「Capítulo 19」

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Cielle miró ligeramente sorprendido a su acompañante. El abogado ya sospechaba que Micah lo había llevado con algún objetivo, pues conocía el desagrado que sentía el pelirrubio hacia él, así que jamás hubiera aceptado ayudarlo sin recibir algo a cambio.

Bajaron los dos las escaleras, llegando hasta el salón de la fiesta. El lugar estaba decorado en su totalidad con blanco y azul rey. Todos los invitados estaban organizados por mesas y en medio había una pequeña pista de baile. Una banda de música clásica tocaba una melodía que le brindaba al ambiente serenidad. 

Cielle buscó con la mirada a Idan, hasta que lo encontró en una de las mesas delanteras de la izquierda. Estaba tan enfrascado en su conversación con Joan que no había notado todavía la presencia del abogado. La manera armónica en la que sonreían hizo su estómago retorcerse.

Micah siguió con la vista hacia donde miraba Cielle tan enfrascado.

—¿Lo conoces? —cuestionó el de cabellos rubios.

—¿A quién?

—A Joan.

—No mucho. ¿Y tú?

—Demasiado. Es mi hermanastro, su madre se casó con mi padre hace cinco años.

Cielle asintió ligeramente sorprendido para regresar la vista a la mesa, fue entonces consciente de que Idan ya lo había notado. 

Estaba enojado, incluso a la distancia pudo distinguir esa mirada de rabia que cortaba hasta el aire. Un escalofrío ascendió por su columna, esos ojos llenos de enojo se sentían como un puñal.

Idan le hizo una señal con los dedos pidiéndole ir en su dirección, Cielle negó con la cabeza desviando la mirada. En ese momento tenía cosas más importantes en las que pensar, como por ejemplo encontrar a ese hombre por el que había tomado la decisión de asistir. Sin embargo no tuvo que hacer mucho porque fue él quien resultó siendo encontrado.

Sintió una presencia a sus espaldas y se volteó con rapidez, encontrándose con aquel hombre mayor de una considerable estatura de pie mirándolo fijamente.

Micah vio como se tensó y enseguida cambió su expresión a una más seria.

—¿Pasa algo D' La Fontaine? —preguntó el de cabellos rubios mirando desconfiado al intruso.

—No —tragó en seco el abogado —. ¿Podrías darme unos minutos?

—Estaré en la mesa de las bebidas, si me necesitas no dudes en llamarme —dijo antes de irse.

—¿Cielle D' La Fontaine? —preguntó curioso el hombre esbozando una sonrisa de lado algo siniestra —. Bonito nombre, aunque no sé si vaya contigo, el anterior te sentaba mejor.

—Parece saber mucho de mí —gruñó entre dientes —. Entonces dígame, ¿por qué me persiguen los suyos? ¿Por qué se esfuerzan tanto en hacerme daño?

—Nosotros no queremos hacerte daño, te protegemos.

—¿Me protegen? —sonrió irónico —. Me apuñalaron y luego me envenenaron.

—Esa puñalada no era para ti, era para ese cuyo padre por años ha sido un estorbo  —dijo refiriéndose a Idan —. Y el veneno no te mataría al instante, eso ya lo sabes.

—¿Quiénes son ustedes?

—Mejor pregúntate: ¿Quién eres tú? Esa respuesta es mucho más interesante.

—¡Maldita sea, responda alguna de mis preguntas! —dijo perdiendo la paciencia.

—No tengo intención de hacerlo, además señorito D' La Fontaine, es muy osado al venir a mi presencia sabiendo nuestras intenciones.

El Abogado del Diablo (BL)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora