Capítulo XXVII. La llegada de la familia Bencomo y una sorpresa.

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Rihanna.

- "No corras tanto Ray, primero tengo que hablar con mi amiga, recuerda lo que te dije, si ella no desea casarse, no lo va a hacer."- la voz de Andrómeda me llegó, alta y clara, y por primera vez me di cuenta de los injusta que había sido con ella, al parecer, la mistada para esa mujer era importante, y la nuestra lo era.

Ray estaba serio, y me miró, en sus ojos vi la advertencia que me había hecho hace unas horas. Durante esa conversación que tuvimos, mientras los esperábamos a ellos, a la familia Bencomo al completo, llegaban de diferente parte del globo, y además de que Kenai saliera del colegio, para dirigirnos todo al registro civil. Aún, en mi memoria, se conservaba esa conversación. Mi mente reprodujo ese recuerdo, como si acabara de ocurrir.

- "Recuérdalo bien señora Viera, adoro a los Bencomo, son mi familia, pero por mi sangre, soy capaz de enfrentarme a ellos, no me perdonaría a mí mismo menos, ni ellos, que fueron quienes me enseñaron el valor de la familia y que ellos son lo primero, me lo perdonarían. Así que lleva tu lucha sólo contra mí a puerta cerrada, ni se te ocurra usarlos, o rompo mis relaciones con ellos para siempre, por mi hijo, no queda de otra, hoy nos casamos o nos casamos. Conozco a Emilia Bencomo, es tu amiga, y no va a permitir que hagas nada que no quieras hacer, es experta en injusticias, así que tómatelo como un trato justo, y que ella se lo crea. Cumple con tu deber de madre, no me importa si me odias, si no te caigo bien, ni mi familia, ni mis hijos lo sabrán nunca, yo también disimularé la ira que me crea verte, y lo decepcionado que estoy de ti, ese será nuestra carga, ese será nuestro castigo."- dijo mientras yo lo miraba con orgullo.

- "Tranquilo no me gusta que nadie luche mis batallas, nunca lo he hecho y nunca lo haré, pero te advierto, espero que de verdad estes preparado, para lo que me estas obligado hacer, quizás el castigo que recibas sea demasiado para ti, babosa, y la carga aún más pesada. Espero que no te arrepientas, porque mi misión a partir de hoy en adelante es que te arrepientas de esta decisión, cada día de tu vida a mi lado."- le dije seria con mi mirada clavada en sus ojos, deseaba que entendiera que hablaba en de verdad.

- "Perfecto, mientras nuestra lucha sea a puerta cerrada, y que nadie lo sepa, me da igual si quieres vivir en guerra, Medusa, una cosa más, esto es un matrimonio con todas, si deseas compañía masculina que caliente tu cama, yo soy tu única opción, la fidelidad va unida con la firma del acta de matrimonio."- me dijo el acercándose a mí, mientras me acorralaba de nuevo en asiento, y cogía mi mentó con un dedo, para levantar mi cara y que lo mirara.

La rabia hacia misma corría por mis venas, ya que mi cara comenzó a cosquillear en el sitio que este hombre me tocó con sus dedos, y el maldito deseo, al tenerlo tan cerca, despertó. La culpa también la tenía la mirada de deseo, asombro y tensión, que me dirigió ese hombre por unos segundos, al llegar a mi casa, después de ir arreglarse, para boda, apareciendo como el hombre más tractivo y alterador de hormonas femeninas que había conocido nunca, con un traje de Louis Vuitton, que me robó el aliento. Lo que provocó esa mirada que me desconcertó, y alteró mi pulso, y me dejó en este estado, fue verme que ya estaba preparada para la ceremonia.

Las peluqueras, modistas, estilistas, habían hecho, un trabajo genial , ni yo me reconocía en ese traje blanco tipo sirena, escote en forma de corazón, que alzaba mis senos, y con los mangas de encaje, que caían de mis hombros hasta la mitad de mis brazos, si a eso le unimos el maquillaje y las joyas, que el maldito Poseidón quiso que añadieran a mi atuendo de novia feliz, la imagen que yo vi en ese espejo al mirarme fue de la de una seductora, tentadora, una maldita barbie de color, que ni yo sabía quién era.

- "Tranquilo Poseidón, tú eres el que tiene el problema yo he vivido casi toda mi vida sin la necesidad de un hombre en mi cama, y para una vez que cedo a esa tentación, mira donde nos ha llevado, en cambio tú, lo tienes más difícil, porque desde ya te digo que mi cama ni la vas a tocar."- le dije intentado mantenerme segura, para que él viera que lo decía en serio, aunque por dentro a la que más temía era mí, y mi deseo por él.

Seducida por PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora