Megan
Había pasado un mes y medio desde que la Mafia me secuestró y a pesar de que trata de concentrarme en el trabajo, mi cabeza siempre encontraba tiempo y razones para pensar en Cristianno.
Los fines de semana, cuando no tenía nada que hacer y nadie a quien ver, me sumergía en la existencia más deprimente y humillante. Vagaba en mi departamento en pijama, sin comer y durmiendo hora tras hora. Aparte de eso, mi vida se limitaba al automático ir y venir desde mi departamento al trabajo.
No quería admitirlo, pero había perdido las ganas de vivir.
No me encontraba en este estado sólo por haber perdido a Cristianno, porque si la CIA me hubiera permitido continuar en mi puesto de espía, no me sentiría tan inútil. Me habían entrenado para disparar armas, investigar, asesinar, no para permanecer todo el día sentada en un triste cubículo de oficina.
Era jueves por la noche, mi horario laboral y de horas extra ya había terminado y volvía a mi departamento caminando, tanto así que en un momento me distraje e intenté cruzar la calle mientras los autos todavía estaban pasando. Si una mujer no me hubiera sujetado del brazo, ahora estaría muerta.
Ella definitivamente se había asustado mucho más que yo.
Cuando finalmente llegué a mi departamento, me quité los zapatos y me deshice de la ropa, dejándola en el suelo mientras me lanzaba sobre la cama. Sintiéndome exactamente igual que cada día del último mes, me arropé con las mantas desordenadas y cerré los ojos.
No habían pasado ni cinco minutos cuando mi celular comenzó a sonar en algún lugar. No me moví ni un centímetro y pronto la llamada se cortó, por lo tanto el silencio retornó. Me preparé para conciliar el sueño, pero el celular volvió a sonar. Con los nervios destrozados, me levanté a regañadientes en busca del teléfono. Una vez en mis manos, me lo llevé al oído y contesté.
- ¿Qué mierda quieres?– Pregunté apretando las manos en puños–
- Ah... lo siento Megan, pero soy yo: Lissa– Esa angelical voz atravesó mi cabeza y me provocó un retorcijón en el estómago–
- ¿Li... Lissa?– Jadee abriendo los ojos de par en par–
- Sí, ¿estás ocupada? Es que de verdad necesito hablar... he intentado comunicarme contigo toda la semana– Murmuró acomplejada, nerviosa–
- Dime– Dije aclarándome la garganta–
- Quería que vinieras al bautizo de mi bebé– Dijo ella al fin con un tono de ultimátum–
- ¿Qué?– Inquirí entrecerrando los ojos–
- Te estoy invitando al bautizo que será este sábado– Indicó con determinación–. Hablé con Cristianno y me dijo que no estás en Roma, así que tenía que avisarte con anticipación
- ¿Ya nació tu bebé? ¡Por dios... no me lo puedo creer!– Me tapé la boca con lágrimas deslizándose por toda mi cara–. Felicidades Lissa, estoy muy feliz por ti
- Gracias, pero eso no es lo importante. Debes venir porque recuerda que eres la madrina– Señaló preocupada–
- Ah... sí, respecto a eso– Tomé aire intentando calmarme para dejar de llorar–. No puedo ser la madrina, no si Cristianno es el padrino también
- Vamos Megan, no me hagas esto, por favor. Sé que algo pasó entre ustedes pero te lo suplico, haz esto por mi – Gemí negando con la cabeza, me mordí el labio con fuerza intentando no ceder en esto–. Es muy importante que hagas esto Megan, porque si algo llegara a pasarme, quiero que seas tú quien cuide a mi bebé
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Déjame ir o ámame así (ASP #2)
RomanceLa última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...