Santiago se había levantado temprano ese día; bajó a la cocina y como todas las mañanas, dió de comer a Lucho, puso el comedero de los pájaros en el aguacatal del jardín y colocó la miel para los colibríes.
Normalmente después de eso limpiaba el auto y salía al trabajo, pero había pedido unos días para estar disponible mientras Martín estaba de visita. Se dispuso entonces a regar el jardín y lavar los trastes que quedaron de la noche anterior, luego preparó el desayuno y lo subió a la habitación, sabía que a Rebeca le encantaba cuando hacía eso.
Mientras desayunaban, conversaban acerca de lo grandes que estaban sus nietos y de lo bien que se veían Martín y su esposa después de casi un año de haberse ido. Les divertía también la loca felicidad de Lizzy, era muy desenvuelta ahora y parecía muy serena a lado de su pareja con la que se veía misteriosamente seria.
-¿Crees que van en serio? Siempre pensé que mis hijos estarían solteros durante mucho tiempo a diferencia de nosotros, aunque no se han casado tan rápidamente, se fueron del hogar muy pronto, la verdad no me lo explico, uno pensaría que después de ver nuestra relación, estarían desconfiados de vivir en pareja-
-No tendrían por qué Bec, tuvieron una infancia feliz y claro, con carencias como todos pero en general tendrán una buena opinión de la vida familiar, además sus parejas son personas muy valiosas y confiables, eso tranquiliza-
-Si es verdad, además parecen muy contentos de que estemos juntos de nuevo-
-¿Tu también estás contenta o te arrepientes?- Santiago miraba como cachorro cuando preguntaba eso.
-Sí, estoy feliz. No me siento con el Santiago de antes, eres increíblemente distinto para mí y me gusta mucho-
Después de desayunar juntos, Rebeca se dió una ducha y se dispuso a salir, tenía visita en la sucursal de la boutique para dar el visto bueno al último catálogo y después iba a salir con al Beba de compras, más tarde regresaría a casa a terminar unas ilustraciones, debía aprovechar el periodo intersemestral para poder después, ocuparse al cien por ciento en la carrera y tener buenas notas.
Santiago por su parte, se puso a hacer unas reparaciones al auto y después podaría el pasto, pero Lucho hizo un lodazal cuando no lo estaban mirando y a Santi no le quedó más remedio que bañarlo y ducharse después.
Estaba Santiago acomodándose los zapatos cuando recibió la llamada de Rebeca
-¡Santi, buenas noticias!, me acaban de llamar de la editorial, van a agregar mi cuento a una colección nueva que van a sacar. ¡Voy a ser publicada! ¡Estoy tan emocionada!-
Santiago escuchaba la emoción desbordada de Rebeca y se sintió tan feliz como ella, estaba muy orgulloso, él tenía la certeza de que era un merecido reconocimiento. Lo que seguía era natural, reunirse todos como antaño y celebrar, ¡qué momento tan significativo era aquel!
Mientras sostenía el auricular, se inclinó para terminar de atarse los zapatos y súbitamente escuchó un fuerte estruendo que lo hizo incorporarse y ponerse en alerta de inmediato, en unos segundos se aceleró su pulso y comenzó a escuchar los gritos de Rebeca
-¡Dios mío! ¡Santi, Santi!-
Santiago enloquecía de angustia mientras el estruendo continuaba por momentos que parecían interminables, gritaba desesperado mientras Lucho ladraba desconcertado frente a él.
Finalmente todo quedó en silencio del otro lado de la línea.
-¡Rebeca, Rebeca, respóndeme!-
Por su mente pasaron las palabras de Rebeca: "Qué lindas flores, dame un ramo por favor". Debía estar en el semáforo de la intersección, quedaba como a medio kilómetro. Soltó el teléfono y salió a todo correr, apenas logró tomar las llaves y cerrar la puerta para que Lucho no escapara.
Corría como demente por las calles mientras la gente lo observaba, parecía un potro salvaje fuera de sí.
Estaba por doblar la esquina cuando escuchó la primera sirena de una ambulancia en la lejanía, en su mente hacía promesas y juramentos desesperados y por un momento sintió que se le doblaban las piernas y se quedaba sin fuerza, tenía a la vista el lugar del accidente; la camioneta estaba totalmente volcada y el camión de carga que había colisionado con ella, había terminado impactado en un enorme roble que se encontraba en el borde de la avenida.
Los ojos de Santiago se llenaron de lágrimas y no lo dejaban ver bien por dónde iba. Finalmente llegó hasta la camioneta buscando a Rebeca.
-¡Beca, háblame, abre los ojos-
Rebeca volvió la cabeza, tenía sangre por todas partes y su mirada se veía extraviada,
-¿Santi? Santi no te veo, ¿Dónde estás?-
–Estoy aquí contigo, mírame-
-No te veo Santi, te oigo pero no te veo-
Santiago se aseguró de que no estuviera atrapada y de que no tuviera heridas visibles graves y procedió a sacarla de la camioneta, la ambulancia llegó enseguida y revisaron el estado de Rebeca, la colocaron en una camilla y salieron hacia el hospital, durante el traslado Rebeca sufrió un infarto y su corazón se paró durante dos minutos.
Al llegar al hospital la trasladaron de inmediato a un quirófano y dejaron a Santiago en la sala de espera, de alguna manera logró recuperar la calma suficiente para llamar a Gabriela y ella se encargó de alertar a los demás, no tardaron en llegar y Santiago pudo recobrar un poco la calma, dos horas y media después salió el médico de cirugía. Santiago estaba ansioso.
-Doctor ¿cómo está? estaba consciente pero dijo que no veía nada; después del infarto no despertó pero ¿está bien verdad?-
-El problema con la visión era un coágulo que se formó por el golpe que recibió en la cabeza, lo retiramos y esa condición debería desaparecer cuando se desinflame su cerebro pero aún así se trata de un traumatismo severo, el verdadero problema no es ese, recibió un daño interno múltiple, logramos controlar la hemorragia interna pero su hígado y pulmones están muy dañados, podría no soportar lo suficiente como para recuperarse-
Todos escuchaban con incredulidad las palabras del médico, Santiago negaba con la cabeza mientras aseguraba;
-Es una posibilidad baja que no se recupere, ella se va a recuperar-
El médico sentenció con seriedad;
-Ha sido muy fuerte al soportar ese impacto, muchas personas no lo sobreviven, en su caso, hemos podido estabilizarla pero a pesar de que externamente no se ven tanto los daños, el trauma es muy extenso y deben estar preparados. En cualquier momento puede sufrir un shock hemorrágico, deben despedirse-
Ninguno de ellos pudo soportar la noticia, rompieron a llorar y no había nada que pudieran decirse unos a otros. La noche más negra de su vida se acercaba.

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Hoy amanecí cansada
RomanceRebeca es una mujer que tras su divorcio no sabe el rumbo que tomará su vida, se enfrenta a los obstaculos de su día a día sintiendose abrumada y los eventos cotidianos la remontan a sus recuerdos de juventud.