Cristianno
De alguna forma que todavía no logro comprender, cuando tocaron a la puerta del castillo, supe de inmediato quién era.
Megan.
Y aunque no era precisamente una sorpresa para mí ―porque estaba esperando su llegada desde hace tiempo― por más que me esforcé, no pude evitar que mi corazón se acelerara en mi pecho.
Ese día los criados, mayordomos, sirvientes y mucamas que trabajaban en el castillo no estaban presentes porque les había dado el día libre, bajo la excusa de que necesitaba estar solo. Sin embargo, ahora me arrepentía de haber tomado esa decisión, ya que no me quedaba más alternativa que responder yo.
Me quedé inmóvil ante la enorme puerta antigua, contemplándola sin saber que hacer. Podía sentir la presencia de Megan incluso del otro lado y era algo tan intenso que por un momento mi cuerpo perdió sus fuerzas.
Tratando de recuperarme, coloqué una mano sobre la superficie de madera y metal, jadeando. Cerré los ojos y me concentré en dominar el miedo y la ansiedad que invadían mis pensamientos.
Se me ocurrieron miles de razones por las cuales debería ignorar a Megan y dejar que se congelara afuera, pero al final bastó sólo una para que abriera la puerta de par en par, al mismo tiempo que sentía una poderosa fuerza magnética que me envolvía y me atraía a ella, empujándome para rodearla entre mis brazos y besarla.
Eso es lo que me hubiera gustado hacer, pero me contuve, agotando toda mi fuerza de voluntad para reprimir el impulso natural que surgía desde lo más profundo de mi ser cuando tenía frente a mí los impresionantes ojos grises de Megan.
- Hola Cristianno– Saludó ella tragando saliva–
- Hola Megan– Dije apretando la mandíbula–
- Creí que no abrirías, tengo que admitirlo– Comentó distraída, ladeando la cabeza–
- Durante unos minutos lo consideré seriamente– Declaré con brutal honestidad–
- Puedo imaginarlo, después de todo, no te culparía si lo hubieras hecho– Suspiró soltando una risa vacía, sacudiendo la cabeza–
Nos quedamos en silencio, observándonos fijamente el uno al otro mientras una repentina ráfaga de aire alborotaba nuestro cabello y ropa. Ninguno se había movido, simplemente seguíamos ahí de pie, sin atrevernos a hacer nada.
- Cristianno, todavía estás a tiempo de cerrarme la puerta en la cara y dejarme afuera– Susurró esbozando una sonrisa triste–
Las palabras de Megan me asombraron porque no esperaba una reflexión así de su parte. Sin embargo, lo que decía era cierto, abrir la puerta era una cosa, pero dejarla entrar era algo completamente distinto.
Aunque estaba implícito, me alegró ver que ambos lo entendíamos igual. El hecho de que Megan demostrara respeto al decidir no invadir mi privacidad sin que antes le hubiera otorgado mi permiso, era un gesto que realmente apreciaba.
Así que me hice a un lado y le di espacio para que ingresara. Y ella aliviada, pasó por mi costado abrazándose a sí misma.
En medio del vestíbulo, advertí por primera vez qué tanto frío debió haber soportado mientras hablábamos, expuesta en la intemperie. Su cuerpo se estremecía, sus dientes castañeteaban y sus labios estaban ligeramente azules.
Aparté la mirada y me dirigí hasta la biblioteca, lugar donde había estado leyendo todo el día intentando distraerme, obviamente sin éxito. Megan me siguió, pero en lugar de caminar conmigo a mi lado, se quedó atrás, guardando una distancia prudente entre nosotros. De haber tenido otra opción, habría preferido no notar ese pequeño pero revelador detalle.
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Déjame ir o ámame así (ASP #2)
RomanceLa última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...