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Cuando llegó la hora de la cena de Navidad, estábamos las tres metidas en nuestro cuarto, Tracy era la que se ofreció maquillarnos y ninguna se negó. Se le daba muy bien el maquillaje. Tenía arte.

A parte, iba preciosa con ese vestido ajustado de tirantes rojo carmín y la melena rubia cayéndole por la espalda, mi hermana iba algo más... extravagante con un vestido similar al de Tracy, pero de lentejuelas plateadas. Parecía una bola de discoteca, pero no me hizo mucho caso.

A su lado parecía lo más básico del mundo porque llevaba un vestido en forma de camisa, de cuadros rojos y negros con un cinturón blanco, unas medias rotas y mis botas por la rodilla, era mi estilo, pero claro, para mí esto ya era ir arreglada.

―Te queda fenomenal eso ―decía Tracy acabando de hacerme el eyeliner.

―Todo le queda bien, pero cualquiera le hace entrar en razón ―renegaba Frankie.

―Paul vendrá a cenar, es un poco serio, pero es bastante simpático en el fondo ―nos decía Tracy mientras bajábamos las escaleras.

Ahí estaba Dylan, de nuevo con esos pantalones de pinzas negros y una camisa de color gris, desabrochada y hasta los codos, como no, luciendo tatuajes en aquella piel blanca, que hacía que se le remarcasen más. Tuve que tragar saliva duramente y desviar la mirada de semejante persona...hacía calor, ¿no?

Se abrió la puerta y entró un chico (que debía de ser Paul porque era un clon de su padre), vestido en un traje informal y con el pelo rubio bien peinado.

―Perdón por la tardanza, había tráfico ―dijo colgando el abrigo y la chaqueta del traje en la entrada.

―No te preocupes cariño ―dijo Meredith abrazándolo―. Estas son Lilith y Frankie, las chicas de las que te hablé ―dijo sonriendo.

Nos escaneó con la mirada, la verdad es que intimidaba. Parecía un segurata de discoteca de lo grande que me parecía, o yo era muy pequeña, aunque las dos opciones eran totalmente válidas.

―Buenas noches ―dijo mientras se iba a la cocina.

―Borde de mierda... ―Murmuraba Dylan por lo bajito, aunque su madre lo escuchó.

―Dylan, tengamos la fiesta en paz... ―Susurraba Meredith.

―Si pusiera de su parte, igual la fiesta estaría en paz ―contestó yéndose a sentar en la mesa.

Me senté a su lado, entre él y Frankie, en frente estaba Nelson, Paul y Tracy y en la punta iba a sentarse Meredith. Entre todos le ayudamos a poner la comida en la mesa, había comida para un ejército por lo menos, pero ninguno puso ninguna pega.

―Bueno, espero que os guste ―decía Meredith sonriendo.

―En los días que llevamos aquí, toda la comida ha estado muy buena ―dije colocándome la comida en el plato.

―Y bueno, ¿qué habéis estudiado vosotras dos? ―Nos decía Paul a mí y a Frankie.

Vaya, qué directo ha sido.

―Frankie modelaje y yo Bellas Artes ―contesté.

―¿Bellas artes? ―Inquirió alzando una ceja.

Esto ya empezaba a mí a sonarme de algo...

―Sí, me gradué con la mejor nota de clase casi, ¿por qué? ―Dije confundida, a pesar de tener ciertos deja vus.

―No sé, es una carrera con pocas salidas... aparte, ahora eres famosa en una banda de rock si no me equivoco ―soltó de pronto Paul, mirándome con atención.

ARTE EN EL ADNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora