La última vez que se vieron, las cosas entre Megan y Cristianno no salieron bien. Surgieron tantos secretos que parecía imposible que las cosas permanecieran como antes. Megan descubrió que los Gabbana asesinaron a sus padres y Cristianno se enteró...
Aunque había estado durmiendo los últimos tres días, no había podido descansar. Me había sumido en modo piloto automático, limitándome a seguir funcionando al nivel más básico posible para evitar la realidad.
Sin embargo, cuando Cristianno se acostó conmigo, el agotamiento acumulado finalmente me venció y por un momento, pude olvidarme de todo, sin ningún sueño o pesadilla que me acosara.
Cuando desperté y abrí los ojos otra vez, sentí una pesada carga que oprimía mi pecho. Los recuerdos del asesinato de mis padres, la alteración en mi ADN y mi intento de suicidio me aturdieron.
Fue difícil resistir la tentación de cerrar los ojos y volver a dormir, pero después de analizar la situación, entendí que no podía seguir ignorando los problemas que nos acechaban, tenía que enfrentarlos.
Al levantarme de la cama, me dirigí a mi armario, eligiendo la prenda más impactante de mi colección. Al final, opté por un vestido ajustado que deslicé por mi cuerpo, tan corto que no dejaba espacio alguno para la imaginación.
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- ¿Megan?– Preguntó una voz detrás de mí–
Me di la vuelta y encontré a Cristianno contemplándome desde la cama, su cuerpo escultural enredado entre las sábanas, ciñéndose alrededor de su cintura y sus piernas. Su cabello estaba desordenado y rostro todavía lucía aletargado y un poco desorientado.
- Lo siento, no pretendía despertarte– Susurré encogiéndome de hombros–
- Descuida, me encanta ver cómo te vistes– Respondió, esbozando una sonrisa socarrona–
Me mordí el labio, halagada por lo que oía.
- ¿De verdad?– Interrogué, ladeando la cabeza con curiosidad–
- Claro, jamás mentiría sobre eso, no hay nada más sexy– Indicó, mirándome de arriba abajo–
- No sabía que algo tan trivial te gustara tanto– Comenté, alzando una ceja–
- ¿Por qué crees que siempre insisto en que te levantes primero?– Indagó, soltando un bufido–
- Hasta hoy creía que lo hacías porque eres demasiado holgazán– Reí negando con la cabeza–
- Muy graciosa– Refunfuñó, entrecerrando los ojos–
- Sea como sea, ahora todo tiene sentido– Exclamé, cruzándome de brazos–
- Entonces, ¿Para qué te vestiste?– Preguntó retomando el tema–
- Quiero salir, si me quedo un minuto más aquí, me volveré loca– Expliqué, esbozando una mueca–
- ¿Prefieres ir sola o que vaya contigo?– Inquirió distraído, bostezando–
