「Capítulo 36」

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Idan besaba efusivamente los labios del abogado. Sus manos se habían perdido por debajo de su ropa mientras le daba leves caricias, que lo hacían suspirar sobre sus labios. Idan recostó delicadamente a Cielle sobre la cama y comenzó a abrir los botones de la camisa. Contempló después de mucho tiempo la piel ligeramente bronceada del expuesto abdomen del abogado. Llevó sus labios y besó lentamente por sobre su pecho, succionó su pezón y tiró suavemente de él con sus dientes, haciendo al contrario largar un placentero quejido.

Miró por unos segundos el pequeño tatuaje sobre las costillas de Cielle, y lamió a lo largo aquella frase escrita con tinta.

Regresó sobre sus labios para besarlo mientras abría con agilidad el botón de su pantalón, coló su mano dentro de la ropa interior del mismo para comenzar a dar suaves caricias sobre su intimidad. Cielle gimió por lo bajo y mordió su labio inferior.

—Sé como te gusta esto —pronunció Idan observándolo —. Y no sabes lo mucho que eso me encanta.

Cielle lo miró para sonreír malicioso. Llevó sus manos al cabello del criminal y enredó sus dedos entre sus mechones para tirar de su cabeza había abajo, justo sobre su creciente erección.

—Usa la boca —ordenó en un susurro.

—¿Me estás dando órdenes? —cuestionó burlón Idan tratando de disimular lo mucho que eso le gustaba.

—Sí maldito —profirió el abogado para darle una leve bofetada —. Hazlo.

Idan lo miró incrédulo, había cambiado mucho en ese aspecto. Solía ser muy tímido en ese tipo de ocasiones, incluso le costaba desnudarse, pero justo ahora lo había incluso abofeteado.

—Si sigues así de mandón tenderemos que cambiar de roles —dijo burlón Idan.

—¿Me dejarías tomar el control, de ti, de la situación y de tu cuerpo?

—Cariño tienes control de mí desde hace mucho tiempo, pero... respecto a lo demás, no lo creo.

—Tampoco dije que quisiera dejar mi rol, me gusta mucho como estamos —aseguró Cielle.

Idan sonrió para terminar de quitar toda la ropa del abogado. Lamió toda la extensión de la intimidad del contrario, lento, para luego introducir en su boca tanto como le fuera posible.

Cielle reafirmó su agarre en los cabellos del criminal, tiró de sus castaños mechones mientras con la mano libre cubriría su boca en busca de esconder, aunque fuera un poco, los pecaminosos sonidos que abandonan sus labios.

Idan aumentó el ritmo, llevando cada vez más al límite a su amado, hasta que simplemente se detuvo.

—Te toca —aseguró sobre los labios del pelinegro.

—Llevas mucho ansiado este oral a que sí —pronunció burlón el abogado levantándose para voltear a Idan y colocarse sobre él.

—Para que mentir si sabes que sí.

Se sentó a horcajadas sobre el criminal. Deslizó por sobre su cabeza la camiseta que portaba y bajó sus dedos por el abdomen de Idan. Llevaba bastante queriendo poder tocarlo de aquella manera, sentir bajo sus dedos la tersa piel, los músculos tonificados que se tensaban bajo sus dedos, y ese enorme lobo con tinta negra que cubría sus cotillas.

Bajó más sus manos hasta llegar al borde de sus pantalones, tiró de ellos y los sacó por completo. De manera lenta, besó sobre el glande del criminal que torció el gesto de placer. Cielle sabía como llevarlo hasta el límite de una manera que podría considerarse una tortura.

—Eres tan cruel —gruñó el castaño entre dientes. Su quejido fue callando cuando Cielle abrió su boca para aceptar en ella casi toda la longitud del castaño —. ¡Justo así! —exclamó Idan tensándose, dicho acto hizo contraerse sus músculos y su herida irradiar un ligero dolor.

El Abogado del Diablo (BL)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora