Mis hijos empezaban a preocuparse por mi falta de ingresos; ellos ya habían ofrecido su ayuda en innumerables ocasiones pero les pedí que respetaran mi deseo de convertirme en alguien autosuficiente, les dije que si tenía la necesidad, no dudaría en pedirles apoyo pero que esperaba que mientras tanto me dieran su confianza solamente, eso era lo único que necesitaba de ellos por el momento y siempre.
Cuando les di la noticia de que abría la boutique con Gabriela; sabiendo que ella contaba con suficiente capital para la inversión dejaron el tema, yo por otro lado, comenzaba a arrepentirme de no haber aceptado que ella hiciera toda la inversión económica, no me sentía bien con ese arreglo, tenía que obtener mi parte de alguna manera y lo único que se me ocurrió fué hacer postres.
Comencé haciendo cálculos de la cantidad que podía invertir y de ahí a trabajar, obtuve una buena ganancia en la primera semana pero iba a tardar lo menos, seis meses para completar el inicial de inversión y me quedaban cuatro de pensión. Tenía algo ahorrado y no se me ocurría cómo hacerlo crecer, aunque...
Decidí arriesgar mi dinero en la bolsa, total no era mucho y siempre podía ir con Gabriela a poner mi cara de: ¿Me prestas dinero? Durante los últimos años estuve invirtiendo el capital de Santiago, era hora de arriesgar lo mío.
En el viaje por descubrir cómo podía hacer crecer mi dinero más rápido descubrí el mercado de criptomonedas, eso se veía muy dudoso pero prometedor, más o menos las reglas del juego eran las mismas pero esto podía ser más rápido, decidí comenzar por ese camino y pensé, "si me arriesgo no moriré de hambre pero voy a aprender algo nuevo y tal vez salga más pronto del abismo con esto, si pierdo todo se fue y bye".
¡Resultó! no me haría rica de la noche a la mañana pero calculé que reduciría el tiempo a la mitad, después de todo sirvió para algo mi capacitación sin certificados, esos cursos me ayudaron a entrar en un mundo que se me hacía futurista e irreal pero pasado el "fomo", decidí que lo más prudente era no arriesgarme tanto como en el inicio, lo que seguía era seguir con el plan de la boutique.
Además del empujón que me dió el invertir en las criptos, sentí de nuevo que era más lista y sabionda en algo que los demás, eso me recordó lo feliz que me hacía mi cerebro por sobre mi imágen.
Por primera vez desde la separación me sentí orgullosa de mí, salir a la calle con mis postres y regresar con las charolas vacías me daba mucha confianza. Era como el jibarito loca de contento cantando por la ciudad.
El siguiente domingo, planeé ir por mis suministros después de la misa, al salir del templo me abordaron la amable Lupe Morales y Rosita Cruz, las lenguas más venenosas de la comarca.
-Hola Rebequita, qué gusto verte por aquí ¿Y tu esposo no viene?-
Seguramente que ya se había corrido la voz por toda la comunidad de nuestra separación y solo buscaban nutrir su curiosidad pero seguí el juego
-Hola Lupita, no fíjese que ya no estamos juntos así que me verá sola por acá-
Rosita hizo un gesto de sorpresa mas falso que un billete de tres pesos, -¡Ay cómo cree Rebequita! pero ¿Cómo? si eran una pareja tan bonita-.
Era cierto, desde novios éramos la pareja más popular de la comunidad, mayormente porque siendo Santiago tan guapo y con buen pronóstico económico a futuro, no se perdía del radar de las chicas y sus mamás, especialmente de las hijas de Lupita y Rosita, yo también tenía unos cuantos pretendientes, nada digno de recordar.
-¡Ah! entonces, ¿es por eso que anda vendiendo postres por ahí? no me figuraba que pasara por apuros económicos-
El tono de Rosita era descaradamente mordaz, estaba presta a responderle que lo hacía muy orgullosamente y además con la satisfacción de no rebajarme a vivir de noche y con dudosa reputación como algunas vecinas (refiriéndome claramente a su hijita), cuando detrás de mí reconocí una voz.
-Buenos días hija, ¿cómo estás?- Era la madre de Santiago.
-Buenos días, bien gracias ¿Y usted?-
La saludé como siempre, de la mano y beso en la mejilla.
-Qué bueno que te encuentro, tengo algo que darte para Lizzy, ven conmigo, con su permiso Lupita, adiós Rosita-
Mi ex suegra me llevó del brazo hasta la acera de enfrente, cuando estuvimos lo suficiente alejadas del resto se acercó con su sonrisa diplomática atornillada en el rostro, hablaba en tono bajo y contenido pero una vena en su frente estaba saltada al punto que pensé que le iba a reventar en cualquier momento.
-Deberías ser más prudente y asistir a la misa de la noche que es cuando no viene mucha gente-
Sacó un sobre de su bolso y me lo dió - esto es para Lizzy, si necesita algo dile que vaya a visitarme, si les hacía falta algo bien podías pedirlo en vez de estar dando estos espectáculos-.
Se despidió con un beso en la mejilla y susurró en mi oído, -Todavía no hablamos tú y yo-.
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Hoy amanecí cansada
Storie d'amoreRebeca es una mujer que tras su divorcio no sabe el rumbo que tomará su vida, se enfrenta a los obstaculos de su día a día sintiendose abrumada y los eventos cotidianos la remontan a sus recuerdos de juventud.