-¡Rebe, ven acá!-
Santiago, salió corriendo tras Rebeca por el jardín con su suéter en la mano, ella reía a carcajadas por la emoción de ser perseguida.
-Es que ya te digo, nunca escuchas, te voy a llevar al médico de las orejas si te enfermas, ¡te lo advierto!-
En ese momento, Lizzy salía de la casa sonriendo.
-Ustedes se la pasan siempre jugando, son iguales, ella no tomó su suéter pero ahora, eres tú el que está en el frío y sin cobijarse, ¿quieres enfermar papá?-
Los tres entraron en la casa y el esposo de Lizzy salió de la cocina. -Ya terminé de lavar los trastes, creo que ya es hora de ir a dormir-.
Santiago tomó la mano de Rebeca y se dirigieron a su dormitorio, Lizzy sabía que aquel ritual nocturno, era la parte del día favorita de su padre.
-¿Qué quieres que te lea hoy Rebe?-
-¡El cuento de la abuela!-
-¿Otra vez hija? lo leemos casi todas las noches-
-Es mi favorito, porque después me cuentas cómo era la abuela-
Los ojos de Santiago se habían llenado de arrugas, su porte erguido y poderoso, se había encorvado un poco y desde la muerte de Rebeca, había envejecido más rápidamente, hasta que nació la hija de Lizzy y la nombraron Rebeca, entonces, él recordó que a su amada le complacía la vida y que le hubiera encantado conocer a su nieta.
Santiago decidió por lo tanto, tomar la misión de ser el roble que faltaba en la familia.
Unos meses después del funeral, llegó un paquete con el libro que contenía las ilustraciones de Rebeca, se reunieron para leer el cuento que escribió e ilustró y decidieron que tenían que adaptarse y salir adelante brillando, como ella hubiera hecho.
Así, cada uno fué retomando su vida.
Lizzy se casó un año después y no tardó en tener a su primera hija; Rebeca había dejado la casa a nombre de ella pero siempre tuvo la sensación de que seguía siendo la casa de su madre, sobre todo cuando sus hermanos la visitaban.
Antes de casarse, Lizzy acordó con su futuro esposo que pedirían a Santiago que viviera con ellos, los tres se llevaban muy bien así que se sentían cómodos juntos.
Santi había pensado en regresar a la casa de sus padres pero Lizzy no quería que eso pasara;
-No pude disfrutar el suficiente tiempo de mamá, se fué muy pronto, ahora quiero aprovechar que estés con nosotros, la casa es amplia y aquí mis hermanos y yo, sentimos que nos falta menos ella cuando estamos juntos y contigo-
Santiago trataba de resistirse pero era imposible para él.
-Cuando tu madre vivía, yo podía estar lejos de ella pensando que estaba bien y feliz, ahora no sé cómo seguir sin su presencia, solo hago lo que puedo, seguir día a día aprovechando lo que Rebeca no puede, me sentiría culpable si me tirara al abandono pero ganas no me faltan. Si me dejan ver por ustedes, no quiero ser una carga, asi que voy a enfrentarlo con alegría. Se los agradezco-
Todos se sintieron más tranquilos con ese acuerdo y les facilitó el camino.
Martín siguió viviendo en otro país pero mantenía el contacto, compartía sus alegrías, triunfos y experiencias con todos y cada año hacía unas vacaciones largas para reunirse.
Julieta visitaba la casa frecuentemente, sobre todo, porque era el lugar favorito de sus gemelos que la volvían loca, más aún después de nacer Rebeca. El bello jardín que Santiago cuidaba era el escenario de las travesuras de los chiquillos de la casa.
La Beba y Gaby pudieron abrir otras dos sucursales de la tienda, eran muy exitosas y se volvieron inseparables, siempre alegres se contaban todo y se aconsejaban, incluso cuando Gabriela salió un tiempo con Daniel en plan romántico; ella siempre se sintió atraida hacia él, pero pronto se dieron cuenta que aquello era solo una manera de tratar de suplir el vacio que sentían sin Rebeca así que lo dejaron por la paz.
Cuando se juntaban todos en la casa parecía como si regresaran a los tiempos en los que tenían sus fines de semana familiares.
Santiago continuó el ritual de leer el cuento a Becky, casi todas las noches. El recuerdo de la abuela Rebeca, pasaría de esta manera hasta los hijos de Becky y tal vez, más allá de ellos.
Santiago envejecería solitario pero con una serena alegría, hasta que el amor de su vida regresara por él.
-Duérmete ya mi niña, para que mañana tengas un día hermoso y no te sientas cansada-
F I N
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Hoy amanecí cansada
RomanceRebeca es una mujer que tras su divorcio no sabe el rumbo que tomará su vida, se enfrenta a los obstaculos de su día a día sintiendose abrumada y los eventos cotidianos la remontan a sus recuerdos de juventud.