre y parte de enero. Yo llevaba mínimo dos maletas, mi hermana otras dos más, Dylan llevaba una alegando que en casa de sus padres aún tenía cosas y que si necesitaba algo ya lo compraría allí.
Hicimos un tetris en el maletero increíble, que al volver sabíamos que no iba a estar tan bien montado. Le ofrecimos a Ethan ir con nosotros en el coche, pero dijo que quería ir a su aire.
Esa semana me había despedido de Trixy y Oliver, diciendo que tendríamos videollamadas y hablaríamos diariamente o casi a diario. Los iba a echar mucho de menos, también nos despedimos de Finn ya que su familia vivía en el centro de Londres y se quedaba por aquí.
Frankie me cedió el asiento de copiloto y ella se sentó atrás, desde aquí delante podía dibujar perfectamente el paisaje o cualquier cosa que veía.
―¿Vas a dibujar durante cinco horas, Lilith? ―Preguntaba Dylan.
―No creo, pero me gusta dibujar en cualquier sitio ―me encogí de hombros.
―Tu hermana ya se ha dormido ―negaba Dylan.
―Y así seguirá hasta que lleguemos.
―Puedes dormir, no pasa nada, no pararemos, iremos directos.
Asentí y puse la emisora de la radio, aunque cuando salía alguna canción nuestra sentía una sensación extraña. Escucharme a mí misma cantar era como quien escribe un libro y se lo lee así mismo o quien pinta un cuadro y se pasa horas mirándolo. Es una sensación difícil de explicar.
Después de cinco horas, me dolía el culo de estar sentada ahí durante tanto tiempo, aparcó delante de unas casas de ladrillos de color rojo.
―Estamos en Birkenhead ―decía Dylan.
Frankie estaba bostezando porque hacía quince minutos que se había despertado de su sueño reparador, aunque no sé qué tenía que reparar si dormía cada noche como un bebé con mucho sueño.
Bajamos del coche y fuimos bajando las maletas entre los tres, mientras alguien salía de una de las casas de color rojo.
―¡Dylan cariño! ―Exclamaba una mujer con el mismo tono de rubio que él.
Fue directamente a abrazarle.
―Me alegra que al final fuera cierto lo de traer a estas dos chicas para que no estuvieran solas ―decía con una sonrisa.
Eso dolió, no lo dijo a malas, pero tenía razón. Dos pobres hermanas desamparadas en Navidad.
―La pelirroja es Lilith y la rubia es Frankie, aunque no lo creas son hermanas ―decía Dylan.
―Sois preciosas ―dijo abrazándonos a las dos―. Ya me he enterado que vuestra familia no merece ni todo lo que tiene, hacerle eso a sus dos hijas... que me lleven ahora mismo al cielo si yo tuviera que maltratar así a mis hijos...
―No sé preocupe señora Gray, todo bien ―dije intentando sonreír.
―Llámame Meredith, por favor ―dijo negando con una sonrisa.
―Paul está en su casa, pero sigue viviendo nuestra pequeña Tracy, tenemos una habitación extra... lo más probable es que Paul use la suya alguno de estos días ―decía Meredith.
―No se preocupe, nos apañaremos ―dije yo.
―No me cabe la menor duda, Dylan dice que eres una chica muy apañada ―decía su madre―. Entremos, su padre llegará más tarde de trabajar, pero Tracy está ansiosa por conoceros, lleva desde que supo que veníais de los nervios. Os sigue a ambas en las redes sociales, es muy fan.
ESTÁS LEYENDO
ARTE EN EL ADN
Teen FictionVincent Van Gogh dijo un día que el sufrimiento es lo que lleva a los artistas a expresarse con mayor energía, un lema que permanecía en la mente de Lilith; para ella el arte era su mundo. El arte debería llevar por definición el nombre de ella. Cor...