Amara
Llené mi organismo con un cóctel tan diverso de sustancias que rápidamente me volvà loca, al nivel de tener sexo en un baño con un hombre. Normalmente no me comporto asÃ, sino que peor, pero esta era una situación especial, asà que estaba celebrando con precaución.
Sin embargo, antes de poner en marcha mi plan suicida, debÃa ocuparme de un asunto crÃtico. Cuando terminé con mi vagabundeo desenfrenado, me planté frente a las puertas de uno de los cientos de edificios de Nueva York. Me adentré en el interior del recinto sin que nadie reparara en mÃ, subiendo en el ascensor hasta el piso 30. Con el sigilo de una pantera, irrumpà en el inmueble y me deslicé como una sombra hasta el dormitorio principal.
En la cama, dos personas desnudas dormÃan con respiraciones acompasadas, un hombre y una mujer. Me movà hasta el costado derecho, cerniéndome sobre el hombre, estirando mis manos para colocarlas sobre su cuerpo.
Pero entonces la mujer despertó, sentándose en la cama y mirándome con los ojos muy abiertos, la sábana pegada al pecho. Coloqué mi dedo Ãndice sobre mis labios, indicándole que mantuviera la boca cerrada. Hizo justamente lo contrario y gritó con todo lo que sus pulmones le permitÃan.
Con una maniobra fugaz, tomé mi pistola con silenciador y le disparé en la frente, entre ceja y ceja, sin titubear ni un segundo. Cayó muerta sobre las almohadas. Maldije mentalmente y me enfrenté al hombre, que habÃa despertado gracias al espectáculo.
- ¿Qué...?– Preguntó entornando los ojos, todavÃa demasiado somnoliento como para reconocerme–
- Buenas noches, Dean– Lo corté saltando sobre él como una fiera–
Presionando los puntos vitales de su cuerpo con la técnica milenaria china que me habÃan enseñado en la CIA, lo sumà en un profundo estado de inconsciencia e inmovilización.
Y asà sin más, secuestré a Dean Reynolds.
Cuando llegué al refugio que habÃa seleccionado, amarré firmemente a mi prisionero de pies y manos contra la rueda de metal suspendida en la pared, mi aparato de tortura preferido. Al terminar contemplé mi obra de arte desde lejos, orgullosa. HabÃa copiado la posición del hombre de Vitrubio del dibujo de Leonardo Da Vinci y no podÃa sentirme mejor. SÃ, aunque no lo crean, sé algo de cultura general.
Coloqué una silla frente a Dean y me senté a esperar, cruzando las piernas. Los efectos de presionar los puntos vitales de energÃa en su cuerpo no duraban mucho, por lo tanto, según mis cálculos, deberÃa despertar pronto. Pero el tiempo corrÃa y no sucedÃa nada. Cansada de esperar e impaciente, extraje mis dagas y me puse de pie.
Dispuesta a jugar un rato, lancé las dagas con precisión a través de la estancia, usando a Dean como objetivo. Las armas se incrustaban con fuerza en el metal, trazando la silueta de su cuerpo.
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Déjame ir o ámame así (ASP #2)
RomanceLa última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...