Aún era de noche. Se movió con infinito cuidado para no despertarlo. Le costó tiempo levantarse del lecho sin hacer ruido, y aun así, como si Mew notara su ausencia, éste manoteó entre las arrugadas sábanas, buscándolo.
Gulf contuvo la respiración cuando la campana de la capilla tocó a prima. Quedaba poco tiempo, apenas lo justo para escapar, pero necesitaba robar algunas ropas de mozo si no quería que descubrieran su ausencia demasiado pronto.
Se puso la camisola y la capa y tomó los zapatos en la mano. Echó una última ojeada a Mew y se acercó a la puerta. Hasta los latidos de su corazón se ralentizaron cuando abrió, y no volvió a respirar hasta encontrarse en el exterior. Hacía frío y caminó con celeridad por la galería con la humedad de la piedra traspasando sus pies descalzos.
Al doblar la esquina, alguien se le vino encima. Ahogó un grito de alarma.
-Kamon... -susurró.
El escudero aún lucía ojeras. Sin mediar palabra, le tendió un bulto de ropa, que él examinó.
-Es todo lo que pude conseguir. Calzas, camisa y una pelliza. También unas botas altas. Espero que te sirvan, aunque no están en buen estado.
Gulf se enterneció.
-Te adoro.
-Vístete deprisa. ¿Mew está dormido? -Gulf asintió-. Montará en cólera. No quiero pensar cómo se va a poner ante tu ausencia.
-Quédate con ellos. -Le entregó los zapatos, se quitó la capa y se puso las calzas sobre la camisola, remetiéndola de cualquier modo, ajeno al azoramiento de Kamon. Se enfundó la camisa y se colocó la pelliza. Las botas le estaban grandes, pero al menos lo protegían-. ¿No me has traído un gorro?
-¡Santo Dios, no!
-No puedo salir con el cabello suelto.
-Llévate el mío. -Se lo tendió y Gulf se recogió el cabello en un rodete, cubriéndolo de inmediato.
-¿Cómo estoy?
-Igual de mal que cuando llegaste a Kellinword.
-Eso está bien.
Gulf caminó presuroso hacia las escaleras, seguido por el muchacho. Llegaron al salón, lo atravesaron de puntillas para no alertar a los que aún dormían y sólo se sintieron algo más seguros cuando cruzaron la poterna y aceleraron hacia la barbacana. Por fortuna, los hombres que montaban guardia no dieron importancia a los dos muchachos. Tardaron unos minutos en llegar hasta la plaza principal, y una vez allí se pararon, jadeantes.
-¿Y ahora?
-Ahora necesito esconderme en cualquiera de los carros que salga del castillo.
-¿Dónde irás? ¿Con Plowman?
-Ni en sueños. Sería el primer lugar al que acudiría Mew. Iré al sur. Allí tengo familia.
La actividad comenzaba, y tanto los cuidadores de las caballerizas como los comerciantes, más madrugadores, deambulaban ya por el recinto amurallado. Los que habían pasado la noche bajo la protección del Lord se preparaban para partir.
-Ese carro -señaló Gulf-. Es grande y va cargado con sacos. Me esconderé entre ellos. -Abrazó a Kamon-. Te echaré de menos, amigo mío.
-Gulf, ¿estás seguro?
-Muy seguro. -Se mostraba aparentemente animado, pero una sensación de angustia lo invadía-. Espero que Mew no te busque las cosquillas por mi culpa.
-No tiene que enterarse -mintió Kamon, sabiendo que el Lord le molería a palos-. Que tengas suerte.
Lo vio trotar como un pilluelo y saltar a la trasera del carromato con agilidad, para desaparecer entre la mercancía. A pesar de lo que se le avecinaba, Kamon se alegró por él.
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Fuerza y Orgullo 🖤
Historical FictionFuerza y Orgullo 🖤 Sinopsis: Corazón de León comanda la Segunda Cruzada e Inglaterra se desangra entre intrigas y luchas feudales. Normandos y sajones se disputan su control y el Rey Ricardo concede a su más fiel servidor, Mew Suppasit, el señorío...