Capítulo XVI. El secuestro de Medusa.

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Rihanna.

Cuando iba en el taxi, pensé en pasarme por casa de Milissen para recoger a Kenai. La abuela, por culpa de su empeoramiento, pasaba algunas noches supervisada en la clínica que lleve el control de su enfermedad, de hecho, mañana en la mañana, ya que era mi día libre, pensábamos ir a visitarla, para ver si podíamos traerla unos días a casa.

La situación de mi abuela me superaba, es muy duro ver como un ser que siempre fue tan fuerte, y te crio, contra viento y madera, frete a la criticas de todo tipo, incluido de mis propios padres, por acogerme, después de que ellos me hubieran echado a la calle, estuviera así de débil.

A mis progenitores les sorprendió la actitud de mi abuela cuando quiso mi custodia, hasta se presentará con un abogado, para que mis padres firmaran la sección de la patria potestad, tanto la mía como la de mi futuro hijo, ellos lógicamente, no tardaron en firmarla, yo era nada más que un desastre, una decepción, una hija inútil. Aunque cuando mi padre se enteró que había tenido un hijo intento arrebatármelo, por eso mi abuela fue más lista que ellos, al hacerlos firmar lo que firmaron

Las propias amistadas de mi abuela le avisaron que yo le iba a crear problemas, que una adolescente embarazada de quince años no era lo mejor para una mujer de cincuenta y dos años, que estaba más en pensar en su próxima jubilación, que en sacar a una descarriada y perdida adolescente y su hijo, a esta vida. La reacción de mi abuela con sus amistadas criticas fue tajante, si ellos no me aceptaban a mí, y me trataban con el respeto que merecía por ser su nieta, lo que más que quería en la tierra, no los quería en su vida, y termino con ellos. Siempre me prefirió a mi antes que, a todos, incluido a su propia hija, pero mi madre fue la que eligió a su marido, antes que al ser al que dio la vida, así que nada puede sorprenderme de ella.

Mi abuela lo es todo para mí, y ver como poco a poco nos va olvidando, se va olvidando de vivir, me encoge el corazón, y me da rabia, mi abuela debería de estar disfrutando ahora de aquello, que se negó por cuidarnos a Kenai y a mí, debería estar viajando, disfrutando de la atención de señores mayores y atractivos, que le acompañaran en sus últimos días, disfrutar de la vida que le quedaba, ahora que yo podía permitirme devolverle todo lo que ella me había dado.

Todo era injusto, mi abuela, cuidó de mí, trabajo, cuidó de mi hijo para que estudiara y sacara una carrera, nunca se quejó, una vez le pregunte si se arrepentía de acogernos, y su respuesta demostró de los que estaba hecha esa mujer que, como me decía, aun le corría sangre vikinga por las venas.

- "Nunca, recuérdalo bien, nunca me arrepentiré de lo que me dicta mi corazón, tú y Kenai, sois mis nietos, por vuestra sangre corre también parte de la mía, de los mis padres y de mis abuelos, así siglos, y siglos hacia atrás. Amaros y cuidaros, es mi obligación, porque si no es como si me rechazara a mí misma y a mis ancestros. Recuerda preciosa, nuestra familia ha sido siempre fuerte, llevas sangre vikinga en las venas, pese a tu maravillosa tez morena, en tus ojos está la herencia de tu madre, y la mía, nada debe hacerte dudar, siempre debes ser fuerte ante todo, cuidar de los tuyos, y cuando yo no este, debes trasmitir a tu hijos, y a tus nietos el orgullo de donde proceden, y amarlos sobre todas la cosas, y con todo, con sus virtudes y sus defectos, porque si no lo haces te traicionas a ti misma , y a tu herencia."- fueron las sabias palabras de esa persona que amo con todo mi ser.

Con estos recuerdos regresé al presente. Llamé a Milissen para preguntarle si le importaría que pasara a recoger a Kenai, así no tendría que levantarme temprano para ir a buscarlo, cuando fuéramos a ver a la abuela al hospital.

- "Mejor lo dejas aquí, es muy tarde, y él ya está dormido, si quieres para cuando lo vengas a recoger yo te lo tengo preparado, duerme hasta tarde, que las visitas al hospital no se pueden hacer hasta las doce, y sabes que adoro estar con tu hijo, es un sol."- me dijo mi inestimable amiga.

Seducida por PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora