「Capítulo 45」

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¿Renunciar a él?

Idan ni siquiera tuvo que pensar demasiado aquella petición, la respuesta era no, en todas las maneras posibles. Él jamás renunciaría a Cielle, ni siquiera cuando pasaron siete años sin verse, ni siquiera cuando albergó tanto resentimiento, ni aun así dejó de amarlo.

—Nunca —se limitó a responder negando con la cabeza —. No me pidas algo como eso porque sabes que es imposible.

—No puedes impedirlo.

—Puedo y lo haré si es necesario. Es irónico, hubo un momento en que tuve dudas —confesó en un suspiro —. Hasta esta mañana creí que debía dejarte con ellos, darme por vencido pues era el camino que elegías, pero ahora que sé que no es verdad no dejaré que tomes esa decisión.

—Esto no es solo por tí, amenazan la vida de mis padres —bajó la mirada mordiendo su labio frustrado.

—Déjame ayudarte.

—No hay nada que puedas hacer, tampoco aceptaría la ayuda de tu gente —dijo está última palabra con asco. Él jamás perdonaría a Leonardo y su séquito por lo que sucedió tanto tiempo atrás, ese rencor nunca acabaría, ni siquiera ahora aunque sabía que el asesino de sus padres estaba tras las rejas.

—Sí puedo —aseguró para tomar sus manos tratando de infundirle confianza —. Pero antes, quiero que me expliques lo que dijiste hace un  minuto —arrugó el entrecejo —. ¿Qué querías decir con que te fuiste del pueblo para protegerme?

—Yo... —trató de retroceder un paso pero Idan agarró con más fuerza sus manos, impidiéndolo.

—No huyas más, no mientas más, por favor.

—Cuando me marché hace años fue su culpa.

—¿Qué?

—Decidí irme porque él me manipuló, me dijo que muchas personas tratarían de hacerte daño y que lo mejor para ti era estar a su lado, que debías irte del pueblo. En aquel entonces le creí pues habían intentado apuñalarte. Me fui porque sabía que era la manera de que te desprendieras de mí y de nuestro hogar.

—No puedo creerlo —se pasó una mano por el cabello escuchando aquella confesión.

—Descubrí después que me había engañado, aquellas personas venían por mí, eran parte de Fenith.

—Ese desgraciado —apretó los puños y su mandíbula se tensó en una fina línea —. ¿Por qué no me contaste eso apenas nos reencontramos?

—Porque ya no tenía caso alguno y tenía miedo de las represalias que tomaría en mi contra. Además actuabas como una persona totalmente diferente, no sabía si elegirías confiar en mí.

Idan se dejó caer sentado en uno de los muebles de la sala, se pasó ambas manos por el rostro totalmente exasperado. Ahora mismo el único consuelo que tenía era saber que ese que arruinó su vida por completo estaba en el lugar que merecía. Además sabía que después de todo la decisión que tomó Cielle fue correcta, de haber permanecido a su lado Leonardo sin duda hubiese mandado a asesinarlo tal cual hizo con su madre. En aquella época el desgraciado deseaba tanto tener a su supuesto "sucesor" a su lado, que no midió consecuencias y simplemente eliminó cada obstáculo en su camino.

—Necesito saber algo más —dijo Idan —. ¿Qué es el famoso tesoro de los Stepanov, por qué lo desean con tanta furia?

—Es algo inexistente —confesó el abogado encogiéndose de hombros.

—¿Inexistente? —ladeó la cabeza confundido —. O sea que no hay ningún tesoro.

—Mi padre aseguraba ante todos poseer la mayor riqueza que podría tener ningún hombre, y para él era así —suspiró —. Yo soy el tesoro de los Stepanov, para mi padre fui la cosa más preciada así que se la pasaba presumiendo delante de todos su "amigos" —hizo comillas —. Con el tiempo comenzaron a creer que se trataba de un tesoro material, pero en realidad se refería a mí. Me amenazan creyendo que sé la ubicación de semejante fortuna, pero en realidad no saben que soy yo lo que buscan.

El Abogado del Diablo (BL)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora