El amor es el sentimiento más grande que una persona puede experimentar, pero para Jungkook esa palabra es la mentira más grande del mundo, ya que para él, el amor no existe, por lo que solo piensa en divertirse y jugar, darse un festín con cualqui...
–¿Tae y esas fotos? ¿es con algún otro modelo? Porque no me conviene que mis clientes te vean con alguien, pueden malinterpretar y pensar que tienes pareja. –Yoongi lo miraba seriamente mientras bebía de su trago.
–Tranquilo, las fotos son solo mías.
–Ok, perfecto. Ahora que lo pienso quiero algunas de esas fotos para decorar mi último piso.
-Si claro, me das 1000 dólares por foto y son tuyas-
–Ósea que el favor que te voy hacer de prestarte mi edificio, no sirve de nada, ¿me piensas cobrar?, lo miraba fijamente mientras ponía sus manos en su corazón fingiendo dolor. –Esto que me haces me duele, me duele el corazón, al ver tu ingratitud.
–Dramático.
–¿Qué dijiste?
-Nada jefe, que con gusto le daré mis fotos, ahora me voy a seguir trabajando, quiero irme ya a mi departamento, estoy muy cansando-
Yoongi sonreía al saber que si podrá usar algunas fotos de su castaño amigo, terminó su copa y se fue a descansar.
Taehyung estuvo un par de horas más en el casino convenciendo a los clientes de seguir apostando, cosa que lógicamente lo lograba sin mayor esfuerzo, pues con su coquetería y su belleza bastaba para convencerlos, y luego de lograr que varias personas suban al último piso, tomó un trago más y se fue.
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Lunes por la mañana Jungkook llegaba a su departamento, un lugar no muy grande, pero si muy cómodo y elegante. El azabache siempre a pensado que no necesita un lugar grande porque no tiene a nadie con quien compartirlo, y jamás a llevado ninguna de sus conquistas ahí. Ese lugar lo respeta, por eso los únicos que tienen permitido entrar a ese departamento son él y su perrito Bam.
Al abrir la puerta lo único que recibe son caricias y halagos de su mascota, verlo mover la colita y dar saltitos lo llena de felicidad. Su parte favorita del día definitivamente es pasar tiempo con Bam.
–Hola mi pequeñito. ¿Cómo estas? ¿dormiste bien?. –Jungkook se agachó a su altura, lo abrazaba mientras dejaba en su cabecita pequeños besitos, siempre le decía pequeñito, y eso que Bam de pequeñito no tiene nada, pues es un perrito muy grande y hermoso, pero talvez ese dulce apodo sea porque lo tiene desde que es un cachorrito, y porque lo a criado y consentido varios años.
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