Capítulo 20

5.3K 194 81
                                    

Cristianno

Desperté completamente desnudo, enredado entre sábanas blancas. Parpadee y entrecerré los ojos hacia la brillante luz que se filtraba desde el exterior a través de las cortinas abiertas de la habitación. Cuidadosamente, tratando de no perturbar el sueño de Martina, me incorporé sobre la cama contemplando su figura. Me acerqué y me incliné sobre ella, besando su mejilla antes de ponerme de pie. Una vez que estuve vestido, tomé un lápiz y un trozo de papel de la mesita de noche para escribir un mensaje.

Lamento haberme marchado tan temprano, pero tenía cosas que hacer. Esta noche estaré en el casino de Montecarlo por su fiesta de aniversario y me gustaría que vinieras conmigo como mi pareja si es que no tienes otros planes. Puedes llamarme a mi número: 214-678-6177

Cristianno

Dejé la nota sobre mi almohada y salí de la habitación de hotel, bajando hasta el primer piso. Caminé por la calle hasta mi auto, estacionado junto a la playa, donde la gente estaba recostada en la arena y bañándose en el mar. Conduje a casa de mi padre con las ventanas abajo, dejando que la brisa marina me rodeara.

Estacioné el auto y entré en la casa con sigilo, vigilando que nadie me viera. Fui hasta mi habitación y me di una corta ducha. Vestido con ropa limpia y fresca, bajé las escaleras, encaminándome directamente a la cocina. Me serví un poco de comida en un plato y tomé dos botellas de cerveza del refrigerador, dirigiéndome al jardín. Encontré a Kris en traje de baño sentado en una de las tumbonas junto a la piscina, contemplando la nada en silencio. Me dejé caer en la tumbona a su lado, cubierto por la sombra del quitasol y le entregué una botella de cerveza.

- ¿Cómo te fue enano?– Preguntó, sonriendo ampliamente–

- Bastante bien– Respondí, sonriendo para mí mismo–

Chocamos nuestras botellas haciendo un brindis en silencio.

- ¿Cómo estuvo su noche?– Interrogué, luego de beber un gran trago de cerveza–

- Bueno ya sabes, lo usual: Camilo, Mirko y Luca iniciaron una pelea en la discoteca contra un grupo de chicos y Guido, Nicola, Genaro y Mateo les ayudaron a patearles el culo– Explicó, suspirando–

- ¿Qué ocurrió esta vez?– Interrogué, riendo–

- Camilo besó a la novia de uno de ellos, cuando el imbécil se acercó para encararlo, Mirko le rompió una botella de vodka en la cabeza. Después, el tío le propinó un puñetazo a Luca y este le prendió fuego en la ropa– Indicó, cruzando los brazos–

- Esos idiotas, no tienen solución– Murmuré, sacudiendo la cabeza–

Terminé de devorar mi comida, dejando el plato a un lado.

- ¿Y tú que hiciste todo ese tiempo?– Inquirí, entrecerrando los ojos–

- Estoy viejo para meterme en peleas de este estilo, me encargué de apagar a la antorcha humana y de negociar con el dueño de la discoteca para que no llamara a la policía– Gruñó, tornando los ojos en blanco–

- Qué hermano mayor tan ejemplar– Comenté, riendo–

- Si no los cuido yo, nadie más lo hará– Respondió, encogiéndose de hombros muy serio–

- Siempre te he admirado por eso– Indiqué, totalmente honesto colocando una mano en su hombro–

- Todo lo que he hecho por ustedes ha sido improvisado, tal vez por eso me he equivocado tanto, pero la intensión es lo que cuenta– Reflexionó, tocándose el cuello–

- Al menos te has arriesgado con nosotros, es más de lo que nuestros padres alguna vez hicieron– Susurré, frío y cortante–

Permanecimos en silencio, escuchando el sonido de los pájaros en los árboles, el mar a los lejos contra los acantilados. Me di la vuelta para colocarme frente a él y poder verlo a la cara, apoyando los codos en las rodillas.

Déjame ir o ámame así (ASP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora