Después de obtener la información que deseaba, Idan se marchó dejando a Fabio en manos de los deseos de su padre. Lo que le sucedería después no era de su conocimiento y tampoco de su importancia. Él mismo se había colocado la soga al cuello, en el preciso momento en que pensó que sería una buena idea infiltrarse en una reunión de la mafia, y cometer semejante locura esperando no tener repercusiones. Debía estar demente, o peor, totalmente desesperado.
Era extraño creer que venía directamente por Cielle. ¿Cómo supo que estaría allí? ¿Sería que lo seguía desde mucho antes? La idea de creer que sí era preocupante.
Uno de los guardias se acercó a él y le entregó un teléfono con una fotografía, explicándole que se trataba de un tatuaje que portaba Fabio en la espalda, se le hizo inusual en ciertos aspectos. Además de eso sería la manera de identificar si alguien de los allí presentes lo había ayudado a ingresar.
Llegó al salón donde unos minutos antes se estaba llevando a cabo la fiesta. Entró siendo seguido por dos guardias armados que permanecieron tras de él.
Apenas hizo acto de presencia todos voltearon a verlo. Después de ser encerrados comenzaban a preocuparse de los motivos, pero Leonardo les pidió paciencia, por lo que finalmente aguardaron sin iniciar conflictos. Ahora el hijo del anfitrión había llegado frente a todos, tenía una expresión indescriptible, sus ojos estaban tan oscuros que podrían sus iris avellana fácilmente confundirse con unos negros, sus labios apretados en una fina línea y su expresión sin denotar nada, estaba totalmente en blanco, era como estar mirando a una persona carente de alma; un cascarón vacío que no guardaba por dentro ni siquiera un poco de compasión por los demás.
—Hoy he tenido que hacer más preguntas de las que acostumbro —declaró por lo alto con todos mirándolo —. Así que preguntaré una sola vez: ¿Quién era el acompañante del hombre que portaba este tatuaje? —extendió hacia delante el teléfono mostrando la fotografía. En esa piel estaba grabado el tatuaje de un ouroboros de serpiente con tinta azul.
Todos guardaron silencio e Idan resopló para morder su mejilla interna poco conforme.
—Si pregunté es para ahorrarme el trabajo de tener que revisar las cintas de seguridad, pero dado a que no piensan cooperar así será, sin embargo —miró a los guardias y ambos sacaron sus armas apuntando a todos los presentes —. No habrá compasión para el culpable si lo descubro por mis propios métodos. Es una lastima, pensé que sentían el mínimo de respeto por mi padre, pero viendo como osaron profanar la paz de este evento, me temo que estaba equivocado.
Dicho esto dio la espalda para irse pero una exclamación proveniente de los invitados lo hizo voltearse.
—¿Quién ha hablado? —preguntó y un hombre de la multitud levantó la mano para dar un paso adelante.
—He sido yo —aseguró —. Sé quien es ese hombre.
—Te escucho.
—Es un miembro de Fenith.
—¿Fenith? —preguntó sorprendido.
No era la primera vez que escuchaba ese nombre. Dentro del mundo del crimen organizado esta organización había ganado renombre, sobre todo por ser un grupo grande de individuos con identidades desconocidas, que se dedicaban a toda clase de robos de bienes materiales. Según sabía eran sumamente astutos, como fantasmas, y no iban tras pocas cantidades de dinero, no, ellos robaban piezas valiosas. No temían ni de enfrentarse a la mafia con tal de lograr sus objetivos, sin embargo dado a su gran astucia se mantenían fuera del ojo policial, actuando con una cautela casi inhumana. Siendo así que después de años y años nadie lograba conocer los rostros, métodos o líderes de aquella organización.
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El Abogado del Diablo (BL)✓
Romance«Si no te gusta el Infierno por qué le coqueteas al Diablo » ... Cielle D' La Fontaine es un joven abogado prodigio. Idan Evigheden un empresario despiadado lleno de secretos. Dos personas que aparentan ser diferentes pero llevan el Infierno po...