Capítulo 21

4.3K 194 49
                                    

Megan

Después de despedir al príncipe Hassan, Jamal Al-Yandal y yo bajamos un piso en el ascensor y entramos en un enorme departamento, diseñado específicamente para funcionar como centro de operaciones de la seguridad del príncipe.

Era impresionante, el lugar era como un búnker blindado en altura, recubierto totalmente de metal acentuado por colores como el negro, una amplia gama de grises y blanco. Si no hubiera sido por los amplios ventanales que daban a la ciudad, casi habría olvidado que en realidad nos encontrábamos en un edificio.

Grandes y cómodos sillones adornaban una esquina frente a una televisión, mientras el centro de la estancia estaba ocupado por una mesa repleta de papeles, computadoras y armas. En un rincón apartado, estaba situada la cocina, tan pequeña y simple que pasaba desapercibida, aunque destacaba su impecable limpieza. Finalmente, un largo pasillo al costado derecho de la puerta principal indicaba que en esa dirección se ubicaban los dormitorios y cuartos de baño.

- Aquí vivirás los siguientes días, pero te aconsejo no acomodarte demasiado– Indicó Jamal aclarándose la garganta, su voz profunda y áspera–

- ¿Por qué?– Inquirí contemplándolo todo a mi alrededor–

- Porque jamás nos quedamos mucho tiempo en un lugar, todo depende de la agenda del príncipe. Tiene muchas mansiones y departamentos distribuidos en el país y en el extranjero, así que solemos trasladarnos bastante– Explicó detrás de mí–

- Entiendo, viajar lo más ligera posible– Susurré haciendo una nota mental–

- De hecho, ni siquiera es necesario llevar equipaje porque en cada una de las residencias del príncipe contamos con todo tipo de suministros de repuesto: ropa, armas y dinero– Agregó, encogiéndose de hombros–

- Bastante práctico– Comenté pasando los dedos sobre la superficie de la mesa–

Hice un giro completo, constatando que estábamos solos.

- ¿Dónde están todos?– Pregunté, suspirando–

- Ocupándose de sus respectivas labores– Respondió, entrecerrando los ojos, todavía receloso de confiarme información–

- ¿Cuántos trabajan como guardaespaldas del príncipe?– Pregunté con curiosidad–

- El grupo está compuesto por diez personas– Indicó tragando saliva, colocando las manos detrás de la espalda–

- ¿Tan pocos?– Interrogué frunciendo el ceño, confundida y sorprendida–

- Originalmente solíamos ser treinta pero el príncipe se sentía aislado, así que ordenó que redujéramos el número de hombres. Al principio creímos que sería una locura, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que efectivamente éramos demasiados... muchos eran un estorbo– Explicó, sonriendo brevemente–

- De entre todos los sectores de seguridad, éste debe ser el más codiciado ¿no?– Proseguí, merodeando por el enorme departamento–

- En efecto, pero también es el más difícil de ingresar. Por eso no dejamos entrar a cualquiera, los hombres que están en este grupo son de la élite– Asintió, cruzando los brazos–

- Por eso somos diez– Afirmé, soltando un bufido–

- No se necesita más– Ratificó Jamal asintiendo con la cabeza–

- ¿Cómo funciona el sistema de vigilancia?– Inquirí, cambiando de tema–

- Por turnos, cada uno tiene entre dos a cuatro relevos diarios– Explicó, señalando una pizarra con los horarios de cada uno–

Déjame ir o ámame así (ASP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora