Megan
Después de un viaje eterno de catorce horas repleto de escalas en distintos países, por fin estaba de regreso en mi departamento de Nueva York. Mi despedida con Aurora fue bastante fría con palabras escasas, considerando todo lo que habíamos vivido juntas. Ella seguía enfadada por mi decisión de volver a trabajar, pero se trataba de mi vida y sólo yo podía decidir cómo quería vivirla.
Valoraba su compañía, era la única integrante de mi familia que seguía con vida y me encantaba conversar con ella, pero no había nada que ella pudiera hacer para obligarme a cambiar de opinión. La quería muchísimo, pero sentía que no podía continuar en una isla escondiéndome, fingiendo que estaba libre de preocupaciones con el dinero suficiente para subsistir. Tenía que seguir ocupándome de mí misma y eso significaba trabajar para ganar dinero.
Me había puesto como meta volver a estar en la cima de la CIA como sea.
Estaba en Nueva York tal como mi jefe me lo había pedido, para que me devolvieran mi placa, mi puesto y mi honor frente a mis compañeros. Si no hubiera sido por esta ceremonia, habría volado directamente Grecia para asistir a la boda de Lissa. Cristianno también estaría ahí, pero no permitiría que sólo por esa razón me alejara de mi amiga, ni siquiera si un acuerdo con mi firma me obligaba a estar separada de él.
Parpadee, volviendo al presente.
El jefe estaba en el escenario con un micrófono en la mano, realizando el discurso de bienvenida de esta ceremonia donde varios agentes recitarían el juramento de la institución. Cuando finalmente pronunciaron mi nombre, respiré profundamente, me levanté de mi silla y caminé hasta la tarima. Coloqué la mano izquierda sobre la Biblia, manteniendo la mano derecha en alto para pronunciar las palabras.
- Juro proteger a mi país de cualquier amenaza, entregar mi vida y todo cuanto poseo en el intento. Si debo soportar torturas y vejaciones en mi contra, lo haré con honor si con eso logro que todos los secretos de Estados Unidos de América mueran conmigo– Declaré, sintiendo un nudo en mi garganta–
- Bienvenida, agente– Respondió el jefe, visiblemente orgulloso–
Retiraron el libro y me entregaron mi placa junto con mi pistola.
Veinte minutos más tarde, la ceremonia había terminado y doscientos nuevos agentes se retiraron del gran salón para volver a trabajar. Traté de mantener un perfil bajo hasta salir del auditorio, pero no sirvió de nada porque la única persona que quería evitar exclamó mi nombre captando la atención de todos los presentes.
Me di la vuelta con una mano en la cadera, mirando con una máscara de acero a Dean Reynolds. Esta persona era mi enemigo declarado desde que había sido aceptada en la CIA hace cinco años, somos de la misma generación por lo que entrenamos juntos e hicimos el juramento al mismo tiempo. Se plantó frente a mí con una sonrisa socarrona en la boca, mirándome de arriba abajo.
- Vaya, con que Megan Carter la súper estrella está de vuelta– Vociferó sin vergüenza alguna–
- Lástima para ti, Dean– Respondí, cortante y fría–
- Tendrás que trabajar muy duro si realmente quieres volver a estar en la cima– Prosiguió, cruzando los brazos–
- No tengo problemas con ensuciarme las manos, eso lo sabes muy bien– Repliqué, encogiéndome de hombros y simulando aburrimiento–
- No bastará con ensuciarte sólo un poco– Ronroneó, entrecerrando los ojos–
Dean recorrió mi cuerpo con la mirada, captando cada detalle. Esto era lo gracioso de su actitud, me odiaba a muerte pero por alguna razón me deseaba más que a nada en el mundo. Tal vez porque siempre había ignorado sus avances se negaba a rendirse, todavía creía que podría acostarse conmigo.
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Déjame ir o ámame así (ASP #2)
RomanceLa última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...