Mírate al espejo

48 4 0
                                    

"No quiero romantizar el sobrepeso pero mientras te pones en forma mereces ser feliz desde hoy". Fueron las palabras de Gabriela, cuando le hablé sobre mi renuencia a ser la modelo de la tienda.

Tenía razón, es estúpido no disfrutar hasta que esto o lo otro, ser feliz hoy y no cuando baje de peso, gane la lotería, me compre un carro o lo que sea que se aspire porque, nadie tiene la vida comprada.

Además era una idea formidable, si lograba hacer que las personas entraran, aburridas de no saber qué ponerse y temerosas de no encontrar algo que les gustara, pero salían felices usando algo que, siendo cómodo les proporcionaba la seguridad de sentirse atractivas, la boutique sería un éxito.

Además era un reto para mí y me había convertido en Doña Retos.

Me dí un baño relajante y salí con mi bata a pararme frente al espejo, me quedé unos minutos observando así y me pregunté cómo iba yo a llegar a un acuerdo con un cuerpo que estuve maltratando durante años, ni siquiera en bata me sentía cómoda mirándome, menos desnuda.

Finalmente me animé a bajar el telón y mi primer reacción fué negativa, sentía la necesidad de ponerme de nuevo la bata pero me obligué a no hacerlo, luego ví mi rostro primero y la decepción que me devolvía el reflejo era abrumadora, no me gustaba ni un poco lo que veía pero seguí las instrucciones de Gaby:

Antes que nada recuerda que la persona del espejo, es madre, hija, hermana, amiga o tal vez pareja de alguien y a nadie le gusta que maltraten a sus seres queridos, así que trátate con respeto y a pesar de que no lo hagas normalmente, protege a la persona que está del otro lado.

Primero salúdate y preséntate, puedes omitir las reglas de urbanidad y decir cosas como: Hola, me llamo Sutanita y soy ama de casa, tengo carácter sensible y te pido que seas amable aunque sincera conmigo.

Ten un diálogo respetuoso contigo, si sientes deseos de agredirte, recuerda que si tú no eres amable contigo nadie lo será y de nuevo, tu no insultarías a tu hija o a tu hermana, no lo hagas contigo.

En el orden que quieras, analiza tu reflejo; tu cabello, rostro, cuello o, a la inversa; pies, piernas, abdomen, etc. Analiza lo físico y lo mental; esta cicatriz en mi ojo, desequilibra mi rostro y lo endurece, la obtuve cuando jugaba en la escuela y me divertía mucho en ese instante; empecé a prestarle atención porque mi madre me lo hacía notar a cada momento pero, en general no es relevante para la armonía de mi rostro. 

Se trata de que seas objetiva y positiva, te darás cuenta de que, muchos de tus defectos solo los ves tú y otros, ni siquiera te importan tanto, cuando veas algo lindo como la forma de tu nariz o tus pechos, presumirlos a tu antojo y felicitarte porque te gustan es lo adecuado.

Una vez que hayas terminado, recuerda que solo los que están vivos tienen un cuerpo para criticarlo o abrazarlo, recuerda que ese maravilloso organismo, te ha acompañado en las buenas y en las malas fielmente, representa cien por ciento el reflejo de tu vida, agradece que está sano o como esté pero sigue en la línea de fuego.

Finalmente vístete con la ropa más bonita que tengas y arreglate muy bien.

Vuelve al espejo y recuerda cómo te viste desnuda al principio y cómo te ves ahora, haz una lista de lo que más te agrada y de lo que quisieras mejorar.

Aquel desafío fué primero una lucha y después, un efluvio de emociones muy intensas e incluso desconcertantes por momentos.

Al terminar mi ejercicio había reído, llorado, me senté en ocasiones y quedé recordando; cómo era antes, cómo soy ahora, cómo seré mañana; ahí estaba frente a mí, el diario que nunca escribí, los secretos y trabajos que a nadie le revelé, las ilusiones que no cumplí y se fueron amontonando en mis caderas. 

Mi diálogo conmigo era algo desesperante en un principio pero poco a poco mejoró. Algo así:

-No me gusta lo que veo-

-Cámbialo-

-No tengo fuerza de voluntad, no soy capaz-

-Cambia eso primero, eso es muy importante, cuando cambies lo importante lo demás será sencillo. Enfócate en lo importante-

-No sé cómo, y ¿si no puedo? siento que no puedo-

-Es válido decir no puedo, conocer nuestros alcances nos ayuda a encontrar rutas alternas, si no puedo bajar de peso de un día para el otro, puedo sentirme bien con lo que tengo ahora y comenzar a comer balanceado para sentirme bien. Si no puedo dejar de sentirme incapaz, puedo comenzar a hacer una rutina muy ligera en casa hoy, cada día hasta que pueda agregar un poco más de esfuerzo. Si no puedo ser constante, puedo comenzar una y otra vez sin reprocharme-

Me sentí muy liberada del odio a mi misma, concluida la primera parte procedí a vestirme con el lindo vestido rosa de flores que tanto me gustaba y que guardaba para "una ocasión especial", me arreglaba escuchando, La chica del espejo de La oreja de Van Gogh y cantaba con todo el optimismo que tenía de reserva, ya era hora de ser mi máxima y más apasionada fan, mi mejor amiga.

De pronto vi a Lizzy entrar por la puerta. -Mami te he estado observando, entiendo lo que te pasa, me da gusto que te sientas mejor-, y me abrazó.

Hoy amanecí cansadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora