Rayco.
Sabía que me iba a costar abrirme a Medusa, contar esa parte de mi vida no era grata, porque, aunque tuve mucha ayuda por parte de la familia Bencomo, en el fondo creo que nunca, o por lo menos no del todo, lo he superado. Hay mucho rencor y odio acumulado hacia esa mujer.
Lógicamente, tras la atrocidad que ha cometido está mal nacida, no puedo sino aumentar mi rencor y odio hacía ella. ¿Qué clase de madre desea acabar con la vida de su hijo, sólo por una maldita herencia?
Pero, ya que mi esposa ha decidido dejar sus récores atrás, quizás sea hora de hablar con ella de esto. Nunca le he contado a nadie esto. Hasta los Bencomo saben de mi pasado, porque siempre han estado ahí, y saben de cómo era ese ser desnaturalizado, pero ninguno supo nunca hasta el nivel de maltrato que recibí yo de niño, por culpa de Nayra Vieira.
Principalmente porque quería proteger a mi padre, al principio no hablaba por miedo, era muy pequeño, pero después, simplemente, pedí ir al internado en Escocia con los gemelos, y dejé todo atrás. Al contrario que muchos niños que sufren lo que yo sufrí, yo al menos tenía a los Bencomo como vía de escape. Creo que eso fue lo que me sirvió, para no acabar con grandes secuelas psicológicas.
Cuando entramos en casa, ya Alfred, nuestro asistente de hogar, había preparado la cena, y colocado la mesa en la gran terraza. Medusa fue a comprobar si nuestro hijo, estaba dormido. Mañana tendríamos una charla con él, Rihanna había decido que tuviera un castigo ejemplar, porque, según su madre, se había metido en cosas de mayores, que eran muy peligrosas, y posiblemente ilegales.
Yo sinceramente pensaba que ese pillo, era un puto genio, y que debería ser felicitado, tanto Marcus como él, por cómo nos habían ayudado. Pero, no soy estúpido, ir encontrar de Medusa, en esto, y en su estado, podría valerme problemas aún más graves, tanto para Kenai, como para mí, que ninguno de los dos, deseábamos. Sobre todo, porque Medusa embarazada y enfadada, no era bueno el enfrentamiento directo, esa mujer tenía las hormonas alborotadas, y eso la hacía más peligrosa, de lo que ya era normalmente, y con eso es decir mucho. Rihanna Vieira, en su estado natural, era la Killer definitiva.
Mientras me preparaba para la cena, en mi mente, iba organizando mis pensamientos en mi interior, no encontraba la forma de revelar mi debilidad, me había pasado los últimos diez años, queriendo controlar al niño aterrorizado que había en mi interior, creado un muro, por los traumas vividos.
Una vez, en el internado, la perceptiva Cathaysa, ósea ranita, como la llamábamos sus hermanos, y yo, me dijo que esa forma que llevaba yo, de tomarme todo a la ligera, con bromas, y no tomar a nadie en serio, ni implicarme con nadie, en especial con las mujeres, era un escudo de protección, para no dejar ver quien era yo en realidad, ya que tenía miedo, a que nadie se acercara a mí.
Quizás es por eso por lo que me obsesioné con Medusa, esa mujer me rechazó de entrada, nada más mirarla, y le gustaba, como yo, ese juego que nos traíamos de enfrentamientos directos, donde nos tentábamos el uno al otro, cuando, al mismo tiempo, queríamos matarnos. Sinceramente, me obsesioné con ella.
Mientras abría una botella de vino para mí, y preparaba un coctel sin alcohol para Rihanna, en ese momento ella apareció, como siempre esa mujer estaba, cada día, más atractiva. Me costó no gruñir como un animal en celo, cuando ve a su hembra, pero es que esa gorgona despertaba en mí, los instintos más básicos, y el amor más profundo.
- "Llevas más de cinco segundos mirándome, ¿ocurre algo?"- me dijo sonriendo, la muy tentadora sabía lo que había hecho en mí, al aparecer con ese vestido, que más parecía un tentador salto de cama de satén, que un diseño exclusivo de John Galliano, Por desgracia o por suerte ese vestido, en el cuerpo de mi mujer, provocaba en cualquier hombre, más de una fantasía pecaminosa, y yo no era una excepción.
- "Simplemente que has elegido el peor atuendo, para que yo permanezca concentrado, y pueda decir lo que tengo que contarte, pero por lo demás, apruebo tu gusto, sobre todo porque me encantará comprobar, el mejor sitio donde puede acabar ese vestido es en el suelo de nuestra habitación."- dije dando un sorbo a mi copa de vino, porque sentía la garganta seca.
Ese cometario provoco en ella, esa risa, tentadora y fresca que tanto me provocaba.
- "Bien, entonces eso quieres decir que, mi elección ha sido la adecuada."- me dijo cogiendo la copa que le ofrecía, mientras tras cogerlo se dirigió a la terraza. Yo la seguí.
- "Tomate tu tiempo Poseidón, tenemos tiempo para hablar, cuando te sientas seguro, me dices."- me dijo sorprendiéndome, al parecer esta bruja gorgona podía leer en mi mente, pese a que yo trataba de disimular mi estado de ánimos.
Sinceramente, no deseaba contar nada, si lo hacía, los recuerdos regresarían, y me había afanado mucho, estos años, en mantenerlos olvidados y ocultos. Pero también sabía, que esto no era justo para ella, Rihanna se había abierto a mí, contado hasta su último secreto, la historia de sus padres, y lo que había pasado con lo del intento de interrupción del embarazo. No podía ocultarlo, si deseábamos seguir juntos, el resto de nuestras vidas.
- "¿Qué sabes de Nayra Vieira?"-le pregunté, continuaba negándome a llamarla mi madre, creo que nunca más lo haré.
- "Pues más o menos lo que he vistos y lo poco que me han contado Andrómeda y la reina Diane, a eso se reduce mi conocimiento."- me dijo sentándose en unos de los mullidos sofás de mimbre, con cojines violetas y verdes, de la terraza.
- "Y ¿qué te han dicho?"- le pregunté sentándome frente a ella, en un sillón de mimbre individual.
- "Que tu madre quiere tu herencia, y que, por eso, intentó matarte."- me dijo de forma sincera, mirándome a los ojos, detecté en su voz, algo de ira.
- "Bien, casi nadie sabe la verdad, creo que muchas de las cosas que sucedieron en mi niñez las conocen sólo, y muy poco, Ruyman, Benearo, y el terapeuta que me trató a los dieciocho años, tras la muerte de mi padre. Los gemelos lo saben porque dormíamos juntos en el internado, y pudieron ser testigos de los terrores nocturnos, y mis miedos. Gracias a ellos, y al terapeuta, superé esa fase."- le dije haciendo que se sentara recta en el sillón, y que sus ojos se abrieran unos segundos de curiosidad, y temor.
- "Te escucharé, y no te juzgaré, conoces a mis padres, poco me puede sorprender de la crueldad paterna."- me dijo. Yo tomé aire y soltándolo lentamente, comencé mi relato.
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Seducida por Poseidón
RomanceRihanna Morris, alias Medusa, ha luchado durante toda su vida por proteger a su abuela y a su gran secreto. Un secreto que surgió a raíz de un error que cometió a los 15 años. Un secreto que es su vida, pero que, por protegerlo, no desea que se con...