Capítulo 42

10 1 0
                                    

DEREK

Habían sido unas vacaciones de Navidad asombrosas.

Me atrevería a decir que las mejores de mi vida, al menos desde que mi padre ya no está.

Sobre todo lo digo por la fiesta que hicimos en la casa Mills el día de fin de año, en la que después de dar las dice y por lo tanto ya fuera el año nuevo, Stiles y yo estábamos besándonos con amor, a la vez que de fondo en el cielo nocturno se veían unos increíbles fuegos artificiales.

Sin embargo desgraciadamente habían terminado y debíamos irnos de Storybrooke, regresar a Beacon Hills y volver a la rutina, aunque fuera lo ultimo que quería.

En Storybrooke todo había sido increíblemente perfecto mientras que en Beacon Hills sabía que lo único que tendría eran problemas, en especial uno grande y de nombre Talía.

A pesar de lo mucho que deseaba quedarme aquí junto a las personas que quiero y huir de mis problemas no debía ni podía hacerlo.

El pensamiento de que si hiciera eso Talía se saldría con la suya y la imagen de su feo rostro sonriendo victorioso fue suficiente motivación para volver y encararla.

El tiempo iba pasando poco a poco. Estábamos a principios de febrero y mi juicio contra Talía, junto con el de Cora para emanciparse, estaban muy próximos.

De momento todo estaba tranquilo y calmado, más sabíamos que de un segundo a otro toda esa calma se podría desvanecer, ya que no sabíamos lo que el monstruo que me había parido podía estar tramando.

En cuanto ya estábamos de regreso en Beacon Hills de las vacaciones de Navidad, al llegar a la casa de Regina nos encontramos con rastros de botellas caras de vino rotas en el porche.

Yo iba agarrado de la mano de mi chico y cuando vio la escena preguntó confundido con el ceño fruncido:

— ¿Que hace esto aquí?

Entonces mi tía miró a su hermano y este a ella.

Ninguno de nosotros contestó nada, pero todos sabíamos la respuesta y era "Talía".

Desde ese día Peter, además de estar organizando su boda con Aaron, también me estaba preparando para el juicio que se aproximaba con rapidez.

A mi hermana también la estaba preparando para librarse de Talía, convirtiéndose mi tía en su nueva tutora legal, pero Cora no necesitaba tanto tiempo de preparación, ya que según mi tío el de Cora era un caso mucho más fácil que el mío.

Ese también era un motivo para el que el juicio de Cora será bastante antes que el mío.

En este mismo momento me encontraba en uno de los despachos de la gran casa de Regina.

Peter se hallaba frente a mi, según él ayudándome a preparar el juicio y la estrategia que seguiríamos contra Talía.

Stiles estaba en un sillón, a mis espaldas, algo apartado observándonos.

Mi tío me estaba presionando bastante, y lo entendía. Nos enfrentábamos a una enemiga terrible, capaz de hacer lo que fuera.

Sin embargo fue demasiado y acabe colapsando.

Ese fue el motivo por el que a continuación empecé a sentir como me faltaba el oxígeno, sentía que me costaba respirar, así que empecé a coger más aire cada vez con más rapidez.

Peter frunció el ceño al verme hacer eso y antes de que él dijera algo mi visión ya estaba algo borrosa.

— ¿Estás bien, sobrino?– interrogó preocupado– Estás poniéndote muy pálido

— Yo... siento algo de... ansiedad– pronuncie jadeando entrecortado.

Mi novio velozmente se levantó y acercó alarmado.

— ¿Quieres salir al balcón a que te dé el aire, Der?– propuso Stiles y yo asentí varias veces.

Me levante como pude, di un par de pasos y lo siguiente que recuerdo es que me encontraba tirado en el suelo, con mi chico a pocos centímetros de mi cara mirándome angustiado y atemorizado.

Me había desmayado.

Ambos me ayudaron a levantarme y me agarraron uno de cada brazo para ayudarme a caminar hasta el balcón.

Una vez allí, al aire fresco, empecé a sentirme algo mejor.

Peter me trajo poco después un pequeño vaso de agua y yo lo fui tomando poco a poco.

Mi novio al mirar que estaba un poco más tranquilo y mi respiración estaba volviendo a la normalidad, entonces miro a Peter con el ceño fruncido y le chilló:

— ¡Esto es culpa tuya!

— Yo... no sabía... no pretendía...– intento defenderse pero yo no le dejé.

— No pasa nada, Peter– le mostré una triste sonrisa– Sé que tú solo haces todo lo posible para ganar el juicio y recuperar lo que por derecho es mío.

Mi tío me sonrió agradecido.

— Puedes irte y dejarnos solos– pronunció aún enfadado y con el ceño fruncido Stiles.

Peter hizo lo que pidió mi novio y tras eso nos quedamos los dos solos en silencio mientras yo cogía grandes cantidades de aire fresco y luego las expulsaba, regulando así mi respiración.

— ¿Que tal?– preguntó él.

— Mejor, amor. Bastante mejor.

A pesar de mi respuesta y que estaba recuperando el color mi chico me miraba aún con preocupación y sabía que por su inteligente cabeza estaba pensando en un plan para animarme y distraerme de todo el estrés y ansiedad que estaba sintiendo últimamente. Además de que lo conocía bastante como para saber que él estaría dispuesto a hacer lo que fuera para lograrlo.

Hasta aquí este capítulo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hasta aquí este capítulo. Espero os haya gustado.

MAMÁ, SOY GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora