Capítulo 50

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DEREK

— Llamó a Derek Hale a declarar– pronunció Peter dirigiendo su mirada directamente a mi.

En ese momento yo suspiré y me levanté como pude, ya que estaba muy nervioso, mientras escuchaba un susurro de mi chico animándome.

— Mucho ánimo y suerte, Der– me sonrió con dulzura y amor lo que me dio la suficiente valentía para dirigirme y subirme al estrado.

— Derek Hale, jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad– dijo mi tío formalmente.

— Claro– trague saliva nervioso– Lo juro.

— Explique al jurado y a su señoría su relación con Talía Hale y como le ha afectado dicha relación.

Yo suspiré y ordene mis pensamientos antes de hablar.

— Ella es supuestamente mi madre, aunque una madre no trata a su hijo como ella lo hizo conmigo.

— ¿A que te refieres?– preguntó la jueza.

— Verá, su señoría, para que usted y el jurado puedan entender todo, antes deben saber una cosa– trague saliva– Yo soy gay.

Talía hizo un sonido de arcadas al escucharme y la jueza Ana Polo se dio cuenta de ello.

— Cuando me di cuenta de lo que de verdad me gustaba eran los chicos me sentí tremendamente aterrado y desgraciado, sobre todo debido a que sabía que Talía considera a todos los homosexuales y del colectivo personas perversas...

— Sois una anomalía de la naturaleza, una abominación– me interrumpió Talía elevando la voz.

— ¡Cállese!– le ordeno Ana Polo y después me pidió que continuara.

— Me negaba a aceptar que era homosexual– trague saliva– Más con el tiempo acepté que lo era, pero me encerré en el armario, ocultando a todos lo que consideraba mi oscuro secreto– solté una lágrima– Cuando tuve el valor de decírselo a alguien, a mi mejor amigo, él me dio la espalda.

La jueza me miró con pena.

— Pobrecito. Siempre va a existir gente que va a intentar decirte quien y como debes ser, a obligarte a ser otra persona– pronunció con un tono bajo y calmado– Y es en ese momento cuando tienes que sacar las garras y defenderte.

— Ahora lo sé bien, señoría. Alguien me enseño a no tener miedo– mire con cariño y adoración a mi novio.

— ¿Fue ese chico?– preguntó la jueza, señalando a Stiles.

Yo asentí.

— Ese chico es mi hermoso y paciente novio. Me mostró que yo soy como soy, que debo vivir tal y como soy, no de acuerdo a los demás y sentirme orgulloso de ello– sonreí enamorado.

— ¡Ese es mi bebé!– exclamó alguien que no pude llegar a ver.

— ¡Mamá!– exclamó Stiles avergonzado.

— Mas el no fue el único a mi lado– sonreí mirando a mi tía y luego a mi tío, a mis amigos y a la madre de mi novio– Mi tía Regina siempre me apoyo. Ella ha sido mejor madre para mi que Talía.

— ¡Eso es mentira!– exclamó Talía muy enfadada.

— Ella nunca me ha torturado para empezar, madre– comenté con saña, soltando veneno sobre la mujer que lo único que hizo por mi fue parirme.

— ¿Como torturado?– preguntó sorprendida la jueza.

Entonces le conté cómo fue cuando le confesé la verdad sobre mi orientación a Talía, como me tuve que ir de casa, como Talía contrato a un cura para que me arreglara a base de infligirme torturas inhumanas y me vendió como un objeto para que ese asqueroso cura se lo regalase a su detestable hija.

Mientras yo me secaba las lagrimas con mis manos, las cuales se me escaparon al recordar tan horrible experiencia, la mayoría de los presentes me miraban asustados por lo que había pasado y con la boca abierta sorprendidos ante tal maldad humana, incluida Talía, que no se esperaba para nada que contara eso.

En ese momento la jueza Polo me entregó un pañuelo.

— ¡Eso es mentira!– chillo Talía– De lo único que soy culpable es de tener unos engendros como hijos. Eres un asqueroso y vil embustero. Por muy enfermo que estes yo nunca hice o haría un acto así– fingió escandalizarse ante mi historia para parecer inocente. 

— Un momento, usted Sra. Hale, ¿porque dice que su hijo está enfermo?– entrecerró los ojos Ana Polo mirando a Talía.

— Ella cree que yo contagie a Derek la homosexualidad– contestó rodando los ojos mi castaño.

— ¡Oh, por favor! ¡Que horror, Dios mío!– se llevo una mano a su frente– Sra. Hale, hasta ahora que yo sepa la homosexualidad no es contagiosa.

— Si no habría muchas personas contagiadas– dijo mi novio con un tono de humor que hizo a varios reír, incluida la jueza y a mi sonreír a pesar de la situación y los nervios.

Así es mi maravilloso Stiles, no sé cómo lo hace pero consigue animarme, hacerme sonreír y sentirme feliz siempre, sea cual sea el momento

— Estaríamos todos contagiados aquí– respondí con un tono igual al de mi novio y mirándole a él, a mi tío y a mis amigos, Theo, Liam, Isaac y Jackson.

Ana Polo soltó una pequeña carcajada y después me pidió que volviera a mi sitio, para continuar el juicio.

Ahora era el turno de la parte demandada.

— Como mi cliente afirma, su hijo mintió al decir que Talía hizo que un cura le torturara y voy a demostrarlo, su señoría– hablo el abogado del diablo.

Peter escuchó atento su discurso y con su rostro serio levantó una ceja, estado escéptico de que pudiera hacer algo así.

— Llamo a declarar a Gerard Argent.

Aquí acaba este capítulo

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Aquí acaba este capítulo. Espero lo hayáis disfrutado.

MAMÁ, SOY GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora