Amara
Desde que Megan me creó hace cinco años atrás, ésta era la primera vez en toda mi vida que sentía miedo. Siempre pensé que para mí, el miedo estaba prohibido debido a mi naturaleza. Pero ahora finalmente entendía que era una emoción tan real, que me hizo sentir totalmente humana.
Aunque Megan me había dado su autorización para tomar el control, permitiéndome ocupar su cuerpo sin restricciones o limitaciones, no pude hacerlo. En cambio, estaba de pie en un rincón de su habitación, viendo cómo moría.
Después de la pelea con Reiner, él desapareció para terminar los preparativos y partir cuanto antes. En ese momento, tres mujeres de la mansión aprovecharon su oportunidad y recogieron a Megan del suelo y la trasladaron inconsciente hasta aquí.
La depositaron en la cama con cuidado y la desvistieron hasta dejarla desnuda. Rápidamente, comenzaron a ocuparse de la parte inferior de su cuerpo. Y había tanta sangre por todos lados que las sábanas rápidamente se mancharon por completo. Con cada gota que caía al suelo, la vida de Megan se drenaba poco a poco.
No entendía qué estaba sucediendo y tampoco sabía por qué Megan estaba tan mal. A simple vista sólo tenía unos cuantos moretones, cortes y rasguños, nada fuera de lo normal. Es cierto que el enfrentamiento con Reiner fue bastante violento, pero en otras ocasiones Megan ha combatido con enemigos mucho peores.
Entonces, ¿Por qué ahora se estaba desvaneciendo frente a mí?
El aire de la habitación estaba viciado por el intenso olor a sangre, las mujeres gritaban entre sí histéricas en árabe y corrían cargando baldes con agua fresca y trozos de tela limpios. Trataban de detener la hemorragia, manteniendo húmeda la sudorosa frente de Megan mientras vigilaban atentamente su pulso.
- No está funcionando, si no hacemos algo pronto, perderá el bebé– Exclamó la mujer anciana, desesperada–
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral y mi corazón se detuvo.
Con esa simple pero devastadora frase, todo encajó a la perfección en mi cabeza y las cosas finalmente cobraron sentido. La debilidad, el dolor de estómago, la pérdida de equilibrio, los mareos, la torpeza en sus movimientos, la palidez, el cansancio, la bipolaridad de su humor...
Megan estaba embarazada.
Crucé la habitación en dos zancadas y me arrodillé a su lado en la cama, tomando su mano con tanta fuerza que pude escuchar cómo sus huesos crujían. Resoplando de ira e impotencia, totalmente fuera de control, contemplé el rostro impasible de Megan, ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor.
- ¿Un bebé? ¿Cómo es posible que no lo supieras? ¿Jamás notaste que había algo diferente en ti? ¿Y aun así decidiste luchar?– Exclamé hablando entre dientes–
Clavé las uñas en su piel, apretando la mandíbula.
- Estoy tan enojada contigo que te mataría de no ser por la criatura que llevas en el vientre– Gruñí entrecerrando los ojos–
Cerré los ojos y bajé la cabeza, reprimiendo el impulso de zarandearla con brusquedad.
- Por favor Megan, resiste, no te des por vencida, por lo que más quieras no dejes que tu hijo tenga este final o de lo contrario te arrepentirás toda tu vida– Supliqué lamiéndome los labios–
Extendí el brazo y coloqué una mano sobre su estómago, intentando traspasarle a ambos mi energía, fuerza y vitalidad. Yo no lo necesitaba, quería dárselos todo a ellos, no me importaba que me dejaran vacía si al menos lograba que sobrevivieran.
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Déjame ir o ámame así (ASP #2)
RomanceLa última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...