Rihanna.
- "¿Entiendes lo que te he explicado, Kenai?"- le pregunté a mi hijo mientras le ayudaba a vestirse, para a continuación irnos a el registro civil, para la celebración de la boda.
Mi hijo miró a Rayco que estaba a mi lado, y luego a mí, su cara no expresaba ninguna emoción, y eso me preocupó. Ante su falta de sentimientos y reacciones, respecto a esto, enseguida lo pensé, si mi hijo no estaba de acuerdo, se cancelaria todo, hasta que él cediera. No pensaba dejar que él lo pasara mal, porque la estúpida babosa estuviera en plan Terminator vengativo y castigador conmigo, no mis hijos, como para él, son lo primero también.
- "Si no estás de acuerdo..."- comencé a decirle, pero mi hijo me ignoró para mirar de nuevo a Rayco y preguntarle.
- "¿Y tendré un hermano?"- parecía muy serio con esa pregunta.
- "O una hermana, aún no sabemos"- le respondió Rayco agachándose para ponerse a la altura de Kenai.
- "Prefiero un hermano, pero si es una hermana, no me quejaré. ¿Y tú serás mi padre?"- que mi hijo no me preguntara a mí, sino a Rayco, la verdad me molestaba, parecía que sólo la palabra de ese idiota era la que mi hijo más quería oir.
- "Si seré tu padre, y podrás contar conmigo siempre que me necesites, soy un hombre de palabra, y te prometo que nunca te fallaré, ¿Estás de acuerdo?"- ambos se miraban a los ojos, y se hablan muy serios, poco si compartieran algo, que yo desconocía.
Por un segundo me quede sin habla, me sentía excluida de la conversación, no sabía qué pasó desde que se conocieron esos dos, que, para mí, ni habían pasado veinticuatro horas, pero ambos se mostraban sinceros, y la conexión entre ellos era casi palpable, hasta el punto de que sentí como si sobrara.
Algo de celos maternos se adueñó de mí. Hasta ahora siempre habíamos sido Kenai y yo contra el mundo, pero al parecer para mi hijo eso no era suficiente, sino a que venía esas miradas que se dedicaban como si compartieran un secreto.
- "Estoy de acuerdo, siempre que cumplas tu trato como hombre."- le dijo mi hijo serio, nunca lo había visto tan serio, parecía un maldito adulto, y sólo tenía ocho años, me estaba perdiendo algo, cada vez lo tenía más claro.
- "¿De qué trato habláis?, ¿se pude saber que pasa entre vosotros?, ¿qué pasa aquí?, ¿Alguien me va a decir algo?"- les dije con voz de enfado, no me gustaba nada esto, no me gustaba no saber lo que pasaba.
Literalmente fui ignorada, mientras esos dos seguían mirándose sin decir nada, una sensación de que ya mi hijo no me pertenecía sólo a mí, me hizo molestarme, se le llama celos maternos, lo sé, pero que queréis que os diga, no me gusta, no me gusta compartir al que ha sido el amor de mi vida estos ocho años, mi razón de ser.
- "Ese trato es entre hombres, y es irrompible, lo que te prometí lo cumpliré así muera en el intento."- le respondió Rayco también ignorándome.
La rabia apareció al fin, esos dos me estaban ignorando, así que me levanté y me dirigí a la puerta.
- "Como veo que ya la reunión de machos ha empezado, me voy por lo visto sobro..."- no pude terminara mi frase cuando oí como mi hijo, que le cambiaba la voz, volviendo a esa voz de niño que tanto conocía, mesclada con una emoción mal disimulada, que le preguntaba a Rayco.
- "¿Y puedo llamarte papá?"- me quede paralizada en la puerta mientras miraba la cara de Kenai.
Había dejado atrás esa expresión seria y controlada, en su cara se veía que una emoción entre miedo e ilusión pretendía mantener esa expresión sería que tenía antes, pero que se le notaba que ya le estaba costando, la respuesta de Rayco era muy importante para él, y también para mí, si la babosa le hacía daño a mi hijo, sería capaz de matarlo.
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Seducida por Poseidón
RomanceRihanna Morris, alias Medusa, ha luchado durante toda su vida por proteger a su abuela y a su gran secreto. Un secreto que surgió a raíz de un error que cometió a los 15 años. Un secreto que es su vida, pero que, por protegerlo, no desea que se con...