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Cuando llegamos con el resto de gente, había una mesa desplegada con vasos colocados estratégicamente con alcohol dentro, a la par que Dylan competía contra... la verdad que no conocía a esa persona. Estaba bastante borracho, debía ir perdiendo y por lo tanto ingerido bastante alcohol.

―Mira, la artista ―sonreía Ethan.

Dylan se giró a mirarme, no debió escucharme llegar y yo tampoco me hice notar.

―¿Todo bien? ―Me susurraba Trixy―. Mery fue a buscarte, estábamos preocupados.

―Ya lo veo... ―Murmuré mientras observaba como Dylan seguía bebiendo chupitos.

―No se lo tengas en cuenta ―me hablaba Ethan.

―¿Qué no debería tener en cuenta? ―Inquirí haciéndome la loca.

―Que se esté poniendo borracho como una cuba ―soltó.

―Sí, el que se está fumando tremendo porro ―bufé.

―Uy como estamos ―reía―. Se te ha bajado el buen humor.

―Qué listo eres ―ironicé.

―¿Quieres ir a bailar? ―Preguntó.

―¿Bailas? ―Me sorprendí.

―¿A qué viene uno a una fiesta?

―¿A meterse alcohol hasta las trancas? ―Pregunté.

―¿Y suena música en vano? ―Me miró.

―Para ambientar ―negué con la cabeza, aunque se asomó una pequeña sonrisa.

―Mira que llegas a ser idiota eh ―reía―. La música está para sentirla, cantarla, bailarla.

―No sé si es buena idea que bailemos ―sopesé.

―¿Lo dices por Dylan?

―No lo digo por nadie ―gruñí.

―Sé que no podrías sentir nada por mí ―admitió―, y que tampoco necesitas una relación. Me conformo con lo poco que puedas darme.

―Ethan, nadie debería quedarse con las migajas de nada.

―Yo siempre lo he hecho.

―Pues deja de hacerlo ―me giré a mirarlo seriamente―. Mereces mucho más.

―Aun así, aunque eso fuera cierto... ¿Quieres bailar? ―Preguntó de nuevo―. Dejaré el porro ahora, bailemos. Yo olvido lo que sea que se pasee por mi mente ahora y tú dejas de sobre pensar lo que sea que tengas en la cabeza.

Miré de reojo a Dylan que habían empezado el juego de nuevo con otros contrincantes y él animaba el ambiente. Luego volví a centrar mi mirada en Ethan que me miraba suplicante. Él no debía conformarse con menos, aunque si tenía razón en algo, ninguno de los dos queríamos seguir comiéndonos la cabeza.

―De acuerdo ―suspiré.

―Anda Mery tírame esto, voy a enseñarle a esta lo que es bailar de verdad ―le decía Ethan.

―¿Le vas a enseñar a bailar a una persona que baila? ―Reía Mery―. Mejor aún, ¿vas a tirar un porro que está casi entero por irte a bailar?

―¿Vas a tirarlo? ―Inquirió este.

―Hombre no voy a fumármelo, pero tranquilo, que se lo daré a alguien que sí para que no desperdicies más dinero ―le fulminó esta con la mirada.

Ethan me agarró del brazo yendo cerca de donde estábamos para no alejarnos mucho donde sonaba música de todo tipo. Esta canción indicaba ponerse a saltar en cualquier momento y necesitaba no pensar, ponerme a dibujar aquí no era viable.

ARTE EN EL ADNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora