Capítulo 41

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Megan

Había estado hablando durante una hora y en todo ese tiempo, Cristianno nunca me interrumpió, simplemente se limitó a permanecer sentado frente a mí a la luz de las velas, escuchando cada palabra de lo que decía, mirándome directamente a los ojos.

Le conté todo, absolutamente todo, no excluí nada, ni el más mínimo e insignificante detalle.

- Mis manos están manchadas con la sangre de tres mil personas: culpables e inocentes de todas las edades, razas, nacionalidades y niveles socioeconómicos. Sumado al propio número que Amara se ha encargado de aumentar con el paso de los años y que ahora ronda en las quinientas personas. Pero dado que es mi cuerpo y ambas lo habitamos, pues... Al final soy la responsable de haber cobrado un total de tres mil quinientas vidas sólo hasta hoy

Entrecerré los ojos mientras estudiaba mis uñas, soltando un largo suspiro.

- Aparte de matar y torturar, también he espiado y robado objetos e información. Por medio de mentiras, extorción, estafas, secuestros, amenazas y sobornos he llevado a la ruina a familias enteras; he manipulado medios de comunicación; he hundido en la bancarrota a empresas y organizaciones criminales y benéficas; he metido en la cárcel a personas honestas y he dejado en libertad a la peor escoria humana; he derrocado presidentes, reyes y ministros y he sumido países enteros en el caos; he bombardeado ciudades; he derribado aviones comerciales y jet privados para que sean sepultados en las profundidades del océano y me he vendido a mí misma más veces de las que puedo siquiera recordar

Ladee la cabeza, contemplando los ojos dorados de Cristianno al otro lado de la mesa. Tenía que admitirlo, estaba sorprendida: creí que a estas alturas, Cristianno ya no resistiría más y sería incapaz de mirarme a los ojos.

Pero lo había subestimado, porque todavía seguía aquí.

Sin embargo, se me hacía extremadamente difícil leer su mente y los pensamientos que pasaban por su cabeza, su expresión y postura corporal eran impenetrables así que sentía que estaba avanzando a tientas en un camino desconocido.

No importa, sea lo que sea que opinara sobre mí, sólo existe un final para esta noche.

Así que sonreí y continué.

- Me entrometí en la vida pública y privada de las personas: hice que matrimonios terminaran en divorcios; hice que hermanos pasaran de amarse a odiarse; hice que padres desheredaran a sus hijos e hice que amistades de infancia se fracturaran de un día para otro

Expectante, esperé su reacción, pero Cristianno sólo parpadeó.

- La anarquía que desaté a su alrededor siempre concluía de la misma forma: asesinándose los unos a los otros, sin que nadie quedara impune, todos recibiendo su parte, aunque no lo merecieran– Expliqué distraída, encogiéndome de hombros–

Aguardé, pero Cristianno era como una roca azotada por el embravecido mar: firme, estable y resistente. Irritada, apreté los dientes y sujeté con fuerza los respaldos de la silla, clavando las uñas en la madera.

Cristianno no se inmutó, ni siquiera esbozó una mueca, nada.

- Tal vez no lo creas, pero recuerdo cada una de las muertes que he perpetrado: el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué– Lo tantee frunciendo el ceño–

Alcé una ceja para provocarlo, pero Cristianno simplemente siguió mirándome con sus ojos dorados; radiantes y abrasivos como el sol, escrutándome con tal intensidad que sentía que me estaba quemando.

Déjame ir o ámame así (ASP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora