Megan
Estaba sola en el medio de Central Park, sentada en una de las bancas frente a la vía donde las personas corrían, paseaban en bicicleta y caminaban por la tarde después de trabajar. Tenía la espalda recta, los ojos cerrados y las manos sobre las rodillas, intentando silenciar el ruido ambiente y el eco atronador de mis pensamientos, dejando mi mente en blanco para contactarme con Amara.
Me concentré en mi respiración, lenta y rítmica, la forma en la que entraba por mi nariz y salía por mi boca, recorriendo mis pulmones, sintiendo cómo mi pecho subía y bajaba. También seguí el palpitar de mi corazón, firme y constante. Sumergida en un profundo estado de hipnosis y meditación, me deslicé en ese lugar remoto en mi interior que compartía con Amara.
Al principio creí que ella no me dejaría entrar, debido a lo que pasó la última vez que nos vimos. En lugar de hablar como adultas, sólo nos gritamos la una a la otra, recriminándonos cosas del pasado, el presente y el futuro. Hasta que Amara se aburrió y desapareció, encerrándose a sí misma, voluntariamente.
Para mi sorpresa, descubrí que el camino estaba despejado y no había nada que me impidiera avanzar. La busqué a mí alrededor, recorriendo el lugar, igual a la realidad pero en una dimensión paralela.
Había llamado a Amara durante días, pero ella jamás respondió. Era evidente que se estaba aprovechando de las circunstancias, pero no me importó, necesitaba verla con urgencia. Si la montaña no venía hacia mí, yo iría hacia ella.
Lo más probable es que me disparara y después me cerrara la puerta en la cara, pero tenía que intentarlo al menos. Considerando su temperamento, volátil y efímero, predecía que no estaría feliz de verme merodeando en su espacio personal.
- Será mejor que tengas una razón malditamente buena para estar aquí– Comentó una voz, fría y letal detrás de mí–
Me di la vuelta y la encontré, sentada sobre una silla antigua con una actitud altiva e imponente. Amara lucía muy diferente a como suele arreglarse normalmente, pocas veces he tenido la oportunidad de verla así. Llevaba un largo vestido rojo con un profundo escote que resaltaba su erotismo. Su cabello caía por su espalda y sus ojos dramáticamente maquillados con negro eran mortíferos.
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Déjame ir o ámame así (ASP #2)
RomantikLa última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...