Idan se dejó caer en el suelo, sosteniendo a Cielle que permanecía inconsciente. El rostro del abogado comenzaba sonrojarse más de lo normal y su ritmo cardíaco ascendía peligrosamente.
Una persona como él no sabía que se podía tener tanto miedo, pero así era. Estaba paralizado, viendo como lentamente comenzaba a morir en sus brazos y no sabía qué hacer.
—¿Qué le diste? —preguntó a Fabio, que se había arrastrado para sentarse con la espalda recostada a la pared de la glorieta.
—Creo que lo olvidé —pronunció de forma chantajista.
—¡Dime, maldita sea! —gritó de tal manera el criminal, que los guardias que custodiaban la zona lograron escucharlo.
—¿Cosa sta succedendo qui? (¿Qué está sucediendo aquí?) —cuestionó el guardia al ver las condiciones de Fabio.
—¡Cerca mio padre! (¡Busca a mi padre!) —exigió Idan.
El guardia asintió y dio media vuelta para echar a correr en dirección a la mansión.
—Aguanta un poco por favor —susurró mientras acariciaba el cabello de Cielle, notando lo fría que comenzaba a ponerse su piel —. Voy a salvarte.
Escuchó unos apresurados pasos, al voltearse vio al anciano venir en su dirección, acompañado de dos guardias armados.
—¿Cosa è successo figlio? (¿Qué sucedió hijo?) —Leonardo se agachó a la altura de Idan y miró al que sostenía entre sus brazos.
—I'hanno avvelenato (Lo han envenenado) —explicó desesperado.
En segundos Idan explicó a su padre lo que sucedía. Como aquel hombre se había hecho pasar por su hijo y había envenenado al abogado sin razón aparente. Leonardo aseguró no conocer a aquel joven y mucho menos haberlo invitado al evento. Sin embargo era imposible con la seguridad que rodeaba la mansión, que hubiera podido infiltrarse, así que sin duda debía haber ido acompañando a alguien, o usurpando alguna identidad ajena.
Colérico porque un acto como ese hubiese sucedido en su mansión, el hombre mayor mandó a cerrar cada entrada y dejó dentro apresada a cada persona. Así como también mandó a que Fabio fuera encadenado en una de las habitaciones subterráneas de la mansión.
El criminal tomó en brazos al convaleciente y lo llevó a las habitaciones superiores. Lo tenía tendido sobre la cama y se mantuvo sentado a su lado mientras sostenía su mano. Un médico fue llamado con urgencia y llegó varios minutos después para examinarlo. Mientras el tiempo transcurría, peor parecía la condición de Cielle. Lo peor es que desconocían si se trataba de alguna sustancia de acción rápida, si era así quizás no había ya manera de salvarle la vida.
—È sicuramente un avvelenamento (Definitivamente es un envenenamiento) —dijo el médico luego del examen.
—¿Qual'è l'antidoto? (¿Cuál es el antídoto?) —exigió saber Idan.
—Per questo è necessario sapere che cos'è il veleno (Para esto es necesario saber qué veneno es).
Idan guardó silencio, sabía que Fabio era la única persona capaz de decir qué había usado para envenenar a Cielle. Aunque su padre le pidió no bajar a aquel sitio, asegurando que ya tenía hombres encargándose de él, el criminal quiso tenerlo frente a frente y saber la razón por la que se había infiltrado al evento, y llegado tan lejos como para envenenar a una persona inocente como el abogado.
¿Por qué de todos los mafiosos, sicarios y contrabandistas allí presentes, elegía hacer daño al único libre de algún crimen?
Al poner un pie dentro de aquella habitación oscura y en pésimas condiciones, lo primero que sus ojos distinguieron fue al prisionero. Estaba de pie en medio de la estancia, sus manos encadenadas sobre su cabeza, su camisa rasgada llena de sangre y su cara destrozada a golpes, eso sin contar las cortadas de poca y mediana profundidad por todo su torso, brazos y mejillas.
ESTÁS LEYENDO
El Abogado del Diablo (BL)✓
Romansa«Si no te gusta el Infierno por qué le coqueteas al Diablo » ... Cielle D' La Fontaine es un joven abogado prodigio. Idan Evigheden un empresario despiadado lleno de secretos. Dos personas que aparentan ser diferentes pero llevan el Infierno po...