Capítulo 23

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Megan

Había pasado una semana desde que había empezado a recibir fotografías de Cristianno, en todas con la misma chica. Todos los días recibía una fotografía nueva en cualquier momento del día. Sin duda la persona que estaba detrás de todo esto era inteligente ¿Cómo lo sé? Todas las fotos eran enviadas desde distintos números y celulares, por lo tanto resultaba imposible intentar rastrear el dispositivo, mucho menos bloquearlo para impedir que siguieran llegando más fotos.

Y como si eso no fuera suficiente, este problema además estaba interfiriendo en mi desempeño para la misión. Se me hacía muy difícil concentrarme cuando sin previo aviso recibía cientos de fotografías de Cristianno. Tener que disimular que tenía la cabeza aquí y no en cualquier otra parte frente a mis compañeros era la gota que finalmente colmaba el vaso cada día.

En el entrenamiento de la CIA una de las primeras lecciones que te enseñan es a no tener puntos débiles. Porque si los tienes te conviertes en un blanco fácil. Y una organización como la CIA que invierte miles de millones de dólares al año no puede permitirse perder a sus espías por tonterías como esas. Era un proceso doloroso deshacerte de tus puntos débiles, te obligaban a olvidar tu humanidad hasta convertirte en un ser sin emociones pero con la fuerza para luchar hasta el límite.

En mi caso fue diferente, cuando entré en la CIA yo estaba muerta por dentro, no quedaba ningún resto humano en mí, todo se había ido. En ese sentido, no tuve que suprimir ningún punto débil, porque prácticamente no tenía ninguno. No había nada ni nadie que pudieran utilizar en mi contra para destruirme.

Durante años funcioné de ese modo, sin detenerme a pensar si era correcto o si era saludable psicológicamente hablando. En ese entonces no me importaba, simplemente obedecía lo que me ordenaban.

Esa mañana al despertar tenía un nuevo mensaje con más fotos de Cristianno de un número desconocido. Decidí no abrirlo, simplemente lo borré. Desde hace un par de mensajes atrás había optado por dejar de verlos. Mi corazón ya no soportaba más el sufrimiento de ser testigo de todas esas fotos, quería era que me dejaran en paz.

No sabía cuál era el propósito de todo esto, pero debía averiguarlo pronto porque esta persona que me enviaba esos mensajes, era la primera que descubría cuál era mi único punto débil, además de utilizarlo contra mí para atormentarme. Y una persona así, con tal cantidad de poder sobre mí era peligrosa, debía ser eliminada.

Después de darme una ducha, me vestí con mi ropa de todos los días: jeans negros, camiseta blanca y botas negras, recogiendo mi cabello en una coleta alta. Al terminar, salí de mi habitación en dirección a la cocina para preparar mi desayuno, advirtiendo que mis compañeros Kaled, Hakim, Nizar y Malik estaban sentados en la mesa comiendo. Pero qué maravillosa coincidencia, esto iba a estar bueno. Cuánto ansiaba tener otro enfrentamiento con ellos.

Me acerqué a la cafetera, sirviéndome una taza de café hirviendo.

- Buenos días– Saludé educadamente, dirigiéndoles un asentimiento de cabeza–

- ¿Qué tienen de bueno exactamente, Ginebra?– Inquirió Malik frunciendo el ceño, mientras se cruzaba de brazos–

- Bueno, el sol salió, el cielo es perfectamente azul y tenemos trabajo que hacer– Respondí encogiéndome de hombros–

- Tu constante optimismo me agota– Comentó Kaled soltando un suspiro–

- ¿Dónde están los demás?– Preferí preguntar, cambiando de tema–

- Con Hassan, afinando los últimos detalles de la fiesta– Respondió Nizar balanceándose en la silla aburrido–

- ¿No deberíamos estar con ellos?– Inquirí alzando una ceja, esbozando una mueca–

Déjame ir o ámame así (ASP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora