Capítulo 20

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STILES

— Ha sido increíble– pronunció Derek y luego exhaló recuperándose de su asombroso orgasmo.

— Lo ha sido– dije muy satisfecho

— Aunque deberíamos ir a ducharnos en un rato– río mi ojiverde y yo le seguí justo después.

— También deberías agradecerle a Liam y Theo por su regalo– reí y Derek elevó una ceja.

— No pienso hacerlo, mi amor– sonrió Derek.

— ¿Y eso porque?– pregunté curioso girándome para verle a esos hermosos ojos que tiene.

— ¡Y tener luego que aguantar las risas, miradas y comentarios pervertidos de Theo!– exclamó mi chico mostrando una pequeña sonrisa– ¡Ni de coña!

Yo solté una fuerte carcajada al escucharlo.

— Sin embargo sé que te ha gustado mucho– sonrió– y a mi también sinceramente.

Derek se sonrojó un poco y se le escapó una pequeña risa.

— Sí, me gustó, pero más que nada porque tú estás conmigo, amor.

— Que lindo eres, Der– yo le di un casto beso en los labios.

— Sabes que te quiero y tú eres el dueño de mi corazón, ¿verdad?

— Yo siento exactamente lo mismo por ti, Der.

Tras acabar de pronunciar esas palabras fundimos nuestras bocas en un poderoso beso.

— Pero aunque no se lo agradezcas vas a volver a usarlo, ¿no?– dije cuando nos separamos para respirar.

— Si tú quieres eso, por supuesto, mi amor.

Después nos volvimos a besar, devorándole la boca al otro.

THEO

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THEO

Me encontraba ahora mismo en la casa de Liam.

Ambos estábamos tumbados en su cama. Estábamos completamente desnudos, ya que no había nadie más en la casa y aprovechamos la oportunidad.

— Me encanta cuando tienes la casa sola. Puedo darte placer sin contenerme por si nos escuchan y nos pillan.

Liam tenía la cabeza en mi pecho y yo le acariciaba el pelo, pero después de escucharme levantó un poco su cabeza para mirarme a los ojos.

— A mi también me encanta, aunque te recuerdo que deberíamos ducharnos y vestirnos que dentro de poco llegará mi padre.

Yo bufé.

— Crees que nos dará tiempo a otra ronda en la ducha– sugerí sonriendo con picardía.

Liam sonrió.

— Déjame ver la hora.

A continuación se levantó para coger su móvil y yo me quede mirando su delicioso culo.

— Tengo un mensaje de Stiles– yo levanté una ceja– Nos da las gracias por el regalo de Derek.

Yo solté una fuerte risa.

— Dice que lo disfrutaron mucho– yo volví a reír.

— Me alegro, aunque prefiero no saber los detalles– reí.

— Pues a mi si que me gustaría conocerlos– rió mi chico y yo le seguí– Y por cierto creo que si nos da tiempo a otra ronda– me guiño un ojo y fue al baño– ¿Vienes?

Yo entonces corrí lo más rápido posible al baño.

NARRADOR

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NARRADOR

Desgraciadamente para la pareja había llegado el momento de irse de Storybrooke y volver a Beacon Hills.

A ninguno de los dos le apetecía eso, pero era lo que debían hacer.

El camino de regreso era largo y llegaron a casa de Stiles de milagro ya que casi estaban sin gasolina.

— Siento no poder llevarte hasta casa de Regina en el jeep– se disculpó el chico de lunares.

— Tranquilo, mi amor. No pasa nada– le sonrió felizmente– Ya has hecho bastante este finde. Han sido unos días increíbles gracias a ti– le dio un beso en los labios a su chico.

— Si quieres te acompaño hasta la casa de Regina– propuso el castaño.

— No hace falta, mi amor. Ha sido un largo camino y estás cansado, además tienes que descansar que mañana tenemos clase.

Derek se acercó, abrazo y a continuación beso a su novio.

— Pero avísame en cuanto llegues– dijo el ojimiel en cuanto se separaron sus labios.

— Claro, mi amor– contestó y volvió a besar a Stiles.

Estuvieron un rato besuqueándose en la puerta de la casa Stilinski hasta que al fin se separaron y Derek se puso en marcha y Stiles entró a su casa.

De camino a casa de su tía, Derek le mando unos mensajes para hacerle saber que ya estaba en Beacon Hills. 

Cuando le estaba escribiendo otro mensaje en el que le comunicaba que estaba a mitad de camino y que llegaría en unos minutos, antes de que pudiera presionar el botón de enviar, alguien lo empujó contra una pared.

Tras ser empujado su móvil cayó al suelo y justo después dos fuertes hombres lo agarraron de los brazos, uno en cada brazo y intentaron inmovilizarlo.

Derek forcejeo, intentando liberarse, pero desgraciadamente todos sus esfuerzos fueron en vano.

Antes de que se diera cuenta un tercer hombre le puso un paño en la cara, el cual tenía cloroformo y que dejó profundamente dormido a Derek.

A continuación los dos hombres que habían estado sujetando los brazos del joven se lo llevaron a su coche mientras el tercero hacia una llamada.

— Lo tenemos, señora– informó y después colgó.

Mientras tanto la mujer que había recibido la llamada sonrió perversamente.

Hasta aquí este capítulo

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Hasta aquí este capítulo. Espero que os haya gustado mucho.

MAMÁ, SOY GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora