Capítulo 52

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DEREK

— En realidad, su señoría– comenzó a decir Peter con una sonrisa diabólica en su rostro– existe algo más que me gustaría mostrarles que demuestra una vez más la inestabilidad mental de Talía Hale.

La jueza asintió, concediendo su permiso.

Entonces en una pantalla de televisión que había al lado del taquígrafo comenzó a reproducirse un vídeo.

— Está es una grabación de una cámara de seguridad, recién colocada en ese entonces, de la casa de mi hermana Regina.

Esa grabación era del día de Nochebuena.

Talía se encontraba en el porche de la casa de mi tía y estaba golpeando la puerta sin parar como una loca desquiciada.

Ella llevaba dos botellas de vino en su brazo.

Al cabo de unos minutos de aporrear la puerta se cansó y entonces procedió a llevarse una de las botellas a la boca y beberse completamente el contenido que quedaba en ella.

En cuanto no quedo ni una gota en esa botella de vino, la tiro con fuerza al suelo haciendo que se rompa en un montón de pedazos y después comenzó a beber de la otra botella.

— ¡Regina!– gritó borracha cuando su sed se sació un poco– ¡Sal de ahí si tienes lo que hay que tener!– exigió y volviendo a golpear la puerta, pero esta vez todavía con mas fuerza e intensidad– ¡Sé lo que planeas! ¡Quieres robarme a mis hijos! ¡Porque me tienes envidia! ¡Eres una maldita envidiosa de mierda! ¡Y no permitiré que no tú ni nadie me robe lo que es mío!

Cada vez Talía elevaba más la voz.

— ¡Sé que mis hijos, esos desgraciados, están contigo! ¡Ellos son míos! ¡Me pertenecen, que para esos los parí! Y da igual lo que hagas. Ellos volverán a estar en mi poder, y entonces aunque Gerard fuera un inútil incompetente que fracasó, ¡encontrare a alguien que cure a Derek!

Talía siguió bebiendo, aporreando y chillando durante mucho tiempo aunque cada vez se le entendía peor, hasta que se terminó esa botella y volvió a hacer lo que hizo con la otra.

Tras ver cómo se rompía esa segunda botella, la pantalla se quedó negra.

La grabación había terminado.

Talía se encontraba completamente roja, por vergüenza seguramente, más segundos después de eso pasó a mirar con puro odio a Peter y a mi.

La jueza se encontraba aún quieta, mirando la pantalla en negro, con los ojos y la boca muy abiertos.

— Yo... yo– balbuceó antes de encontrar las palabras Ana María Polo– no sé qué decir ante esto. Bueno, si lo sé, pero prefiero no decirlo– negó entonces con la cabeza– Como ni el abogado de la parte demandante, ni el de la parte demandada tienen más que decir llegó la hora de que el jurado se retire y tome la decisión del caso.

Eso justo fue lo que hicieron y a la media hora ya tenían tomada dicha decisión.

Mientras el jurado deliberaba, la mayoría de personas en la sala también nos retiramos.

Durante esos treinta minutos yo estuve con las personas que más quería notando su apoyo y ánimo. Mis amigos, Theo, Liam, Isaac y Jackson, mi hermana, Cora, y mis tíos, Regina y Peter, mi novio Stiles y su madre, Claudia.

Sin embargo note la fija mirada asesina de puro asco y odio de Talía en mi, y eso me hizo tensarme un poco. Más en cuanto mi genial novio se dio cuenta de lo que pasaba me agarró la mano fuertemente para ayudar a tranquilizarme y relajarme.

MAMÁ, SOY GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora