「Capítulo 25」

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Osiris decidió llevar a Cielle a un lugar seguro, al menos esa fue la explicación que le dio al abogado cuando este le preguntó a dónde se dirigían.

Debido a que el edificio de Idan ya no sería un lugar seguro sin él o sus hombres, no podía llevarlo allí, era ponerlo en peligro.

—¿Por qué me ayudas? —cuestionó el abogado mirándolo fijamente.

—Él me lo pidió —contestó simple. Como le caracterizaba rara vez se veía abatido por ninguna emoción. Era muy inexpresivo.

—Pero si él actualmente no sabe el plan que tienes.

—Eso es porque estaría en contra de este plan. Evigheden me pidió protegerte a toda costa, así que no creo que le guste saber que lo dejamos en la cárcel a propósito, y tú estás ahora a merced de tus atacantes.

—Tienes un buen punto —asintió para bajar la mirada a sus manos.

—¿Quién va tras de ti?

—No creo que exista razón para decirte. Eres un total desconocido para mí y ahora mismo me estoy replanteando el haberte hecho caso. Creo que esto es una locura, Idan puede protegerme. Además no confío en ti.

—Bueno, sincero eso sí —torció el gesto —. Escucha niño bonito, ahora solo tienes dos opciones: una es tratar de liberar a Idan y esperar a que el juez tome su decisión, siendo tú abogado sabes que puede tardar hasta un mes. La otra es confiar, porque sino de cualquier manera estás en una situación desfavorable. Elige sabiamente, yo no soy Evigheden, y no tengo mucha paciencia.

Cielle guardó silencio, mordió su mejilla interna no queriendo dar una respuesta, a pesar de que sabía cual era la opción más sensata. Osiris no necesitó una afirmación, supo interpretar el silencio de una persona orgullosa como el abogado, así que solamente siguió con su rumbo fijado.

Habían pasado largos minutos, hasta que el auto del pelinegro se detuvo frente a un edificio de apartamentos. La fachada de por sí dejaba mucho que desear. Estaba toda la pared lateral escrita con grafitis con dibujos obscenos y frases que te harían reflexionar, quizás en algunas situaciones. Al ingresar el interior no era muy diferente del exterior, tenía también un aspecto bastante desgastado y un aroma a humedad inundaba todo alrededor.

Tomaron el ascensor hasta el quinto piso y luego de bajar, caminaron por un pasillo adornado por varias puertas hasta detenerse en la habitación número 23. Osiris abrió e ingresó siendo seguido por el abogado.

El interior del departamento era disonante con todo lo demás que respectaba al edificio. Desde los muebles oscuros hasta la escasa decoración, todo parecía ser de una calidad excelente, nada viejo o con siquiera el mal olor a humedad. Todo relucía lujosamente.

—¿Vives aquí? —preguntó Cielle explorando con la mirada los alrededores.

—Sí —contestó para quitarse la chaqueta y colocarla en la percha junto a la puerta.

—¿Por qué justamente este vecindario? La gente como tú suele preferir el lujo.

—Este tipo de lugares llaman menos la atención.

—Idan me habló de ti y de tu trabajo —hizo una mueca al pronunciar la última palabra.

—Yo no soy un niño rico, hijo de papi mafioso como él o Micah —pronunció sacando un cigarrillo y un encendedor —. Tengo que ensuciarme las manos para conseguir el dinero.

—¿Sicario? —preguntó el abogado viéndolo caminar hasta una de las ventanas para abrirla.

Osiris lo miró de reojo, terminó de abrir la ventana y encendió el cigarrillo para asomarse en ella mientras fumaba. Le dio una calada al cigarrillo y lanzó el humo fuera, después volvió la mirada a Cielle.

El Abogado del Diablo (BL)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora