Capítulo XXX. Una noche de bodas accidentada.

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Rihanna.

- "No te hagas ilusiones que esta noche no va a pasar nada, así que todo esto que has organizado sobra."- le dije al descarado Poseidón u a vez que nos quedamos solos, después del dia que habíamos llevado, lo que menos tenía ganas era de seguir una lucha con ese maldito controlador.

De una u otra manera, desde la noche anterior, mi vida me había dejado de pertenecerme, todo el mundo tomaba decisiones por mí, y eso en una rebelde como yo, era algo difícil de sobrellevar. Y la guinda del pastel fue que, tras la boda, se me comunicara como ya hecho varias cosas que casi me hacen explotar la cabeza.

Primero que íbamos a volver a Filadelfia a vivir a la mansión Vieira, ya que tanto mi trabajo como el de mi marido estaba allí, por lo visto el maldito de Rayco Vieira, había mandado a detener mi renuncia, y todo este mes para la empresa sólo fue unas vacaciones que se me debían de hace tiempo, unidas al permiso que se me concedió por el fallecimiento de mi abuela, así que todavía era la asistente de esta babosa que me descontrolaba, de hecho sin yo saberlo se me había continuado pagando mi sueldo normalmente, alucinante.

Segundo para que me diera tiempo a organizar todo, como que alguien que cuidara mi casa de Finlandia, así como las demás propiedades que había heredado de mi abuela. La familia Bencomo se había organizado para echarme una mano con Kenai, no estaba bien, palabras textuales de la reina Diane, que mientras yo tomaba días de mi luna de miel, para hacer eso junto a mi esposo, para después irnos unos días a Canarias para terminar de disfrutar de la misma, el niño perdiera clases. Así que sin contar conmigo repito, la familia Bencomo tomó cartas en el asunto, Kenai volvería esa noche con Ruyman y Emily Bencomo, se querían en su casa, y ellos lo matricularían en una buena escuela, eso sí siempre consultando conmigo mis preferencias. Nótese el sarcasmo.

Y tercero y último, mientras Rayco y yo arreglábamos todo para después, por decisión de una Poseidón controlado, viajar a Canarias, para pasar una semana de nuestra luna de miel, y así conocer de donde provenía tanto el que ahora era mi esposo, como la familia Bencomo.

Mientras se me comunicaba todo esto, sin contar con mi opinión, intenté protestar, pero era como hablara con una pared, todas esas personas que me rodeaban ya habían tomado una decisión, y ni me escuchaban, cuando intenté quejarme educadamente.

Par colmo, Kenai estaba emocionado con volver a Filadelfia con sus amigos, aunque no fuera a su antiguo colegió, pero al menos estaba cerca de sus antiguos amigos, ver la cara de felicidad de mi hijo al volver a lo que conocía, me di cuenta del sacrifico que había hecho Kenai en este mes por mí, y me sentí fatal, culpable, no había cumplido mis deberes de madre que era saber que era lo mejor para él, tomé mis decisiones sólo teniendo en cuenta mis miedos, y mi propio dolor.

Y quizás por eso cedí a lo de volver a Filadelfia, incluso a reintegrarme mi antiguo trabajo, aunque parezca estúpido, V.D.S. Group es una de las mejores empresas donde he trabajado, y me gustaba trabajar allí, excepto por cuando a mi jefe entraba en plan acosador, y me perseguía por toda la empresa, pero ya casada con él esperaba que la persecución cesara un poco, o al menos se limitar al terreno doméstico, donde podría responderle como debía.

Pero a lo que no estaba nada de acuerdo, era a lo que más me resistía, era el tener que estar acompañada de esa babosa guerrera, mientras yo solucionaba encontrar a alguien que cuidara todo lo relacionado con mi herencia, para que cuidara mis propiedades. Desde luego, menos aún viajar a Canarias a solas, con Rayco. Ni Finlandia, ni Canarias tenían culpa, de los que podía ocurrir si nos dejaban a los dos solos en un mismo lugar, los daños colaterales podían ser catastróficos, además, ¿Por qué tenía que aguantar a ese imbécil voluntariamente? Estaba claro que casados, no me quedaba de otra, pero ir voluntariamente a un lugar, para despertar mis instintos asesinos, no veía la razón, la verdad.

Seducida por PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora