「Capítulo 27」

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Cielle estaba en su habitación, luego de no poder darle una respuesta concreta a Micah y Osiris, se había marchado y se encontraba encerrado en su mente.

Él nunca había sido particularmente deshonesto en su trabajo, aunque claramente sí había hecho cosas un poco sucias para garantizar sus victorias, mas nada que inculpara a otros, eso le parecía demasiado. Sabía que si quería ser algún día reconocido no siempre podría tomar las decisiones honestas, debía ser más imparcial. Era capaz aún de recordar vívidamente el primer día de trabajo en el bufete, cuando Nadine su jefa le había dicho como primer consejo:

«—En este mundo de fieras tener talento no es suficiente. Si quieres reconocimiento tendrás que ser más fuerte, lo suficiente para tomar decisiones con sangre fría. Aquí es devorar o ser devorado. »

Había aplicado en una pequeña porción aquel consejo. Ahora creía que era el momento de hacerlo completamente.

Estaba sobre la cama, cuando golpearon un par de veces la puerta, pronunció un adelante y Micah ingresó en la habitación.

—No pienses tanto —dijo con voz aterciopelada sentándose a orillas de la cama —. Si sientes que no eres capaz, entonces no lo hagas. Está bien a veces dudar, nos sucede a todos. Eso no te hace cobarde o incapaz.

—Pero tengo que ayudarlo.

—Encontrarás otra manera.

—No la hay.

—Sí la hay —asintió con seguridad —, siempre hay otra opción.

«Siempre hay otra opción.» Recordó aquellas, las mismas palabras que le había dicho Idan la noche anterior.

—¿Entonces por qué no soy capaz de encontrarla?

—Escucha, la vida a veces puede parecer muy dura, pero siempre se presentará una solución. Ahora vamos abajo, no has comido nada en todo el día.

—¿Me prepararás algo?

—Que va, eso se le da mejor a Osiris.

Bajaban las escaleras ambos mientras reían. Micah y Cielle parecían hacer una mezcla maravillosa. Aunque no habían interactuado mucho en el pasado, un pequeño roce como el que estaban teniendo en el presente era suficiente para que ambos se dieran cuenta de lo bien que podrían llevarse. De una manera increíble complementaban. Quizás si años atrás se hubieran tomado el tiempo para conversar en vez de rivalizar sin razones, ahora mismo tendrían ya una amistad bien forjada.

Ambos se detuvieron en el penúltimo escalón, un sonido fuerte e intermitente inundó la casa, una luz roja comenzó a parpadear.

—¡Mierda! —gruñó Micah para comenzar a correr hacia el salón principal.

—¿Qué está pasando? —preguntó Cielle viendo a Osiris salir de la cocina.

Rymer movió a un lado la mesa de centro de la sala, movió la alfombra y abrió una pequeña compuerta que había debajo. Dagger se acercó a él y se agachó también a su altura. El pelirrubio sacó de la escotilla una pistola y un cuchillo, se las lanzó al pelinegro que las tomó y guardó varios cargadores con balas en sus bolsillos. Micah tomó dos armas para guardar una en su cintura.

—¿Pueden decirme qué está pasando? —preguntó el abogado llegando desesperado junto a ellos.

—Nos atacan, ya están aquí —explicó el asesino.

—¿Sabes usar armas? —cuestionó Micah y Cielle negó —. Entonces escóndete.

—No quiero que estén en peligro por mi culpa —pronunció con pesar y rabia —. Odio sentirme impotente, odio depender de otros para que me protejan, odio que por mi culpa salgan perjudicados.

El Abogado del Diablo (BL)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora