Derek Hale es un chico gay.
A él le costó bastante aceptar su sexualidad, ya que su madre es bastante homofóbica.
Tras un tiempo lo acepto, pero decidió mantenerlo en secreto por temor a la reacción de los demás.
Sin embargo esa decisión cambió d...
Habían pasado ocho días desde que fue el juicio, del cual salí triunfante y a los pocos días recibí en mi cuenta bancaria toda la cantidad que Talía se vio obligada a darme.
Me sentí increíble al ver mi cuenta bancaria. No solo ya no tenia que preocuparme por el dinero en mucho tiempo, tampoco por Talía, debido a que ahora ese mal bicho ya no tenía ningún poder para hacer daño a mi o a cualquiera de las personas que me importan.
En este momento yo me estoy preparando para la fiesta de graduación.
Puede que para mi una fiesta no fuera el plan ideal, pero a mi amado novio le hacía mucha ilusión, sobre todo porque él ansiaba que ambos saliéramos elegidos como la pareja perfecta, y yo haría lo que fuera por mi Sti y por verlo feliz. Él lo merece.
Además tenía algunas sorpresas para mi chico que estaba casi completa y absolutamente seguro que le encantarían.
Me había propuesto hacerle pasar a mi novio una de las mejores y más inolvidables noches de su vida.
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Estoy en mi camaro, en camino a la casa Stilinski para recoger a mi chico.
Regina iba en su propio coche siguiéndome.
Ella quería despedirme a mi y a Stiles y desearnos una feliz noche junto a los padres de Stiles. Además conociéndola seguramente quería sacarnos unas cuántas fotos.
También me había ayudado a decidir que ponerme esta noche.
Ella es la mejor, mucho mejor que mi propia madre. Ojalá ella fuera mi madre.
Al cabo de unos minutos llegue a la casa de los Stilinski, llame a la puerta y al instante esta fue abierta por Claudia Stilinski.
Su marido se encontraba detrás de ella.
Ambos parecían impresionados.
— ¡Vaya!– soltó Claudia dulcemente antes de sacarme una foto sin avisar con una cámara que tenía en las manos.
— ¿Sinceramente que os parece? ¿Creéis que a Stiles le gustará?
— Por supuesto– sonrió enternecida la madre de mi chico.
— Eso ni lo dudes, sobrino– contestó mi tía pasando a la casa y poniéndose al lado de Claudia– Después quiero esas fotos– le susurró a ella y está asintió.
— Stiles está terminando de prepararse– informó el sheriff.
Unos segundos después de decir eso, mi hermoso novio bajo las escaleras.
En cuanto lo tuve delante me quede maravillado con la boca abierta.
— Estás radiante, amor– pronuncie cariñosamente asombrado y casi hipnotizado por la belleza que se encontraba ante mi.
— ¡Y tú!– respondió en un tono igual al mío– Estás...– se quedó sin palabras.
Había dejado al gran Stiles Stilinski sin palabras, lo que me hacía sentir muy contento y orgulloso.
— Lo sé– dije algo sonrojado para a continuación entregarle una preciosa rosa roja lo que hizo que las mejillas de mi chico tomaran un bonito color rojo.
— Larguémonos antes de que mi padre te suelte un sermón de padre sobreprotector.
— Ahórrate las molestias, Noah– le pidió Regina– Tu hijo no podría estar en mejores manos.
— Eso es lo que me preocupa– frunció el ceño el sheriff y Stiles rodó los ojos– ¿No quieres que os lleve?
— ¡Adiós!– canturreo Stiles.
Más antes de poder salir por la puerta Claudia y Regina nos acribillaron a fotos.
Una vez estuvimos ya fuera de la casa Stilinski caminamos de la mano hasta mi camaro y en cuanto estábamos al lado le abrí la puerta del copiloto a mi chico y dije sonriendo con amor y ternura:
— ¿Preparado para una noche asombrosa y maravillosa?
— Mientras tú estés a mi lado, estoy listo para lo que haga falta– me besó en los labios con todo el amor que podía existir.
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Hasta aquí este capítulo. Espero que os haya gustado.
