Capítulo XLVIII. El último adiós a un rencor parte 2.

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Rayco.

- "Ya ha accedido a el ala VIP, se ha indicado al personal que se comporte con naturalidad, y en la medida de los posible, lo ignoren, como si fuera un enfermero más."- nos dijo Carlos Esteban, nuestro jefe de seguridad.

Tanto Rihanna como yo, mirábamos el monitor en la sala de seguridad del hospital. Yo no quitaba la atención de mi esposa, y de verdad estaba preocupado, sabía que lo que iba a suceder ahora, de alguna forma, le afectaría, aunque quisiera mantenerse imperturbable y fuerte, estábamos asistiendo al intento de asesinato por parte de su padre, hacia su madre, sólo un ser desprovisto de emociones humanas, podría no sentirlo.

Por otro lado, estaban mis propios sentimientos, y sobre todo mi miedo a que esto le afectara tanto, que repercutiera en su estado de ánimo, no deseaba verla deprimida, y menos en su estado, si hubiera sido por mí, esta rebelde mujer no estaría aquí, en estos momentos, estaría en casa, reprendiendo a nuestro hijo, por su genial idea, que ninguno de los "inteligentes" mayores, había pensado.

Pero era Medusa, esa mujer tiene ideas propias, y una de ella es, de que sea como sea, se iba a enfrentar con su padre, cara a cara. Al menos, atendió a mis palabras, y me obedeció, cuando por fin conseguí que esperara que al menos fuera detenido primero, su padre, porque esta gorgona vengativa, era muy capaz de enfrentarse a él, directamente, sin que, ni siquiera yo, pudiera proteger su vida, y la de nuestro hijo. Así de impredecible es Rihanna.

Mientras lo veíamos avanzar por los pasillos de la sala VIP. Notaba como la tensión el cuerpo de Rihanna aumentaba, así que me acerque a ella, y la atraje hacia mí, encerrándola entre mis brazos, al principio se resistió, su cuerpo se tensó, no quería obedecer ninguno de mis estimulo, pero la cogí de su barbilla, alejando su mirara de los monitores, para que me mirara directamente a los ojos.

- "Escúchame bien Medusa, nada de lo que sucede hoy, debe afectarte, debes pensar en nuestra hija, no nacida, y también en Kenai, que está en casa esperando pacientemente su castigo, pero sobre todo en mí, ya que sabes que soy muy capaz de sacarte de aquí si detecto la más mínima sensación de peligro, tanto físico, como psicológico, para ti, y nuestra hija. Hoy el tema de tu padre va a ser zanjado, y si quieres enfrentarte a él después, mantente tranquila, o no te permitiré que te quedes, en menos de los que esperas, te meto en un coche, y te envió a casa, ¿Lo has entendido?."- sabía que, por su mirada, que la rebeldía y el genio de la gorgona se había despertado, no le gustaba que le diera ordenes, y justo por eso lo hice.

Conocía a esa tentadora, atractiva, y enloquecedora mujer, durante años la había estudiado, más aún cuando se había convertido en mi mujer, y en madre de mis hijos. No sólo la había estudiado porque me fascinaba su forma de ser, su físico, sus reacciones emocionales, y su espíritu rebelde, lo había hecho porque, también, sabía que tenía que sobrevivirla. La mujer que amo es muy capaz de enviarte al cielo, o al infierno, con tan sólo con una simple mirada de sus ojos.

En mi estudio y análisis de este ser peligroso, había aprendido que Rihanna era más fuerte, cuando se la retaba, como estaba haciendo yo ahora, despertando así, su lado combativo. La necesitaba fuerte, aunque para ello, tuviera que luchar con la tempestad de sus ojos, y su espíritu rebelde, del cual estoy sinceramente enamorado.

Supe que había conseguido mi objetivo, cuando vi el fuego surgir en el fondo de sus ojos, y una sonrisa, que hizo que mi corazón latiera de deseo y de anticipación ante la lucha, se dibujó en los labios de la peligrosa gorgona.

- "Puedes intentarlo, Poseidón, pero no creo que te guste el resultado."- me dijo haciéndome gemir por dentro, la atracción entre nosotros podía igualar a la atracción que tienen un planeta por su sol, el ser tan opuesto, tenía este resultado.

Seducida por PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora