Derek Hale es un chico gay.
A él le costó bastante aceptar su sexualidad, ya que su madre es bastante homofóbica.
Tras un tiempo lo acepto, pero decidió mantenerlo en secreto por temor a la reacción de los demás.
Sin embargo esa decisión cambió d...
Desde que me desperté esta mañana he estado preocupado.
Derek no me había mandado ningún mensaje de que ya había llegado a casa y eso era muy raro, ya que siempre lo hacía.
Normalmente espero a recibir ese mensaje para dormirme, pero anoche estaba tan agotado que nada más tumbarme en mi cama no pude evitar dormirme.
Al principio pensé que tal vez a mi chico le sucedió lo mismo.
Sin embargo tras no recibir ningún mensaje de él esta mañana rápidamente descarte esa posibilidad y me preocupe muchísimo.
Además tenía un mal presentimiento. Mi instinto me decía que algo iba mal.
Entonces cogí mi móvil de la mesita de noche y velozmente busqué el contacto de Regina.
— Hola, St...– dijo nada más aceptar la llamada pero yo le interrumpí antes de que pudiera acabar de saludar.
— ¡¡¿Está Derek ahí?!!– exclamé muy nervioso.
— No– contestó ella– El último mensaje que recibí fue uno en el que decía que ya habíais llegado a Bescon Hills. Supuse que estaba contigo. Que estaríais cansados y habíais dormido juntos en tu casa.
— ¡Pues no! ¡Él se fue andando a tu casa, Regina!– grite– ¡Y desde entonces no sé nada de él! ¡Le debe de haber pasado algo!
— ¡¡¿Que?!!– exclamó– ¡Eso no me gusta nada, demonios! Te prometo que lo encontraré, Stiles. Y si alguien se ha atrevido a tocarlo, te juro que los destruiré aunque sea lo último que haga.
— Avísame de cada cosa que sepas– pedí.
A continuación ella colgó y yo luego sentí como me costaba respirar y mi corazón iba a mil por hora.
Afortunadamente entonces mi madre entró para decirme que iba a llegar tarde al instituto y me ayudo a tranquilizarme.
En cuanto ya estuve más tranquilo me preguntó que pasaba.
— Derek ha desaparecido, mamá– dije con un hilo de voz e intentando contener mis lagrimas– Algo horrible le debe de haber pasado.
— ¡Oh madre mía!– pronunció con preocupación y pena y entonces me abrazó– Obviamente hoy no iras a clase. Tenemos que ayudar a encontrarlo como sea.
Unas lágrimas se escaparon de mis ojos.
— Iremos a ver a tu padre, mi niño. Él es el sheriff. Él sabra que debemos hacer– dijo aún abrazándome.
Yo asentí y entonces mi madre se separó un poco y me miró a los ojos.
— Lo encontraremos sano y salvo, ¿vale, mi pequeño?
Yo volví a asentir mientras me limpiaba las lágrimas de los ojos y pensaba "Te encontraré, Der".
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