Capítulo XXXIII. Una luna de miel de enfrentamientos y deseos parte I.

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Rihanna.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, aún no había llegado la maldita babosa. Ya, aunque quería decirme a mí misma que así estaba mejor, me sentí decepcionada.

- "¿Qué estaría haciendo este maldito? No saber por qué se había ido me ponía nerviosa.

Cuando ya al fin estaba preparándome un café en la cocina, fue cuando oí como alguien entraba por la puerta principal. Salí de la cocina para encontrarme a Rayco en el salón, por su cara veía que no había dormido en toda la noche, seguramente hacía varias noches que ese hombre no había dormido, se le veía casado, con la corbata suelta, la ropa desarreglada y arrugada, sus ojos están algo enrojecidos por la falta de sueños, y su pelo estaba algo despeinado, se notaba que se había pasado la mano varias veces por su cabello. Yo conocía ese gesto, solía hacerlo, cuando estaba estresado, o muy cansado. Sinceramente, me sentí mal por él.

- "¿Has desayunado?, si quieres te preparo..."- comencé a decirle, mientras él me miraba, cuando de repente, se acercó a mí y me cogió en brazos, sorprendiéndome, cortando mis palabras.

- "Estoy demasiado cansado Medusa, no puedo mantener una guerra hoy, acompáñame para que me quede dormido."- me dijo mientras subía, conmigo en sus brazos, las escaleras hasta el dormitorio.

- "Pero es que yo me acabo de levantar, ¿no sé porque ...?"- comencé a quejarme, pero de nuevo, él me interrumpió.

- "Perfecto, así me cuidas mientras duermo, tiene que acostumbrarse, señora Viera, que cuando su marido se va a la cama, usted debe acompañarle, es dejades por su parte, de sus deberes de esposa, dejar que su marido duerma sólo."- me dijo el muy descarado, y de la rabia que me produjo sus palabras le respondí sin pensar.

- "Y lo dice el que deja a su mujer en su noche de bodas, durmiendo sola en la cama, sea coherente señor Vieira, el descaro no está bien visto, maldita babosa."- le dije y en segundos una carcajada, ronca, que vibró en su caja torácica, donde yo tenía, sin entender cómo, una de mis manos apoyada, mientras mi otro brazo le rodeaba el cuello.

- "Veo que está asumiendo muy rápido su papel de esposa, señora viera, ya está recriminando a su hombre, por no cumplir con sus deberes, y con toda la razón, debería ser terriblemente castigado, por abandonarla en nuestra cama, prometo compensarle, pero ahora no podría hacerle justicia, tras unas horas de sueño, prometo hacerle justicia a su petición, como te mereces Medusa. "- mientras él hablaba me di cuenta de mi error, la vergüenza por mis palabras y su descarada respuesta me hizo sonrojarme.

- "¡Maldita sea, Rihanna! aprende a callarte, con enemigos, como Poseidón, cualquier paso en falso, es un arma para él, estúpida"- pensé totalmente avergonzada.

Una vez en la habitación me deposito sobre la cama, y casi de manera inmediata, para evitar que pudiera huir de la cama, se acostó sobre mí, aguatando su cuerpo para no aplastarme. De manera aún más rápida y abrazándome, se giró de espaldas, arrastrándome con él, me colocó a un costado de su cuerpo y me abrazó contra su cuerpo. Intenté zafarme de su abrazo mientras me quejaba, pero era como mover un muro, ni un milímetro se movió ese hombre.

- "¡Quédate quieta! Estoy cansado, necesito dormir. Tu calor y tu olor me ayudan a relajarme."- me dijo mientras notaba como una de sus manos golpeaba dulcemente mi trasero, un gemido de indignación salió de mi boca. Mientras mi mano se alzaba para golpearlo.

- "¡Maldita Babosa! Estas muerto, te voy a exterminar ..."- no pude acabar de amenazar a Poseidón por su atrevimiento.

Pronto mi mano fue sujetada, y yo me encontré alzada como si no pesara nada, hasta que nuestros labios coincidieron, y a una velocidad increíble, que distaba mucho de que lo hiciera un hombre tan agotado, ese demonio arrasó con mis labios, acallándome con un beso demoledor.

Seducida por PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora