Rihanna.
- "Primero que yo sepa todavía Poseidón no ha conquistado nada, ¿o ahí hay información nueva que no me has contado? Porque si esta conversación, es un estúpido intento de no contarme las cosas interesantes que has hecho, o te ha hecho, tu jefe en su despacho, te puedo decir que no voy a cambiar de tema, quiero detalles hasta el último, sin que te dejes nada. Y segundo, el problema de Medusa fue que, era tan atractiva y seductora, que él mismo Poseidón quedó prendado de ella, volviéndolo loco, y la persiguió hasta los infiernos, el problema fue dónde se dejó seducir la estúpida, así que intenta no hacer cositas en zonas indebidas, Gorgona, así no convertirás en piedra a las personas que te miren."- me dijo la Andrómeda humorista, mientras yo trataba de no bufar como un toro ofendido.
- "Está usted muy graciosa hoy, señora Bencomo, pero tranquila al parecer mi jefe no le sentó bien que lo mordiera o le pisara el pie, quitando un pequeño moratón que observé en su labio, unido a un pequeño corte, y una imperceptible cojera, mi jefe me ha tratado tan profesionalmente, que apenas me ha mirado la cara. De hecho, te llamaba porque necesitaba tu ayuda, al parecer tengo que hacer de espía esta noche en un evento que hay en uno de los hoteles de tu marido, el Gran Hotel de Filadelfia. Tengo que infiltrarme en la fiesta como una rica heredera, o cualquier personajes de esos con dinero, y conseguir información de dos de los invitados que asisten, pero para ello tengo que disfrazarme, mi jefe me ha dejado una tarjeta de esas negras que gente como yo, normal, sólo ha visto en películas, y al estilo "Pretty Woman" me ha dicho que lo use para peluquería, ropa, maquillaje... pero hace tanto tiempo, y tengo tan poco dinero, para saber dónde ir, así que estoy un poco perdida, ¿Dónde suele ir usted, millonaria señora de Ruyman Bencomo?"- le pregunté.
- "Perfecto, yo también voy a ir a ese evento. En una hora tengo cita con la peluquera y la maquilladora, solo con llamarlas puedo hacer una cita para ti, así nos maquillan y nos peinan a las dos. Alístate, porque tenemos una hora en encontrarte el vestido más seductor y peligroso que haya en toda Filadelfia, para que ejerzas tu papel de Mata Hari, de la mejor forma posible, quién sabe, a lo mejor tu jefe te ve tan atractiva, seductora, y peligrosa, que se arrepiente de haberte mandado a este trabajo. A ver cuánto dura su indiferencia, cuando te vea entrar por la puerta de la fiesta, como la Medusa inicial, una tentadora de dioses."- la voz de Andrómeda se hizo más enigmática.
- "¡Emilia Bencomo, deja de estar pensando cosas raras!, que voy sólo para trabajar. Te lo advierto, quítate esas ideas de la cabeza."- le dije pretendiendo parecer muy seria, aunque en el fondo, acabar con la indiferencia con la que me recibió mi jefe, hoy en el despacho, me sentaría muy bien, y me quitaría un poco, esta sensación de decepción.
Diez minutos después, estaba reunida con Andrómeda, en el mejor centro comercial, el más lujoso de Filadelfia, mientras esa maldita me arrastraba por cada tienda exclusiva, probándome casi todos los vestidos de fiesta que encontraba, sinceramente esto no era para mí, yo soy una madre soltera, que suele comprar trajes de marca en outlet, cuando se encuentran rebajados, es el mayor lujo que me suelo dar, de resto, casi todo mi dinero va destinado a mi hijo, y a mi abuela, en mi vestuario solo destacan trajes de trabajo, para ejercer de asistente, un par de vaqueros, algunas camisas cómodas, y sobre todo, mucha ropa de estar por casa, que solían ser camisetas largas de hombre y pantalones cortos.
Pero desde luego, nunca algo tan caro, como la mayoría de los vestidos, que la loca de Andrómeda me hacía probarme. Mientras ella miraba cómo se ajustaban a mi cuerpo, o si el color se me sentaba bien. Yo, simplemente, alucinaba al ver la etiqueta con los precios, cuando lo tenían, porque algunos ni siquiera llevaba el precio, seguramente lo hacían para que las clientas no se desmayarán al verlo.
- "¿Cómo pueden elegir un vestido así? Muchos cuestan la mitad de mi sueldo, me da hasta miedo tan siquiera tocarlos"- le pregunté, mientras esa pesada me volvía a mandar con dos vestidos más al vestuario, para que me los probara.
- "Sinceramente al principio me costó, soy una mujer como tú, una mujer trabajadora que ha vivido toda su vida en el mundo real, pero desde que me convertí en una Bencomo, he aprendido que aparte del mundo en el que yo crecí, hay otros en lo que las apariencias, y el qué dirán, es muy importante. Soy una persona que me da igual lo que piensen de mí, igual que mi marido, pero mis acciones, por desgracia, afectan al grupo Bencomo, y a las personas que trabajan para él. No voy a hacer nada que haga que un solo trabajador del grupo pierda su trabajo, esa es mi obligación como esposa del CEO, además de que me estoy preparando para para aportar también a mi matrimonio, y así cumplir mi sueño de trabajar como diseñadora."- me dijo muy razonablemente Emy.
Finalmente la diosa cautiva se decidió por un vestido verde esmeralda, que contrasta con mis ojos, y mi piel oscura, muy ajustado a mis curvas, desde los tobillos hasta el cuello, en la zona del pecho había un pequeño escote en forma de rombo, que se disimulaba con cadenas doradas, haciendo ver algo de las turgencias de mis pechos, para poder caminar, sin que pareciera un pato, de los ajustado que era ese maldito vestido, tenía una abertura lateral que revelaba mis contorneadas piernas, y los hombros quedaban la aire, sujetándose todo en una especie de collar de seda verde, que apresaba mi cuello, desde donde caen las cadenas cubriendo el escote de mi busto. Finalmente, unos zapatos de tacón, tipo plataforma, de cristales de color verde e imitación de brillantes, acabó con mi atuendo.
- "Andrómeda, no me han mandado a matar a nadie, sólo a espiar, ¿lo sabes?, ¿verdad? Este vestido no es acto para hombres con el corazón débil, y uno de los invitados que tengo que investigar, tiene setenta y cinco años."- le dije al verme en el espejo.
- "Te puedo asegurar que, con este vestido, hasta un jefe de un gobierno, te contaría sus secretos."- me dijo la descarada, sonriendo picara.
El maquillaje y el peinado, fue fácil, hasta tuve que preguntarle, tanto a la maquilladora, como a la peluquera, sobre todo a la última, como habían conseguido transformarme en otra persona. Mis indomables rizos, parecían cascadas serpenteantes que caían de forma suave y bellamente por mi espalda, coronado mis hombros, y mis ojos eran enormes, parecían los ojos de una tigresa peligrosa, mis labios se veían más voluminosos de lo normal.
Una vez vestida, como la famosa espía, me subí a la lujosa limusina alquilada, que me esperaba, no sin antes oir la advertencia de mi nueva amiga.
- "El problema no va a ser los secretos que descubras, el problema va a ser, cuanto va a tardar tu jefe en secuestrarte, para sacarte de la fiesta, y arrastrarte a la primera habitación que vea, para hacerte cositas interesantes, guapa."- me dijo sonriéndome picara.
- "¡Que ni se le ocurra! o es hombre muerto."- le dije, pero hasta a mí me sonó que mi voz no era tan segura como siempre lo había sido.
Y por alguna razón, mis manos comenzaron a temblar, mientras me dirigía a la fiesta al Gran hotel del grupo Bencomo. Al llegar a la fiesta, fui consciente que, lo que mi despiadada hada madrina había hecho para que yo destacara, funcionaba.
Pero funcionaba demasiado bien, ya que sin yo pretenderlo fui el centro de atención desde que yo entré, las miradas que me dirigían todos los invitados eran totalmente abierta y descaradas.
- "Decididamente Andrómeda, te has pasado."- gemí en un murmullo.
Al fondo vi como Ruyman Bencomo me miraba sorprendido, junto a su bella y más que atractiva esposa, que sonreía con la misma cara de las gatas satisfechas, por un trabajo bien hecho. De espaldas a mí, frente a ellos, estaba mi jefe, que, al mirar la cara de conmoción de su amigo, y el murmullo entre los invitados, que provocó mi entrada, se giró para ver a que se debía este alboroto.
Lo vi mirarme, y sus ojos no pudieron disimular el asombro, abriendo sus ojos de manera espectacular, casi me reí, al ver como la copa que llevaba en la mano, se le caía al suelo, pero un segundo después cambió totalmente de expresión, de sorpresa a ira, sobre todo cuando me vio como era abordada por varios hombres, que se acercaron a mi deseosos por saber quién era la enigmática invitada.
- "Perfecto, al menos sé que mi jefe no es el robot, que vi esta mañana, ahora al lio, a cumplir con mi misión"- pensé.
Miré por la sala, en búsqueda mis objetivos, y tras detectarlos, sonreí amablemente a los hombres que me rodearon, y con una mirada fría, me alejé de ellos, para comenzar mi trabajo de espionaje. Cosa que fue más difícil de los que supuse al principio, gracias a la actitud inexplicable de cierto estúpido CEO.
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Seducida por Poseidón
RomanceRihanna Morris, alias Medusa, ha luchado durante toda su vida por proteger a su abuela y a su gran secreto. Un secreto que surgió a raíz de un error que cometió a los 15 años. Un secreto que es su vida, pero que, por protegerlo, no desea que se con...