Megan
Desde que Nikolai había aparecido de sorpresa en mi departamento esa mañana, habíamos estado afuera paseando. Primero caminamos recorriendo un sector de Central Park en donde conversamos sobre los hechos que habían acontecido en mi vida últimamente. Después, con el objetivo de animarme me invitó a tomar un café para que nuestros cuerpos volvieran a entrar en calor. Luego subimos a la cima del edificio Empire State y nos colocamos en el mirador para observar desde lo alto la ciudad.
Cuando comenzaba a atardecer, hicimos una pequeña parada en el museo de arte moderno y rápidamente observamos las piezas de arte mientras simulábamos ser todos unos expertos en el tema. Cuando la noche cayó sobre nosotros y la ciudad, nos dirigimos a Times Square para contemplar los luminosos anuncios y los espectáculos en vivo de algunos artistas y bailarines.
Cansados de tanto caminar, fuimos a un bar muy conocido al aire libre a las afueras del centro de la ciudad para contemplar desde lejos el puente de Brooklyn mientras nos tomábamos una copa de vino para descansar y aprovechar de comer algo. A medida que avanzaba la noche, lo que comenzó con una tímida copa de vino terminó con dos botellas vacías. Una vez que estuvimos lo suficientemente mareados por el alcohol en nuestra sangre, nos pusimos de pie y nos largamos de ahí en dirección al barrio Soho.
Nikolai quería mostrarme un lugar que le habían recomendado así que sin dudarlo más, nos dirigimos hacia allá. Resultó ser que el local era una especie de cantina que cada día de la semana tenía una temática distinta y la música también. Esa noche, era una mezcla entre salsa y ritmos caribeños, así que los músicos invitados en el escenario tocaban canciones acordes al tema.
El recinto era muy espacioso y mientras en un costado había mesas para que la gente comiera, bebiera y viera el espectáculo, en el otro costado el espacio estaba despejado para que los que quisieran bailar pudieran hacerlo libremente. Esta noche en particular parecía haber muchísima gente así que para contagiarnos con el ambiente y sentirnos a gusto, primero pasamos a la barra para beber tequila.
- No puedo creer que te fueras un verano entero a Indonesia para trabajar en un hotel– Dije ahogándome de la risa, parecía tan imposible que no podía parar de reír–
- ¿Y porque no? Acababa de terminar el instituto, necesitaba dinero, quería viajar y alejarme un tiempo de mi hogar ¿tan difícil es de creer?– Rebatió Nikolai haciendo una mueca y llevándose a la boca una papa frita–
- No, lo que pasa es que no te imagino atendiendo a la gente de esa forma– Expliqué, bebiendo un sorbo de mi copa de alcohol y tomando una papa frita del plato–
- ¿Y qué hay de ti? ¿En qué trabajabas antes de entrar en la CIA?– Indagó Nikolai ladeando la cabeza y mirándome directamente a los ojos, curioso–
- Bueno, entré en la CIA cuando tenía diecisiete años porque me admitieron antes, pero durante aquel verano trabajé de salvavidas en la playa– Me limité a decir encogiéndome de hombros, recordando pasajes de ese momento de mi vida–
- ¿Qué? No, eso sí que no me lo creo– Se rio Nikolai golpeando la mesa con un puñetazo–
- Es verdad, tengo fotografías de hecho... me veo horrible en esa época pero sirven como evidencia– Dije tratando de verme convincente, no quería mostrarle esas fotografías pero si me las pedía porque no me creía entonces tendría que hacerlo–
- Las personas que hayas salvado no saben la suerte que tienen– Comentó Nikolai guiñándome un ojo con una media sonrisa–
- ¿Has visto cuando a veces en las películas la gente finge estarse ahogando? Bueno, eso en realidad sucede, a mí me pasó varias veces– Agregué limpiándome las manos con una servilleta–
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Déjame ir o ámame así (ASP #2)
RomanceLa última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...