Capítulo 2

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Cristianno

Después de dos largas horas, Megan se quedó en silencio, sin ninguna palabra más que decir. Ya le había preguntado todo lo que quería saber, incluso lo que no quería. Pero era necesario, todo esto era imprescindible. Tenía que hacerlo tarde o temprano.

Todavía conmocionado, me puse de pie y llené un vaso de agua para Megan. Al principio apartó la cara, dándome a entender que no quería nada de lo que yo pudiera ofrecerle. Pero después de insistir un poco más, lo aceptó, por lo tanto, acerqué el vaso de cristal a sus labios y lo incliné para que bebiera.

Cuando terminó, deposité el vaso sobre una mesa y caminé hacia la ventana que daba a la ciudad, colocándome de una forma que Megan no pudiera ver mi rostro. Tomé aire profundamente, sintiendo cada músculo de mi cuerpo en tensión, como si estuvieran anticipándose al dolor.

- ¿Me quisiste alguna vez?– Pregunté, apretando la mandíbula–

- No– Respondió, fría y cortante–

- Vaya, eso simplifica las cosas‒ Exclamé con ironía–

- No sólo te quise Cristianno, te amé‒ Agregó, segura y determinada–

Lentamente me di la vuelta para observarla, regresando sobre mis pasos hasta situarme frente a ella. Su rostro inundado en lágrimas fue suficiente para saber que decía la verdad y que no me estaba engañando para salvar su vida.

- ¿En serio eres tan idiota como para creer que en algún momento dejé de hacerlo?– Demandó, enfurecida y herida–

Megan apartó la mirada con recelo, buscando cualquier otra cosa más interesante en la habitación con tal de no mirarme directamente a mí. Con un suspiro, me alejé para darle el espacio que necesitaba.

- ¿Qué fue lo que le sucedió a Nikolai?– Interrogó, brutal y feroz–

- ¿Por qué te preocupas tanto por él?– Contraataqué, entrecerrando los ojos con curiosidad–

Pero ella astutamente guardó silencio.

- ¿Acaso es tu amante?– Insinué, esbozando una sonrisa venenosa–

- No importa lo que diga, creerás sólo lo que quieras creer– Respondió, encogiéndose de hombros–

- Responde– Ordené, implacable–

Ella alzó el mentón, desafiándome.

- Fue mi compañero cuando los seguí hasta Rusia, me enteré que lo capturaron y quiero su cuerpo para devolvérselo a su familia– Contestó, hastiada–

- Nosotros no lo tenemos– Interrumpí, perdiendo la paciencia–

- ¿Me estás diciendo que no sabes dónde está?– Preguntó, abriendo los ojos de par en par–

Sacudí la cabeza, cruzando los brazos.

- Maldición, no tienes ni idea cuánto aborrezco el día que te conocí– Escupió, molesta y resentida–

- ¿Por qué crees que está muerto? ¿Quién te dio esa información?– Interrogué, ladeando la cabeza–

- Tu padre me lo dijo, todos los días y hora tras hora me describió la muerte dolorosa que le habían proporcionado– Explicó, mirándome con verdadero odio–

- Bueno, te mintió– Declaré, soltando un bufido–

- ¿Qué?– Inquirió, congelada–

- Él no está muerto, pero sí muy herido– Argumenté, cuadrando los hombros–

Déjame ir o ámame así (ASP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora