Capítulo 21

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STILES

Desde que me desperté esta mañana he estado preocupado.

Derek no me había mandado ningún mensaje de que ya había llegado a casa y eso era muy raro, ya que siempre lo hacía.

Normalmente espero a recibir ese mensaje para dormirme, pero anoche estaba tan agotado que nada más tumbarme en mi cama no pude evitar dormirme.

Al principio pensé que tal vez a mi chico le sucedió lo mismo.

Sin embargo tras no recibir ningún mensaje de él esta mañana rápidamente descarte esa posibilidad y me preocupe muchísimo.

Además tenía un mal presentimiento. Mi instinto me decía que algo iba mal.

Entonces cogí mi móvil de la mesita de noche y velozmente busqué el contacto de Regina.

— Hola, St...– dijo nada más aceptar la llamada pero yo le interrumpí antes de que pudiera acabar de saludar.

— ¡¡¿Está Derek ahí?!!– exclamé muy nervioso.

— No– contestó ella– El último mensaje que recibí fue uno en el que decía que ya habíais llegado a Bescon Hills. Supuse que estaba contigo. Que estaríais cansados y habíais dormido juntos en tu casa.

— ¡Pues no! ¡Él se fue andando a tu casa, Regina!– grite– ¡Y desde entonces no sé nada de él! ¡Le debe de haber pasado algo!

— ¡¡¿Que?!!– exclamó– ¡Eso no me gusta nada, demonios! Te prometo que lo encontraré, Stiles. Y si alguien se ha atrevido a tocarlo, te juro que los destruiré aunque sea lo último que haga.

— Avísame de cada cosa que sepas– pedí.

A continuación ella colgó y yo luego sentí como me costaba respirar y mi corazón iba a mil por hora.

Afortunadamente entonces mi madre entró para decirme que iba a llegar tarde al instituto y me ayudo a tranquilizarme.

En cuanto ya estuve más tranquilo me preguntó que pasaba.

— Derek ha desaparecido, mamá– dije con un hilo de voz e intentando contener mis lagrimas– Algo horrible le debe de haber pasado.

— ¡Oh madre mía!– pronunció con preocupación y pena y entonces me abrazó– Obviamente hoy no iras a clase. Tenemos que ayudar a encontrarlo como sea.

Unas lágrimas se escaparon de mis ojos.

— Iremos a ver a tu padre, mi niño. Él es el sheriff. Él sabra que debemos hacer– dijo aún abrazándome.

Yo asentí y entonces mi madre se separó un poco y me miró a los ojos.

— Lo encontraremos sano y salvo, ¿vale, mi pequeño?

Yo volví a asentir mientras me limpiaba las lágrimas de los ojos y pensaba "Te encontraré, Der".

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MAMÁ, SOY GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora