Capítulo XXIV. Errores que se pagan parte 2.

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Rihanna.

- "Despierta tenemos que hablar"- una voz seria y furiosa, que yo conocía muy bien, me despertó de golpe.

La verdad era que ayer, pese a mi decisión tras que la policía se llevara a mi padre, me sentí débil, era algo que llevaba arrastrando desde hacía un mes, y cuando, por fin conseguí convencer a Kenai para que se durmiera, que yo estaba bien, no pude dormir, por mucho que lo intentaba, una sensación de enfado, culpabilidad, y recuerdos doloroso, me invadieron, la gota fue el comprender que nunca había sido amada por mis padres, y eso, pese a que hacía años que lo tenía superado, gracias a mi abuela, aún me dolía.

Pero esto no me quedó claro, hasta que en la noche abrí la puerta cuando la tocaron, y vi delante de mí a Rayco Vieira. En segundos, mientras era acorralada contra la puerta, las ganas de llorar apoyada en ese pecho me ahogaron, y eso me debilitó más, porque, después de un mes, de huir, de sentirme culpable por no acompañar a mi abuela en sus últimas horas, de un mes de llanto y soledad, haciendo que mi hijo se preocupe, la aparición de mis padres para confirmarme algo que yo ya sabía, y había sabido siempre, encontrarme con la Rayco, lo único que me hizo sentir fue que, lo necesitaba, y la debilidad, me invadió aún más fuerte.

Apenas podía hablar, y cuando me besó, me sentí viva como nunca me había sentido en este tiempo, pero la culpabilidad estaba allí, así que apenas reaccioné, ni para una cosa, ni para la otra, ni siquiera cuando fui trasportada en brazos al salón, y me sentó en su regazo, simplemente no podía mirarlo a la cara, porque no quería que el sintiera, que me hacía feliz verlo, que lo había echado de menos, que la soledad sin él me había ahogado, aunque la culpa, me hizo que me sintiera débil, y avergonzada por sentir todo eso que estaba sintiendo.

Casi grité de felicidad cuando él se acostó a mi lado, me quejé interiormente cuando se alejó de mí y no intento nada esa noche, pero me conformaba con tenerlo cerca, por primera vez en un mes pude dormir toda la noche, sin que los sueños y las pesadillas me despertaran, sin el maldito insomnio del último mes. Dormir en sus brazos, calmaba mi corazón, y silenciaba la culpabilidad, su olor, me tranquilizaba, y sus calor, calentaba mis miedos.

Fue por eso por lo que me sorprendí cuando una voz furiosa, me despertó. Al abrir los ojos, de pie, delante de mí, apenas vestido con unos bóxer, se encontraba un serio e iracundo Poseidón, su cuerpo estaba rígido, su cara era pétrea, y sus ojos destilaban ira, en su mano lleva su móvil. Por un segundo pensé, que era un sueño, hasta que la noche anterior invadió mis recuerdos.

-"¿Qué...?"- casi no podía hablar y la timidez del día anterior me invadió.

-"¿ No tienes nada que contarme?"- su voz era fría, y su mirada era puro fuego, no entendía a qué se refería, y volví a mirarlo.

Fue en ese momento que sospeche, que él sabía que estaba embarazada, y que lo había descubierto, y una tención cerró mi corazón, al parecer no le gustaba la idea para nada. La misma sensación de traición que sentí a los quince años, regresó, pero esta vez de forma más dolorosa, lo que no deseaba analizar, porque no deseaba saber los motivos, porque este hombre me afectaba más que ningún otro.

Por primera vez en un mes, y ante que nada me volviera a herir, los muros que había erigido, durante toda mi vida para que nadie supiera que me dañaba se subieron automáticamente, y sentándome en la cama, miré al frente, ya que por alguna razón, aún no podía mirarlo a los ojos.

-"¿Lo has descubierto, verdad?, que estoy embarazada"-le dije con mi voz fría, controlando mis sentimientos.-"Tranquilo, eso es mi responsabilidad, no tiene nada que ver..."- comencé a decir, casi eran las misma palabras, pero al inversa, que el desgraciado que me dejó embarazada la primera vez me dijo a mí, mientras él se lavaba las manos.

Seducida por PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora